El tiempo pasa y el país no parece que detenga su inexorable camino al subdesarrollo. Recientemente nos ilusionamos con el nuevo gobierno. Más tardamos en defender a este gobierno que lo que tardó él en desilusionarnos. Cada vez somos más indiferentes, cada vez normalizamos más lo que no debemos siquiera aceptar y menos normalizar. Todo eso nos lleva a la inevitable decadencia económica, política y cultural en la que hemos caído. Tome cualquier problema social, cualquiera: Infraestructura, salud, desnutrición, educación, seguridad, justicia, cualquiera y en todos vamos de mal en peor en la Infraestructura.

Recientemente viajé de Ciudad de Guatemala a Monterrico, las hermosas playas del sur de Guatemala. Ya de por sí salir de ciudad de Guatemala hacia Escuintla es una odisea, de la zona 10 a la Aguilar Batres, de la Avenida Aguilar Batres a la cuesta de Villalobos y pasar por esa caótica entrada a Villanueva, otro dolor de cabeza y luego viene la bajada a Amatitlán, llena de tráfico con el agregado de respirar los gases del mal llamado relleno sanitario, que de sanitario no tiene nada sino el olor a Metano. ¡Vaya caminito! Atrás queda ahora Amatitlán y llegando a Palín aparece una bifurcación. Surge la pregunta, tomar la carretera vieja a Escuintla, la hermosa carretera que pasa por bellas montañas de recarga hídrica donde se encuentra el quetzal de piedra o si tomo la autopista Palín-Escuintla. Opto por la segunda.

La autopista Palín Escuintla parece una carretera en guerra, abandonada, descuidada. La vegetación ha crecido estrepitosamente, como crece la vegetación en el trópico, abundante, el abandono es notable, así desde el principio al fin de la antes limpia autopista. Eso es lo visible. ¿Y lo invisible? ¿Será que están haciendo trabajo de mantenimiento en los drenajes de aguas transversales que tanto daño han hecho? Claramente no están limpiando las cunetas, esos canales abiertos que son fundamentales para que la autopista no colapse. Ahora bien, lo peor es que parece que tampoco están haciendo trabajo de mantenimiento, ni preventivo, ni correctivo, en los canales transversales que atraviesan la autopista por la parte de abajo. Fue un canal de esos el que se tapó el año pasado y que bloqueó totalmente el paso en el kilómetro 44.

El abandono actual de la autopista Palín Escuintla refleja la actitud de este gobierno con la infraestructura del país. Es un abandono sistémico. Dicho abandono tiene décadas, es de este gobierno, es del gobierno anterior y del anterior y así. Recientemente escuché una entrevista con la encargada de Covial, creo, y decía que uno de los problemas más graves, era que luego de los incendios en el Volcán de Agua, las cenizas y troncos y otros podían tapar los canales transversales de la autopista Palín-Escuintla. El entrevistador dijo, y ¿están limpiando esos escombros del incendio?, ¿están haciendo mantenimiento preventivo para que no se repita el colapso del kilómetro 44? Ella dijo, sin que se le moviera un músculo de la cara, que no. Pero que lo tienen contemplado. ¡Vaya barbaridad!

El gobierno actual ya no puede seguir con la cantaleta de que la culpa la tiene la corrupción, que la culpa la tiene el gobierno anterior, que esto y aquello. Ya no. En materia de infraestructura el gobierno a actual tiene presupuesto, pero no parece tener ni interés ni capacidad. Ciertamente son honestos. Pero de qué nos sirve que sean honestos si son incompetentes, ineficientes y hasta indiferentes. El gobierno ha cambiado más de tres veces ministro de Comunicaciones, desde la arquitecta de la Vega, luego trajo a un médico y ahora tiene a este chafarote. Ninguno da la talla. ¿Será problema de los ministros? El actual es un personaje que no parece tener conocimientos de ingeniería de carreteras, que no parece saber cómo se administra la cosa pública, nada de nada. Está tan perdido como su extraviado predecesor el médico y cirujano.

Sigo mi viaje y encuentro otro problema. No se puede transitar por la autopista que va de Escuintla al Puerto de San José. Están haciendo construcciones, mal diseñadas, mal planificadas que bloquean totalmente el paso en esa importantísima arteria. Vamos a vuelta de rueda y se cumplirá la cuarta hora de mi corto viaje. Vaya que no salí de Quetzaltenango, ya llevaría ocho horas de viaje. Por fin llego a la entrada al Puerto de San José, el otrora hermoso puerto. Veo al fondo al Puerto Quetzal y me recuerdo que en ese lugar están torturando a los capitanes de los buques, a quienes hacen esperar más de cien días para que puedan descargar o cargar. Más del 50% de la carga que entra y sale de este país, pasa por el abandonado Puerto Quetzal. Pero como los gringos dijeron que harán algo, el ministro, el viceministro, el presidente ya abandonó el tema. La vice nunca lo tocó porque a ella no le hablen de esas cosas cotidianas, ella quiere hablar de ciencia y de clubes. ¡Vaya autoridades las nuestras!

Así sin mantenimiento, sin ejecución, la infraestructura colapsa y nosotros lo aceptamos como normal. Lo mismo en Salud, lo mismo en Educación, lo mismo con la abandonada desnutrición infantil, de lo que ni se habla en este abandonado país.

Al final me pregunto por qué la gente opta por cargos públicos si no tienen el interés de hacer cambios, ¿para qué?

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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