Flaminio Bonilla

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Flaminio Bonilla Valdizón

flamabonilla@gmail.com

En el Día del Abogado, tengo reflexiones de vida, doctrina y pensamiento filosófico; pasadas, presentes y espero con esperanza las futuras verdades. Soy jurista por vocación, pero sobre todo me considero una persona con firmes y arraigados valores. En estas páginas de mi columna, casi siempre medito antes de sentarme frente al teclado, pienso primero mis palabras y mis consideraciones. Hoy el día de los juristas, los picapleitos, formulo una necesaria reflexión y análisis jurídico y deontológico en relación a las declaraciones de algunos jurisconsulto ¿Abogado? ¿Litigante? ¿Magistrado? ¿Fiscales o jueces? Porque hay muchos colegas que tienen “cuero de danta” son desfachatez, corruptos, imbéciles y estúpidos, como la Fiscal General, María Consuelo Porras Argueta, el Fiscal especial de la FECI José Rafael Curruchiche Cucul, el juez Roberto Fredy Orellana Martínez y el juez Jimi Rodolfo Bremer Ramírez, individuos arrogantes, abusivos y prepotentes. Que han dicho tantas idioteces al decir “en la defensa de la institucionalidad de la Nación y defensa del orden constitucional ¡Son cinismo! ¡Son descarados! ¡Qué afrenta al derecho! ¡Que pisotea tan infamante de la Justicia! Estos cuatro ¿abogados? Porras, Curruchiche, Orellana y Bremer porque estos tipos son evidentes de una ultranza propio de la oligarquía y son testaferros de los poderes fácticos,

Es necesario recordarle en el Día del Abogado, estos ignominiosos ¿colegas? qué es para ustedes el significado de la TOGA, que portamos Abogados los verdaderos juristas; pero estos venales y comprados son leguleyos y chicaneros. La TOGA es el símbolo de la consagración académica, la Toga es virtud, la Toga es decoro, la Toga es seriedad pero sobre todo Dignidad y respeto. No es el puesto ni el chance, sino la conducción de los testaferros y la indecorosa conducta de la cual han hecho gala estos cuatro ¿colegas? Pero nosotros tenemos miles de colegas dignos egresados universitarios que tenemos testimonio de quienes nos conocen y por ello nos con­ceden un espacio académico y cívico, le reconocemos un valor especialísimo a la alta investidura que la Universidad nos otorga. Y por ello no puede prostituirse, jamás venderse, ni ponerse a subasta o permitirse que se le confunda con ac­titudes pueriles que desvalorizan lo que un día el ilustre Maestro don Angel Ossorio les dijo a los juristas argentinos: «la Toga no es casulla de religión, no es ninguna calidad ni ningún disfraz irrisorio. Para el que la ha conquistado y la lleva es FRENO e ILUSIÓN y para aquel que la contempla, es DIFERENCIACIÓN Y RESPETO».

Repito otra vez en algunas columnas en La Hora. Para mí la Toga es una sensación de conciencia, la representación de un total espíritu solidario, un arco iris de Justicia, un simbólico ropaje de autonomía. La Toga es albedrío, es escrúpulo, es respeto, es compenetración, es el simbolismo de la verdad; es la identificación con la universalidad, con la justicia, con el humanismo, con el derecho, con la fraternidad, con el cientificismo que dan las aulas universitarias. Su conceptualización es sencilla, si entendemos los elevados valores que representa. La Toga es humanidad, encierra un concepto real y verdadero de los valores. La TOGA es anteponer el valor de la Vida ante el antivalor de la muerte. La TOGA es curación de la herida ante el antivalor de la tortura; la TOGA sirve y debe servir para defender la realidad hiriente y el atropello contra un pueblo y hacerle frente a la desvalorización sociológica del guatemalteco miserable; en cambio algunos utilizan el garrote, las armas y las balas para herir y matar, no para defender al pueblo. Estos abogados con sus resolución es como si hubieran ametrallado al Pueblo, como si le hubieran disparado directo al corazón, porque al que hirieron de verdad fue el corazón de la Nación, al pisar con alevosía una Constitución que algún día juraron defender, olvidando festinadamente que ellos tienen como función esencial “la defensa del orden constitucional”, conforme el artículo 268 de nuestra Carta Magna. En estos mezquinos y vergonzosos ¿abogados?, la valoración moral que se ha establecido en el campo de la filosofía y sus enseñanzas, la desconocen, se alejaron de lo que es la norma moral, que es esa regla inmutable que prescribe a los hombres realizar actos morales absolutamente deter­minados.

La Toga es concederle la dimensión exacta al valor de la vida. Los enemigos de la Toga le dan un valor reducido a la vida y reniegan el valor simbólico de la casulla académica. La Toga significa para muchos una ver­dadera «posición de vida». Los irreverentes que reniegan de la Toga, pretenden manipular los valores que de la misma dimanan, con una posición de anti-humanidad, de an­tijuridicidad y manejan a su sabor y antojo conceptos e instituciones que les fueron inculcadas, pero que no captan ni entendieron, creando figuras inexistentes, producto únicamente de una torcida inventiva y de una oscuridad mental.

