Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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En mi etapa de   juventud   tuvo un fuerte arraigo, una raigambre muy positiva en mi formación como profesional, pero sobre todo en el actuar como hombre consciente   que entiendo la insuficiencia    de nuestros sistemas, lo injusto de nuestros estamentos sociales, lo inhumano de nuestras posiciones racistas y esclavistas y lo angustioso de nuestra situación como Nación.  Por esas razones, después de mi trayecto universitaria he tenido la compulsión de seguir formándome y conociendo más y más de nuestra aberrante y desviada realidad   y   destino social, de seguir tratando de buscar lo positivo de aquel entendible   nihilismo en el que nos encontramos muchos de esa generación.   

Esto resulta ineludible para situar la figura de   Bernardo Arévalo de León, un sociólogo, filósofo, antropólogo, escritor, académico   y   político, quien tiene la formación social, moral   e intelectual de nuestra generación.  En esta concepción nos   sentimos   vivos al lado de universitarios valerosos y democráticos, quienes    supimos la diferenciar entre la libertad y la opresión, entre   la dignidad y el vasallaje, entre la justicia y la arbitrariedad, entre la decencia y la inmoralidad.  Aquí   está el nuevo   Presidente, un hombre quien jamás   tuvo   asomo la antinomia   y   el desdobles, la farsa y la irracionalidad.   

Siempre lo he dicho:  cuando los pueblos han orientado su rumbo por el camino de la democracia, no ha sido una tarea fácil, y arribar a un sistema de vida democrático encuentran rutas sembrada de obstáculos y sinsabores.  Ahora es la tarea de conjuntar y obtener consensos de grupos que pretenden practicar la democracia real y no una democracia de fachada, es un estorbo y un escollo.   Estamos entendiendo   grupos o personas que conforman con esfuerzo de un partido nuevo y totalmente comprometido con sus principios, con una génesis de profunda   conceptualización   social.  

Estamos hoy   acogido, con beneplácito la esperanza y optimismo con Bernardo Arévalo   el Presidente de los guatemaltecos.    Arévalo está     abierto con una plataforma ideológica, con estructura    programática    un proyecto   de Nación que beneficie a todos los chapines.    Arévalo como sociólogo es un acucioso investigador en el aspecto humano; Arévalo es un hombre valeroso, esforzado y útil a la causa de lograr la justicia so cial y el bienestar para   todos    los   hombres.    Arévalo  es   un ciudadano  que  tiene    hombría    de  bien,   un      intelectualidad   que  tiene         templanza   y   valor   Arévalo   como   gobernante    debe    arribar  a con­sensos, lo hizo no sin antes pasar por etapas de disenso, enfrentamientos  conceptuales donde se han conciliado dialéc­ticamente  diversos enfoques sobre cómo estructurar con un conjunto de  acciones  con una organización para  ejecutar  de  forma coordinada   para alcanzar  una meta,  y  producido diferentes sesgos  de  acción  y pensamiento de todos los actores  sociales  que  lo conforman, pero lo importante es que  se ha dado la participación y el consentimiento, elementos esenciales y fundamentales para acceder a la práctica  de  una   democracia  real. 

Porque en este movimiento cuando se inserta de un partido político humano, que no solo ha sido rebasado por la historia, sino que ha demostrado en múltiples circunstancias y ante diferentes coyunturas que es un ente político indefinido, impuro y poco serio.  Por ello son necesario   espacios políticos con un movimiento que ha nacido con decencia, moralidad   y honestidad, con una    forma de   hacer política   correcta, justa, democrática, con dignidad, solidaridad, con justicia    legítimo.

Arévalo es un hombre ilustrado, educado   y   como político, ha estado siempre al   lado con los correctos, acertado y respetuoso, que ama la libertad    y la democracia.  Y un hombre legítimo e idóneo, un ser justo, hombre recto, sensato, honesto, porque está siempre al lado con   los derechos humanos.    Es un hombre vertical, decidido, útil a la causa de lograr la equidad social   y el bienestar para   todos los hombres, un hombre innovador rebelde, una intelectualidad, pensante, justo   y solidario.  

Y nosotros los guatemaltecos estamos   con blancos ropajes de alborada amanecimos y cantando a la esperanza, estamos bebiendo el cáliz de abundancia, de agua clara con abierta democracia.  Allí estaremos    con nuestro obrero constante compañero y el campesino labrante del   sustento, porque ahora   encontramos   en   grandes avenidas con  abrazos fraternos   y solidarios, hicimos frente a la luz del día nuevo, con   palomas blancas de paz por todos lados   tañer   campanas con aires libertarios. 

El nuevo Presidente dignifica a toda una raza y todo un Pueblo y enaltece a toda Guatemala.  Un mandatario con humildad y paciencia, con respeto y sencillez, hombre comedida   y mesurada, con dignidad   y valentía.  Arévalo del partido político Movimiento Semilla, ganó la Presidencia de la República de Guatemala este domingo 20 de agosto.     Con el 100 % escrutado, Arévalo de León, quien hace binomio presidencial con Karin Herrera, sumó un total de 2 millones 441 mil 661 votos a su favor, que representan el 58% del total de sufragios emitidos -4 millones 208 mil 985-, mientras que su contendiente, Torres Casanova, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), obtuvo 1 millón 567 mil 472 de votos, que corresponden al 37.2%.

Hoy esta columna está de fiesta, todo el país merece elogios de miles de   guatemaltecos que apoyaron la candidatura de este insigne guatemalteco, que los animaron y avalaron, porque      conquistó   un espacio de primera línea en una sociedad elitista, racista y discriminadora; y porque los abuelos, hijos y   nietos despertaron como amanecidos en un limpio arroyo de agua clara de igualdad, democracia, fraternidad y respeto.    Hoy en este   País de la eterna “matadero”, en esta bella Guatemala de cenzontles y maizales, en esta Guatemala morena con color de champurrada, se siente un júbilo sincero y colectivo, porque   otra vez   se   vive    la conciencia.

 

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