En el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, había y hay muchos que fueron expresidentes y directores de este gremio han servido de trampolín para catapultar a posiciones políticas de primera fila a sus dirigentes, y con ello se ha perdido la independencia de criterio y la objetividad que en nosotros debe siempre privar. En algunas oportunidades, el Colegio y sus puestos directivos ha sido la coyuntura de chances, privilegios y canonjías; grupos tradicionales de todos conocidos, se pelean la conducción de nuestra entidad para de allí saltar a Ministerios, Secretarías, Magistrados e importantes puestos, y se rotan directivas en diversas asociaciones gremiales las mismas figuras y figurones. En lo personal, siempre he sido enemigo de obtener figuración a expensas de nuestro Colegio. Somos principal factor de decisión en la escogencia de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Magistrados a Cortes de Apelaciones, Corte de Constitucionalidad, del Tribunal Supremo Electoral, del Fiscal General de la República, del Procurador General de la Nación, etcétera

Patricia Gámez Barrera ganó abrumadoramente la primera vuelta de la elección para el CANG. En segundo lugar la planilla 4 encabezada por Helmer Reyes, respaldado por Estuardo Gálvez. Por ello, lo más importante es que debemos ser el gremio que tenga el engranaje rol de mayor importancia e impacto en cuestionar, criticar, señalar y enderezar todo aquello que significa un desvío en la implementación de un verdadero esquema en el desarrollo de la legalidad, de la estructuración funcional de un Estado de Derecho, en donde todos, gobernantes y gobernados cumplamos y respetemos las normas de una pacífica convivencia, con humanismo, justicia, solidaridad, devoción y decencia. En la conducción de nuestro Colegio han pasado muchos honestos, capaces, íntegros y patriotas ciudadanos. La vida institucional del Estado se ha visto muchas veces reforzada con las actuaciones dignas de un Colegio de Abogados combativo, cuestionador, exigente y creativo. Pero totalmente algunas directivas que se involucre a algunos o muchos abogados con anomalías y corrupción, que han pisoteado el Derecho y los más altos y elevados valores de la Justicia y que son partes de los poderes fácticos.

Antes de sentarme frente al teclado, siempre reflexiono con mis palabras y apreciaciones. Ahora necesito formular este análisis jurídico deontológico con la ética kantiana. ¿Qué es ser un abogado?, ¿un juez? ¿un magistrado?: Carlos Estuardo Gálvez Barrios, Rafael Curruchiche, Néster Vásquez Pimental, Consuelo Porras Argueta, Roberto López “el Rey del Tenis”, a estos colegas son connatural el atropello, la conculcación del derecho y pisotear la Constitución, porque no son DIGNOS de algún día haber sido investidos con una Toga universitaria. Aquí lo que se trata es del valor de la JUSTICIA en contra del antivalor de la IMPUNIDAD. La Fiscal General, con su aspecto desaliñado, es una mujer corrompida, es un vertedero de su oscuridad mental, una mujer sórdida, no tiene moral sin valores. Estos ¿letrados? llenos de corrupción, con podredumbre, son perversos que han pisoteado la Justicia y el Derecho, NO tienen ética, moralidad, honradez, honestidad, menos virtud. Son vulgares corrientes, abogados de pacotilla plenos de mediocridad.

Porque los Abogados deben ser de ejemplo en la construcción de una sociedad diferente, en la creación de ese conglomerado social que todos deseamos alcanzar, en donde la justicia social, el derecho, la razón y la moral, sean los pilares que sostienen la estructura de la Nación guatemalteca, a fin de obtener su correcto y necesario desarrollo; ahora este Colegio necesita los cambios estructurales. Este próximo Presidente del CANG, debe ser en realidad un verdadero abogado, un conocedor de la realidad de nuestro gremio y de nuestra realidad como Nación. Un dirigente que esgrima la defensa de la constitucionalidad y la legalidad, anteponiendo ello a los intereses particulares posición a los privilegios que su posición acarrea. El Colegio como vigilante obligado de la legalidad e impulsador de primeras filas en la implementación de la verdadera Justicia, debe llevar como su máximo dirigente a un abogado, para debatir, concertar, para tener consenso, tener un hombre investigador, con sentido común, exigente en el cumplimiento de los objetivos y fines de nuestra entidad. Los abogados tenemos diversos problemas en nuestro accionar y esas dificultades sólo las conocemos quienes sí ejercemos la Abogacía. La Abogacía no es un título sino un ejercicio, un diario combatir en contra de la corrupción, la ilegalidad y de la injusticia, una pelea diaria en contra de la arbitrariedad y el abuso.

