0:00
0:00

Hay tantos problemas sociales contemporáneos, algunos de naturaleza existencial que nos asechan. Si mis abuelos paternos, Ismael y Carmen despertaran, no entenderían el mundo actual. Las nuevas herramientas tecnológicas ni siquiera existían cuando ellos murieron, ella en 1936 y él en 1959. Entonces, a mediados del Siglo XX, no existía de forma pública la carrera espacial. Ni Carmen ni Ismael vieron la forma en que la tecnología nos transformaría no solamente por la nueva carrera espacial, la crisis nuclear de 1960 entre los Estados Unidos, USA y la Unión Soviética, URSS y la cadena de inventos tecnológicos, como la “píldora”, todas las que transformaron nuestras vidas.

Si bien los humanos aparecimos apenas hace doscientos mil años, ya hace unos dos millones de años existía un “Homo habilis”, quien fue el primero en poder utilizar herramientas, según datos de la Enciclopedia de la Vida. Sin embargo, fue hasta la década de 1960 que realmente tuvimos la opción de salir de nuestro hogar, la Tierra, otrora también nuestra cárcel. Inicia, entonces, nuestro escape de la Tierra, nuestro hogar, al que habíamos estado confinados desde nuestro propio origen. Ya anteriormente existía esta opción técnica con el Sputnik y el V-2, pero nuestra primera salida real del planeta fue en la década de los 60.

Las nuevas formas de vida social han sido absorbidas por tecnologías intrusivas, desde las redes sociales en donde la gente se pierde dizque para informarse, pero realmente lo hacen para escaparse. Ya no participan de la verdadera vida social. Desde el amor romántico ahora permeado por aplicaciones especializadas en conectar gente para noviazgos, hasta la forma de participación política mediada por especialistas en manipulación, no manejo, manipulación de personas. Pero la vida dentro de los celulares inteligentes manipula e inventan «verdades» sociales totalmente tergiversadas. Vivimos una época de mentiras mediadas y ampliadas por redes sociales.

Las nuevas tecnologías no solamente ponen en riesgo aspectos esenciales de la vida social real, sino también ponen en riesgo la misma democracia. Hay todo un grupo de personas que creen que participan como ciudadanos desde X, Twitter, desde Facebook, desde Instagram, pero eso es falso. En general estos grupos virtuales hablan de política, pero no inciden realmente en política alguna. Emergen los tiktokeros profesionales, que en su mayoría saben muy poco de algo sustantivo. Nacen los nuevos sabios de la sociología y de la filosofía y de cualquier ciencia, que nunca han recibido un curso de sociología ni han escrito articulo relevante alguno sobre el tema, pero son capaces de discutir con Marx Durkheim, no digamos con Giddens o Althusser sin haber leído nada de ellos.

Aunque las tecnologías ya habían cambiado nuestro mundo y nuestra propia naturaleza, en especial desde el invento del telescopio con el gran Galileo Galilei cuando por primera vez dejamos de ser el centro del Universo para analizar la Tierra desde afuera, desde el Universo, de a poco la ciencia y la tecnología moderna nos han separado de nuestras raíces terrenales. Esto lo reporta magistralmente Hanna Arendt en su libro La Condición Humana.

Como he escrito en esta misma columna de La Hora, una tecnología puede tener efectos positivos, como usualmente los tienen. Note el lector todas las nuevas tecnologías biomédicas que han mejorado nuestra salud. Pero las tecnologías pueden también traer efectos negativos, como parece estar pasando con el mal uso de las redes sociales y de la IA, no digamos efectos colaterales que deben afrontarse. También las tecnologías tienen efectos no imaginados, deseables y no deseables que debemos afrontar.

Ciertamente las tecnologías han existido desde que los seres humanos son humanos. Pero las viejas tecnologías eran herramientas para hacer la vida laboral más eficiente, eran herramientas y dichas herramientas no dirigían a los seres humanos. Los humanos dirigían a las herramientas. Ahora, a partir de herramientas como autómatas, el avance de las nuevas ingenierías de la automatización y finalmente la llamada Inteligencia Artificial, IA, el mundo social se plantea al revés.

Así las cosas, debemos ser aún más críticos en el diseño y uso de las tecnologías, entender que son realmente complejos productos sociales que pueden mejorar la vida, pero también empeorarlo. Estas competencias deben aparecer en el Currículo Nacional Base de tal forma que no solamente los estudiantes guatemaltecos estudien y usen tecnologías, sino que tengan alfabetización tecnológica para analizarlas críticamente y usarlas mejor.

Es el momento de replantear el Currículo Nacional Base para que los y las estudiantes conozcan mejor la naturaleza de la tecnología y tengan capacidades no solamente de diseño tecnológico sino también de pensamiento crítico. Es el momento de no abandonar la educación técnica guatemalteca, que requiere un planteamiento profundo para no formar solamente tecnócratas sino ciudadanos informados y capaces. Hagámoslo ahora, porque si no lo hacemos ahora, no será nunca.

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

post author
Artículo anteriorPolicía MT prevé tránsito para domingo de Luces Campero y posibles desvíos vehiculares
Artículo siguienteUn presupuesto hecho a la medida de los Codedes