Por ello a ustedes abogados perversos, no les puedo decir que honren la toga, ustedes no lo aprenderán aunque se les enseñe estilo “Pepe y Polita”, en ustedes es connatural el atropello, la conculcación del derecho y pisotear la Constitución, ustedes a la Diosa Temis la ignoran, porque ustedes fueron INDIGNOS de algún día haber sido investidos con una Toga universitaria. Aquí lo que se trata es del valor de la JUSTICIA en contra del anti-valor de la IM­PUNIDAD. Ustedes ¿abogados? iniciaron el asesinato de nuestra Constitución, la están ejecutando extrajudicialmente y por ese crimen no se les va a linchar, no se les va a negar la oportunidad constitucional de defenderse. Se les aplicará la JUSTICIA que es la virtud de dar a cada uno lo que le per­tenece.

Es necesario repetir que en nuestro país “la Ley Suprema es la Constitución, es en muchos casos trasunto fiel de lo legislado en otras latitudes y no la referencia deseada y por ello, aunque se considera nuestra Ley Fundamental como de las mejores del mundo, no por ello responden a la idiosincrasia de nuestros habitantes. Y con muy contadas excepciones, las Leyes que dieron resultado allende nuestras fronteras no necesariamente será similar la cosecha de sus virtudes. Por eso se acuñó el aforismo “El Derecho es escolta y no heraldo de la realidad.”

Nuestro colegio está perdido desde hace muchos años. El Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, había muchos que fueron Presidentes y directores de este gremio han servido de trampolín para catapultar a posiciones políticas de primera fila a sus dirigentes, y con ello se ha perdido la independencia de criterio y la objetividad que en nosotros debe siempre privar. En algunas oportunidades, el Colegio y sus puestos directivos ha sido la coyuntura de chances, privilegios y canonjías; grupos tradicionales de todos conocidos, se pelean la conducción de nuestra entidad para de allí saltar a Ministerios, Secretarías e importantes puestos, y se rotan directivas en diversas asociaciones gremiales las mismas figurones. En lo personal, siempre he sido enemigo de obtener figuración a expensas de nuestro Colegio. Somos el principal factor de decisión en la escogencia de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Magistrados a Cortes de Apelaciones, Corte de Constitucionalidad, del Tribunal Supremo Electoral, del Fiscal General de la República, del Procurador General de la Nación, etc., etc.

Por ello, lo más importante es que debemos ser el gremio que tenga el engranaje rol de mayor importancia e impacto en cuestionar, criticar, señalar y enderezar todo aquello que significa un desvía en la implementación de un verdadero esquema en el desarrollo de la legalidad, de la estructuración funcional de un Estado de Derecho en donde todos, gobernantes y gobernados cumplamos y respetemos las normas de una pacífica convivencia, con humanismo, justicia, solidaridad, devoción y decencia. En la conducción de nuestro Colegio han pasado muchos honestos, capaces, íntegros y patriotas ciudadanos. La vida institucional del Estado se ha visto muchas veces reforzada con las actuaciones dignas de un Colegio de Abogados combativo, cuestionador, exigente y creativo. Pero totalmente algunas directivas que se involucre algunos o muchos abogados con anomalías y corrupción, que han pisoteado el Derecho y los más altos y elevados valores de la Justicia y que son partes de los poderes fácticos.

El papel de los Abogados debe ser de ejemplo en la construcción de una sociedad diferente, en la creación de ese conglomerado social que todos deseamos alcanzar, en donde la justicia social, el derecho, la razón y la moral, sean los pilares que sostiene la estructura de la Nación guatemalteca, a fin de obtener su correcto y necesario desarrollo; ahora en este Colegio necesita los cambios estructurales. Un abogado que es dirigente debe esgrimir y enfrentarse con la defensa de la constitucionalidad y la legalidad, anteponiendo ello a los intereses particulares de la posición y a los privilegios que su posición acarrea. El Colegio como vigilante obligado de la legalidad e impulsador de primeras fila en la implementación de la verdadera Justicia, debe llevar como su máximo dirigente a un Abogado litigante, para debatir, concertar, para tener consenso, tener un hombre investigador, con sentido común, exigente en el cumplimiento de los objetivos y fines de nuestra entidad. Los abogados tenemos diversos problemas en nuestro accionar y esas dificultades sólo las conocemos quienes sí ejercemos la Abogacía. La Abogacía no es un título sino un ejercicio, un diario combatir en contra de la corrupción, la ilegalidad y de la injusticia, una pelea diaria en contra de la arbitrariedad y el abuso.