Patricia Gámez es una profesional, exjuez, exmagistrada, es de las correctas, los acertados, íntegra, al lado de la justicia, la dignidad y la solidaridad, tiene decencia, ética y honestidad, con vocación humanista; una intelectual de la academia, democrática, consecuente y propositiva para llegue dirigir a nuestro gremio. Los juristas queremos una mujer de arraigo, una profesional, consciente que entiende la insuficiencia de nuestros sistemas, lo injusto de nuestros estamentos sociales, lo inhumano de nuestras posiciones y lo angustioso de nuestra situación como Nación. Una mujer que ha conocido como juez y magistrada que se ha formado y conociendo y sabe de la aberrante y desviada realidad y destino social.

Nosotros, en nuestra posición de egresados universitarios y por el testimonio de quienes nos conocen y por ello nos conceden un espacio académico y cívico, le reconocemos un valor especialísimo a la alta investidura que la Universidad nos otorga. Y por ello “no puede prostituirse, jamás venderse, ni ponerse a subasta o permitirse que se le confunda con actitudes pueriles que desvalorice.” Porque la Toga es una sensación de conciencia, la representación de un total espíritu solidario, un arcoiris de justicia, un simbólico ropaje de autonomía. La Toga es albedrío, es escrúpulo, es respeto, es compenetración, es el simbolismo de la verdad; es la identificación con la universalidad, con la justicia, con el humanismo, con el derecho, con la fraternidad, con el cientificismo que dan las aulas universitarias. Su conceptualización es sencilla, si entendemos los elevados valores que representa. La Toga es humanidad, encierra un concepto real y verdadero de los valores. La TOGA es anteponer el valor de la vida ante el antivalor de la muerte. La TOGA sirve y debe servir para defender la realidad hiriente y el atropello contra un pueblo y hacerle frente a la desvalorización sociológica del guatemalteco miserable. La valoración moral que se ha establecido en el campo de la filosofía y sus enseñanzas, la desconocen, se alejaron de lo que es la norma moral, que es esa regla inmutable que prescribe a los hombres realizar actos morales absolutamente determinados. La Toga es concederle la dimensión exacta al valor de la vida. Usted es la enemiga de la Toga le da un valor reducido a la vida y reniega el valor simbólico de la casulla académica. La Toga significa para muchos una verdadera «posición de vida». Los irreverentes que reniegan de la Toga, pretenden manipular los valores que de la misma dimanan, con una posición de antihumanidad, de antijuridicidad y manejan a su sabor y antojo conceptos e instituciones que les fueron inculcadas, pero que no captan ni entendieron, creando figuras inexistentes, producto únicamente de una torcida inventiva.

Este 14 de febrero hoy se abre una ventana de esperanza para dignificar al gremio de abogados y notarios, y también al sistema de justicia del país. Por ello es atinado cerrar mi artículo, con estas palabras del Maestro e ilustre Ángel Ossorio, Exdecano del Colegio de Abogados de Madrid, nos dice en “El Alma de la Toga”, sobre quién es Abogado: “La Abogacía no es una consagración académica sino una concreción profesional. Los abogados no se hacen con el título de Licenciado, sino con las disposiciones psicológicas, adquiridas a costa de trozos sangrantes de la vida. Abogado es, en conclusión, el que ejerce permanentemente”.

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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