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El lago Atitlán es un lago volcánico cuyo origen se remonta a unos 14 millones de años, con el «nacimiento» de volcanes en el área. Hace 150 millones de años se inició la emergencia de Centroamérica como istmo que unía al norte geográfico (Norte América, norte de México actual y Estados Unidos, Canadá, Alaska) con el Sur (de la actual Colombia hacia el sur). Este proceso geológico construyó una especie de puente entre el norte y el sur, un puente hecho de volcanes que al empujar las placas tectónicas llamadas de Cocos y del Caribe, empujó hacia arriba la actual Centroamérica con sus características montañas y cordilleras. Somos desde el origen tierra de volcanes.

El lago Atitlán ha tenido al menos tres ciclos de formación dicen los geólogos, de tal forma que se han desarrollado en esa área tres calderas histórica y geológicamente diferenciadas. La caldera Atitlán I tiene como 14 millones de años según un estudio presentado por Christopher Newhall en el journal de investigación de vulcanología y geotermia en 1987. Cada ciclo fue de erupciones que rellenaban las calderas previas. La caldera actual, llamada técnicamente Atitlán III, se formó de una megaerupción hace 84 mil años, erupción tan fuerte que los geólogos han encontrado rastros de estas cenizas tan lejos como Ecuador y Florida. ¡Imagine la potencia de la erupción que formó nuestro Atitlán!

Este hermoso lago volcánico tiene una enorme biodiversidad y debido a su formación geológica es considerado uno de los lagos más hermosos del mundo. No hay guatemalteco que no tenga una foto en y con el lago de Atitlán. Es un orgullo nacional. Pero como mucha de nuestra identidad, es un orgullo que no nos mueve a cuidar nuestra naturaleza. Debido a la urbanización, los doce pueblos que habitan alrededor del lago y otras zonas urbanas más lejanas están ejerciendo una enorme presión sobre la calidad del lago, particularmente sobre la calidad del agua.

Recientemente el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) ha revelado que el 95% de los establecimientos inspeccionados en la cuenca del lago Atitlán, no cumplen con los límites máximos permitidos para el vertido de aguas residuales. O sea, tal como pasa con nuestros ríos, los cuales son utilizados como drenajes, también; el lago Atitlán recibe heces, basura, plásticos, desechos hoteleros no tratados principalmente, así como desechos de comedores y otros. Junto a esto, alrededor del lago se dan intensos procesos de agricultura que utilizan fertilizantes nitrogenados los que son arrastrados por la escorrentía hacia el lago provocando que se enriquezca de nitrógeno y que se nitrifique el lago. La nitrificación del lago produce la emergencia de la cianobacteria, preludio de la muerte de un lago por eutroficación. En eso estamos.

Es urgente iniciar con la limpieza del lago Atitlán, eso significa que principalmente los hoteles, tengan plantas de tratamiento de agua, plantas que funcionen, que las municipalidades tengan sistemas para el tratamiento de sus desechos y sistemas de tratamiento de agua, plantas de tratamiento, para que el agua sucia, el agua servida, el agua que tiene heces y orina no llegue al lago, sino que se limpie y se integre al ciclo del agua de forma racional, lo que yo llamo: El ciclo social del agua.

Ahora tenemos el reto de que las municipalidades alrededor del lago de Atitlán hagan su trabajo, o sea, que manejen tanto los desechos sólidos como que tengan plantas de tratamiento de agua, que funcionen. En efecto, las municipalidades de: San Francisco Panajachel, Santa Catarina PalopóSan Antonio PalopóSan Lucas TolimánSantiago AtitlánSan Pedro la LagunaSan Juan la Laguna, San Pablo la LagunaSan Marcos la LagunaSanta Cruz la LagunaSanta Clara la Laguna y otras municipalidades urgentemente generen estos sistemas de tratamiento y no se escondan detrás de la ridícula orden de la Corte de Constitucionalidad, CC, la cual declaró inconstitucional el Reglamento para la gestión integral de los residuos y desechos sólidos (acuerdo gubernativo 164-2021).

El dictamen de la CC se interpreta como que cada municipalidad deberá gestionar sus desechos sólidos y tratar el agua sin un marco de coordinación ni mancomunado ni con la injerencia del gobierno central. A eso llama la CC respeto de la autonomía. ¡Vaya Torre de Babel que crea la CC! Esto es absurdo porque el lago es de todos los guatemaltecos y se requiere de instrumentos ambientales para direccionar la limpieza del lago que le permitan al Ejecutivo poner normas, poner sanciones y principalmente brindar apoyo técnico y financiero a las municipalidades. Ojalá se pueda seguir haciendo este importante trabajo que dirige la ministra Patricia Orantes.

Así que la destrucción de lago de Atitlán no es solamente el 95% de hoteles que tiran sus desechos al lago, no solamente son los comedores que tiran su basura, ni solamente las personas que literalmente envían sus heces al lago, ni sólo los agricultores que utilizan fertilizantes nitrogenados que van a caer al lago, no. El enemigo del lago se convirtió en la mismísima Corte de Constitucionalidad que produce un enorme retroceso en materia de manejo de desechos y consecuentemente en el tratamiento de aguas servidas. Entonces, estamos destruyendo el lago desde todos lados, con un pueblo que no toma conciencia, con unos alcaldes que no les importa tratar sus desechos y para ponerle la tapa al pomo, ahora debemos luchar contra un sistema de justicia cooptado hasta los dientes. La destrucción del Atitlán es segura. ¿Haremos algo para evitarla?

 

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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