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La pertinencia es un adjetivo femenino, así que cuando digo la pertinencia de la Ley de Aguas estoy calificando a la Ley de Aguas, femenino. La pertinencia legal depende de qué grupo social mire, la Ley de Aguas o cualquier ley. En un país donde el 90% del agua la utiliza el sector agrícola y el sector industrial, hay que tener cuidado de legislar conociendo las enormes desigualdades no solamente en el uso del agua sino en el abuso del agua, ya de por sí un delito. Debería, entonces, existir el delito de abuso del agua. En un país donde esos que usan el 90% del agua no solamente la mal usan, pero además han sido capaces de desviar ríos, de dejar comunidades enteras sin agua, debería de existir el delito del desvío ilegal de ríos. Pero una ley que no indica estos delitos no sé qué quiere legislar.

El proceso de la construcción de la Ley de Aguas, a partir del mandato presidencial, realmente se hizo al Gabinete del Agua y no solamente al Ministerio de Ambiente. La construcción de la Ley de Aguas debería ser dirigida por el Gabinete del Agua, no solamente por la Ministra de Medio Ambiente. El Gabinete del agua lo dirige la vicepresidente Karin Herrera, que a la fecha no parece tener vela en este entierro. Pero al final, el proceso se ha dado con relativa transparencia en y desde el Ministerio de Medio Ambiente.

La metodología del Ministerio de Ambiente ha sido participativa, aunque con pocas ideas. Parte, esta metodología, de la suposición, errónea, de que se puede salir de cero, que los grupos van a salir de cero y por eso explico que no utilizaron propuestas anteriores. Algunas de esas propuestas de leyes de agua o de insumos de problemas sentidos por las comunidades eran buenos trabajos, otras no tanto, pero son trabajos existentes que siempre hay que considerar. A los Diálogos del Agua de la Universidad de San Carlos, USAC, realmente no se les utilizó. Propuestas, como la de los ingenieros agrónomos jubilados, tampoco se utilizaron.

Entonces, el procedimiento que se siguió para conocer percepciones sobre los problemas sentidos del agua no fue el mejor porque hicieron caso omiso, o parecen haber hecho caso omiso, a propuestas anteriores. Por otro lado, las reuniones nuevas del equipo de técnicos del Ministerio de Ambiente realizadas en el 2025 no solamente no consideraron las reuniones y logros anteriores, como los Diálogos del Agua, vuelvo y repito, pero, además, sobre diagnosticaron a las comunidades rurales, insinuando que el problema de la gestión del agua esta ahí. Pero no. El problema no está ahí.

¿En dónde está el problema del agua entonces?

Para empezar, la gran mayoría de las reuniones para la actual propuesta de Ley de Aguas del Ministerio de Medio Ambiente fueron hechas con grupos comunitarios, con pueblos de varias partes del país. Pero en el fondo, la verdadera conversación no debía de ser con ellos que tienen tradición de cuidar sus aguas, que tienen comités comunitarios de agua que han realizado un trabajo intenso en dar agua a aldeas y municipios abandonados por el Estado, cuidando de sus bosques, aunque no les llamen «zonas de recarga hídrica».

Ciertamente hay problemas con esos comités, pero son los que han hecho la inversión en recursos en agua en todo el país. El Estado ha estado ausente.

La verdadera conversación sobre la Ley de Aguas en un país donde el 10% del agua es de uso doméstico y de agricultura de subsistencia y donde el 90% es de uso de la industria, la gran industria, de la mega agricultura monocultivo de la caña de azúcar y la palma africana, en ese país, la conversación debe ser con esos que usan el 90% del agua, a ellos hay que realmente legislar. Es decir, del total de reuniones para generar la ley el 90% debieron hacerse con los del CACIF, las cámaras agrícolas e industriales, son ellos los abusadores del agua. Pero eso no fue así. De ellos nunca dijo nada la ministra Orantes, ni del CACIF ni de los otros.

Mi grupo Acción por el Agua, APA, nace al mismo tiempo que nace el llamado del presidente al Gabinete del Agua, al Gabinete, no solamente a un ministerio, sino al Gabinete. Nacimos para acompañar el proceso de construcción de la ley, ofreciendo nuestras experiencias científicas y comunitarias. Don Juan Ortega, un comunitario del pueblo mam nos ha enseñado tanto en este proceso.

Don Juan siempre puso los puntos sobre las íes, siempre, enseñándonos el valor de los comités comunitarios de agua. Este conocimiento lo hemos hecho llegar por todos los medios a quienes escribían las propuestas de la ley de aguas del Ministerio de Medio Ambiente. Simplemente no lo escucharon.

Desde la academia también hemos acompañado, sin la arrogancia de elitismo científico alguno, creemos, sino más bien desde nuestra cotidiana experiencia. Hemos puesto al servicio de los hacedores de política veinte años de experiencia en programas de investigación en agua, hidrología, hidrogeología, tratamiento de agua, hidro informática, un laboratorio de agua de altísimo nivel en el campus de la USAC en Quetzaltenango, un postgrado con dos maestrías en recursos hídricos, una en ingeniería sanitaria y otra en ciencia y tecnología del agua. Ambas diseñadas para nuestras condiciones locales con investigación y apoyo mundial. Nada de eso escucharon, nada. No han tenido ni la más mínima curiosidad de revisar nuestros programas ni de docencia menos de investigación.

Está bien si no querían aprender de los proyectos comunitarios de agua, talvez por ser quetzaltecos percibieron nuestra innata arrogancia y no quisieron, pero tampoco consultaron los programas regionales de manejo de agua, ni los enormes programas de la Escuela Regional de Ingeniería Sanitaria, (ERIS), de la USAC, ni nada. Tampoco consultaron los programas de gestión de agua en otras universidades, menos en otros países. Se fueron directo a hacer una Superintendencia impertinente del agua, centralizada, clasista, integrada de instituciones disfuncionales para darle poder a quienes nos han ahorcado por años. Solo que ahora nos ahorcarán con un lazo legal.

 Y entonces, ¿la propuesta de Ley de Aguas qué? Bueno, en resumidas cuentas, la propuesta de la Ley de Aguas del Ministerio de Ambiente, no del Gabinete del Agua, es impertinente, impertinente social y técnicamente.  También es peligrosa para los grupos más vulnerables. 

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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