En el 2022 la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC, debería haber electo rector. Sin embargo, no eligió rector alguno. El entonces rector en funciones, Pablo Oliva, diseñó una forma, ilegal, para que el decano de la Facultad de Humanidades quedara como rector, violando cuanta norma, reglamento y ley fue posible para «elegir» rector en un acto donde policías y paramilitares tomaron el control del llamado Parque de la Industria en Ciudad de Guatemala, lugar de las elecciones a rectoría, bloqueando el acceso de los electores de los otros candidatos, especialmente electores del grupo denominado SOS que postulaba a Jordán Rodas, otrora Procurador de Derechos Humanos. Esa no fue una elección, fue un golpe de Estado Universitario.
La alianza maligna entre Walter Mazariegos y Alejandro Giammattei jugó un papel clave porque Giammattei ya había utilizado a la USAC para reafirmar a Consuelo Porras como fiscal general, así como otros cargos importantes del sistema de justicia. En efecto, Mazariegos sabía que todos los recursos judiciales que interpondrían los agraviados en el proceso electoral a la rectoría no prosperarían. Las votaciones a rector de la USAC fueron, de todo, menos democráticas. La democracia ya había abandonado a la Universidad de San Carlos.
A la fecha el más alto órgano de dirección de la USAC, el Consejo Superior Universitario, CSU, se encuentra cooptado como cooptada se encuentra la misma Universidad. A muchos de los consejeros ya se les venció el plazo, pero siguen obedeciendo órdenes de su líder, el usurpador a la rectoría actual, hombre de baja estatura académica, un usurpador en todo el sentido de la palabra. Dentro del CSU ahora se deben determinar cuando se hacen las elecciones de las Unidades Académicas, las cuales en muchos casos son atrasadas, manipuladas, arregladas a conveniencia del Pacto de Corruptos Universitario. Así, recientemente intervinieron a la Escuela de Psicología y no han permitido elecciones en el Centro Universitario del Suroccidente, en Mazatenango, entre otros. Las permitirán cuando ya tengan corruptos asegurados para optar al cargo de la dirección. Y cuando un candidato honesto gana una elección al CSU, simplemente no le dan posesión. ¡Cínicos!
En efecto, el usurpador de la rectoría actual quiere todo el poder en la USAC: Docencia, investigación, extensión y principalmente administración. Aunque la docencia esté en una crisis de aprendizaje, con bajísimos índices de ingreso a estudios universitarios (12%), con altísimas tasas de abandono, con bajísimos índices de eficiencia terminal, poquísimas graduaciones en el tiempo que dice el currículo, falta de oferta de carreras pertinentes y varios problemas académicos no atendidos. La investigación se encuentra también en crisis porque realmente no hay investigaciones reales a juzgar por el bajísimo número de artículos publicados en revistas indexadas y el poco presupuesto real dedicado a investigación, no a la burocracia de la investigación, donde colocan a sus amiguitos, gente sin mayor trayectoria en investigación, gente que obedece fielmente órdenes.
Recientemente, hubo elecciones en el Centro Universitario de Occidente, CUNOC, el campus universitario más grande de la USAC fuera de Ciudad de Guatemala, con casi veinticinco mil estudiantes entre programas técnicos, licenciaturas y postgrados. La experiencia de las elecciones en Quetzaltenango debe ayudarnos a entender que la democracia realmente ha abandonado a la Universidad de San Carlos. Estas elecciones fueron marcadas por una intensa propaganda, ataques entre grupos, manipulación y coacción a estudiantes, profesores y administrativos.
Las elecciones para director general del CUNOC se realizan por voto directo de estudiantes, docentes titulares y egresados. Lo que debía ser una fiesta democrática se ha convertido en un reflejo de la manipulación en las votaciones del mismo país, con una de las campañas más caras de inversión en propaganda, reuniones, cenas, especialmente departe del candidato oficial. Más que una elección de una figura académica parece la elección de un alcalde de pueblo, diputado, de un puesto politiquero de la escena nacional, ya que andan ofreciendo de todo para conseguir votos, solamente faltó que se ofrecieran láminas al estilo de Sandra Torres.
Sin embargo, la parte más triste de esta elección fue la manipulación de docentes para que se alinearan a determinado candidato y la innegable coacción hacia estudiantes a cambio de puntos. A esto se le puede llamar de todo, menos democracia. Cuando ya no hay respeto, cuando el profesor universitario tiene la bajeza de insinuar en qué dirección se debe votar y lo hace a un estudiante o a un colega, no para presentar un plan de trabajo, no, simplemente para coaccionar, para imponer, entonces ya no se puede ir más bajo en la escala moral de una pseudo democracia universitaria.
Al final, la elección en cualquier unidad académica de la Universidad Nacional parece reflejar los lineamientos del Pacto de Corruptos Universitario. Como en el caso de la pseudo elección a rector en el 2022, el mandato es: Ganen la elección a macho y troche, no importa cómo, que no les importe, si mienten, si manipulan, si inventan, solamente ganen, regalen lo que sea, ofrezcan lo que sea, aunque mentiras sean, dejen tirado todo, dejen basura por todos lados, basura física, basura moral y metafórica. Ese no puede ser ejemplo de educación universitaria y menos ejemplo de educación superior.
Es el momento de replantear profundamente la razón de ser de la Universidad Nacional. El presidente de la República, la vicepresidente, los diputados del otrora partido político Semilla no pueden quedar ajenos de este descalabro de la USAC. Presidente, vicepresidente, diputados, egresados, docentes: Hay que refundar la educación superior guatemalteca, hay que crear otras universidades públicas libres de lazos politiqueros, más pertinentes, más eficientes, más consecuentes. Es urgente. Hagámoslo porque si no es ahora, no será nunca.