Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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Flaminio Bonilla Valdizón
flamabonilla@gmail.com

Anteriores columnas con esas anécdotas, la número V de esta saga del 6 de octubre 2021, seguimos con estos relatos y narrativas, leyendas reales y con algunas historias de varias generaciones de familias y amigos de mi padre. Por ello hablando de partidos políticos del 20 de octubre 1944, entonces esta génesis partidos contemporáneos; luego partidos modernos y de último sobre el presente y futuro de 35 años de nuestra democracia interrumpida, truncada y mutilada. Bonilla Isaacs siempre soñó un proyecto político-ideológico con un gobierno auténtico democrático, para forjar la nueva generación de muchachos hombres y mujeres, innovados rebeldes, pensantes, justos, solidarios con valor y templanza, con libertad, dignidad, justicia y la decencia, para satisfacer las necesidades de las clases populares y enarbola de la justicia social y para luchar por lo mismo, con una social-democracia izquierda revolucionaria nacionalista, como yo pienso e igual que mi padre.

Pero después, el 10 de agosto de 1954, se dio concluida “la primavera democrática en el país de la eterna tiranía”. El pensamiento político de mi padre siempre ha sido punto de sustentación de un sistema democrático, que por esencia respeta las libertades del hombre y que por ello tiene que ser antagónico de los sistemas opresivos y conculcados, que al negar la libertad niegan al hombre mismo. Mi papá siempre vivió dentro de la institucionalidad, sin apartarme nunca de ella; ideológicamente abrazo el sistema político de la democracia; respeto el derecho de propiedad, no sólo porque constituya acción y efecto de normas dentro de nuestra Constitución política sino con íntima adhesión a ese postulado.

El golpe contra el coronel Jacobo Árbenz Guzmán fue el 27 de junio de 1954 y muchos traidores militares, primero Carlos Castillo Armas, luego los gringos con la CIA; también estos parias fascistas del Movimiento de Liberación Nacional (MLN); y asimismo con una Iglesia represiva antidemocrática con una fachada con los indígenas que entonces el Arzobispo Metropolitano de Guatemala, Mariano Rossell y Arellano; y después los despóticos finqueros arrogantes reaccionarios hostiles con los indígenas, con la élite terratenientes y los poderosos cafetaleros, porque siempre la distribución desigual de la tierra, “en Guatemala es todavía uno de los países de América donde la tenencia de la tierra cultivable está más concentrada y por ello la tenencia de la tierra ha generado un conflicto permanente a lo largo de nuestra historia de Guatemala entre la oligarquía terrateniente y los campesinos desposeídos de tierra cultivable y miembros de comunidades indígenas, conflicto que se extendió a los gobiernos reformistas de los 1944-1954. Durante los tiempos posteriores a la independencia de este país, la elite criolla continuó con este régimen y el problema social del campesino empobrecido y sin tierra apta para el cultivo permanente candente hasta el presente”, como la Asociación General de Agricultores (AGA), la Cámara del Agro Guatemala (Camagro) y Cámara de Industria de Guatemala (CIG), que son peores que estos Cacifes.

Debemos darle a la juventud elementos de comprensión sobre nuestra más reciente historia política, sus partidos y su aún joven democracia. Por eso necesitamos jóvenes democráticos sean de izquierda o de derecha, una dualidad con enfrentamiento con un contexto, que esté siempre esta dicotomía. Creemos que la democracia ha alcanzado pequeños logros fundamentales que sería necio negar. Del mismo modo, creemos que debe corregir sus fallas para poder cumplir con un destino histórico. “Hay que curar –para decirlo con palabras de Alfred Smith– los males de la democracia con más democracia”.

Por ello a los jóvenes motivarlos a que asuman este complejo proceso con autenticidad suficiente como para reconocer lo positivo que pueda tener, respetándose y consolidándose, y “al mismo tiempo desbrozando de los vicios y errores que amenazan con destruirlo si no somos capaces de cambiar en la dirección que los pueblos exigen.” Con urgencia necesitamos un amanecer de una nueva era, con una el 20 de octubre de 1944. Ya NO queremos con una ideología neoliberalismo dominante o los “pseudo” libertarios. Ya NO necesitamos más de 35 años con gobiernos corruptos y políticos indecentes llenos bazofia.

CONTINUARÁ

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