Pero en este Colegio de Abogados y Notarios del 2023 al 2025 NO ha hecho nada en la coyuntura de esta corrupción, jamás han hablado y leído sobre las posiciones de la Corte de Constitucionalidad, el Organismo Judicial y la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), ¿Este colegio existe? Creo que en este Colegio de Abogados están coludidos. Esta es la Junta Directiva 2023 al 2025:

MARIO ANTONIO SIEKAVIZZA ÁLVAREZ
Presidente, JUAN CARLOS SAGASTUME LEYTAN
Vicepresidente SHERLLY LILY MALDONADO VÁSQUEZ
Secretaria
WALESKA ROMELIA GARCIA CONTRERAS
Prosecretaria
CARLOS AMIR TUCUX QUEME
Tesorero
GUILLERMO ALEJANDRO MORALES SPELL
Vocal I
LOURDES GABRIELA FUENTES GUZMÁN
Vocal II
Tribunal de Honor
LUIS FERNANDO AROCHE ARRECIS
Presidente
OLGA LUCRECIA MORALES ARAGON
Vicepresidente
EDGAR ROLANDO MELÉNDEZ SOTO
Secretario
VERONICA ANGELINA PEREZ RAMIREZ DE ARANGO
Vocal
JOSE LUIS KESTLER CASTILLO
Vocal
ALEJANDRO AUGUSTO PENADOS GRAJEDA
Vocal
ANA VERONICA SIMAJ TALA
Vocal

JOSE ROBERTO ALVARADO VILLAGRÁN
VOCAL SUPLENTE

EDGARD ROLANDO ROJAS ALEMAN
VOCAL SUPLENTE

Considero necesario ratificar en esta columna sobre la opinión y pen­samiento sobre de estos ¿abogados? que nunca se han esforzado para prepararse y habilitarse en el enten­dimiento de la democracia; individuos como ellos que se han in­movilizado en sus concepciones, quienes se estigmatizar o quienes dicen la verdad, que ha sido usual en el derechismo a ultranza a los reac­cionarios. Estos ¿colegas? ¿abogados? son mentiroso como Alejandro Giammattei. Estos individuos son mezquinos, con actitudes irresponsables y alejadas de la certeza y veracidad. Así como los grandes hombres los juzgará, y registrará la historia con los corruptos a quienes les darán su lugar. Son iguales que el presidente Giammattei son hipócritas, falsos, deshonestos y embusteros “de a cabo a rabo”.

Hoy mi expresión en el Día del Abogado es un homenaje a mis colegas de la generación 60ª. 70ª. y 80ª. cuando les hable y leí en un día fulgurante del año 68, con tan solo diecisiete años ya bien cumplidos, mi afinidad socialista, mi admiración guevarista, mi vivencia de injusticia, mi vocación de humanista, mi juventud existencialista, asentó sus posaderas en la Escuela de Derecho. Entonces empecé una nueva vida a estudiar el Derecho, la Sociología y a conocer la doctrina, el dogma, la disciplina, la habilidad, la experticia, de una profesión compleja, pero tan noble y hermosa de linaje y tan honrosa, elevada y prestigiosa de la ciencia justiciera y abracé la Abogacía. Cuando en horas inseguras de tareas fundamentales de no captar diferencias entre razón y justicia entre equilibrio y derecho entre contrato y negocio entre método y discurso . . . y no entender muchas cosas de la lógica jurídica . . . la deontología de esa ciencia de la rama del derecho como sistema de vida. Estuve con mis amigos de bohemia de mucha farra y parranda análisis y desvelos, ensayos y amanecidas, guerreros de la justicia, espartanos guerrilleros, burgueses y proletarios, rentistas acomodados, mis compañeros becados . . . todos esos bandoleros mis cuates siempre sinceros que conmigo se formaron . . . que siempre me acompañaron me admiraron, me jodieron pero nunca me dejaron, y en el devenir constante del ajetreo incesante de mi vida litigante todavía están conmigo, desde aquel muy frío enero cuando pasamos la puerta de esa casona antañona, siempre enfrente del Congreso . . . recinto universitario en cuyas aulas augustas testigo de mil batallas y combates con la pluma, aprendimos muy patojos a vivir con la firmeza de defender la justicia desterrando la vileza, preservando exactamente el testimonio constante ecuánime y fervoroso de la ciencia del derecho, de la equidad y la templanza y a vivir con entereza, tolerancia y gran llaneza . . . “

Estimo atinado cerrar mi columna, con estas palabras del Maestro e ilustre Ángel Ossorio, Ex- Decano del Colegio de Abogados de Madrid, nos dice en “El Alma de la Toga”, sobre quién es Abogado: “La Abogacía no es una consagración académica sino una concreción profesional. Los abogados no se hacen con el título de Licenciado, sino con las disposiciones psicológicas, adquiridas a costa de trozos sangrantes de la vida. Abogado es, en conclusión, el que ejerce permanentemente”

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