La crisis de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Usac, es estructural. Esto significa que hay un problema fundamental en la estructura del Estado que permite la desnaturalización de una institución de educación superior cuyo objetivo es promover la investigación científica, cooperar en el estudio y solución de problemas nacionales, así como la difusión de la cultura junto con ser rectora de la educación pública superior guatemalteca. La verdadera función universitaria es la innovación científica, tecnológica, humanística y cultural. Pero la Usac ya no hace nada de eso. Se ha convertido en una institución politiquera cooptada por el Pacto de Corruptos con un rector producto de un fraude electoral que de forma cínica actúa como un dictadorcito de mala muerte que se percibe con poderes sobrehumanos y no como un académico que dirige una institución de educación superior, otrora la más importante en el país.

En su última versión la crisis se visibiliza con el evento del 28 de mayo cuando diputados del Congreso de Guatemala realizaban una actividad de fiscalización en el Campus Central de la Usac, particularmente en el jardín infantil, cuando fueron agredidos por personal de seguridad, cuya apariencia y actitud agresiva dista mucho de personal universitario. La agresión no fue suficiente. Como si fuera una novela de García Márquez o como la historia del Mundo del Revés, las autoridades universitarias, esto es el Consejo Superior Universitario, CSU, acusa de forma ridícula a los diputados fiscalizadores tratándolos como estudiantes universitarios sancarlistas, cuando ellos hacían una fiscalización en su función de diputados, investidos como diputados, pero el CSU asumiéndose superior a la ley decide tratarlos como estudiantes. ¡Qué ridículo!

Paralelamente a esta muestra de autoritarismo desvelado contra diputados en funciones de fiscalización, el mismo CSU expulsa a diez estudiantes universitarios que son acusados de esto y aquello, cuando la razón real de la expulsión es que simplemente se opusieron al fraude electoral del autollamado rector. Esta descomposición de la Universidad Nacional ha sido el resultado de una mala conceptualización de qué es una universidad. El error empieza con los constituyentes de 1985 cuando proponen y logran que la Usac sea parte de las Comisiones de Postulación para elegir altas cortes, para elegir fiscal general, para elegir esto y aquello y con esto esta noble institución es vista como el verdadero botín político. Y como no, si el verdadero poder está en la elección de las altas cortes.

La expulsión arbitraria de los estudiantes que protestaron contra el fraude electoral, las sanciones ridículas contra estudiantes que ni siquiera son de la Usac, el ataque directo a los diputados que fiscalizaban y a la imposición de sanciones al tratarlos como estudiantes suena ridículo, pero así de ridículo suenan las acciones de los autoritarios, de los dictadores, de los manipuladores, de los que se creen superior a la ley, esto es, de los corruptos.

Esta nueva crisis universitaria solamente reclama un análisis más profundo de lo que es y no es una universidad. Empecemos por ver la producción científica universitaria en la San Carlos, casi nula. En el ránking de universidades latinoamericanas del 2023, QS World University Rankings, la San Carlos ocupó el puesto 191 de 200, o sea casi de último. Pero lo preocupante es que la tendencia del decaimiento en la producción científica de la Usac se ha dado durante las últimas décadas, porque en el 2013 estaba en el puesto 150, pero bajó dramáticamente. Este es un indicador del ránking mundial.

A nivel interno la eficiencia terminal de sus programas es bajísima, apenas del 5% para Derecho y del 9% para Ingeniería. O sea, de cada 100 estudiantes que ingresan a Derecho, solamente 5 se gradúan en el tiempo que dice el currículo. Pero lo peor son los tiempos de graduación que en Derecho rondan por los 15 años y en Ingeniería por los 9 años.

A los problemas estructurales de una institución politizada cuyas funciones académicas se diluyen en su participación politiquera hay que agregar sus problemas académicos internos con una oferta de programas impertinentes que urgen ser modernizados. La burocracia universitaria es extrema tanto para el ingreso como para el raquítico egreso. Para ingresar a la Usac los candidatos deben tomar una serie de exámenes que no han sido estudiados científicamente, esto es, no tienen capacidad predictiva alguna o no la han reportado. Estos exámenes solamente son una barrera artificial para ingresar. De cada 100 candidatos, apenas 15 logran ingresar, un bajísimo nivel de ingreso para un país que solamente tiene una sola universidad pública.

A los problemas internos de pertinencia de los programas universitarios, hay que agregar la centralización de la administración universitaria que, aunque tiene sedes y centros universitarios en todos los departamentos, la administración financiera está realmente en la capital y el gobierno lo ejerce un Consejo Superior que no tiene representación de dichos centros universitarios que son tratados como centros universitarios de segunda categoría algunos, si no de tercera y hasta de cuarta aquellos que funcionan en salones abandonados. Lo otro, es que en Guatemala ya no es posible seguir con una sola universidad pública para 20 millones de habitantes. Hay que hacer un nuevo planteamiento de la educación pública superior para crear alternativas pertinentes y eficientes de formación científica y profesional.

Ojalá que los diputados agraviados inicien un proceso de reflexión comunitaria sobre el papel de la educación pública superior en Guatemala para replantear a la misma universidad pública y a todas las universidades guatemaltecas y legislar otras alternativas de un verdadero sistema de educación pública superior. Ojalá que los profesores universitarios no se queden callados con estos ataques, que en el fondo son ataques contra una noble institución que tanto le ha dado a los y las guatemaltecas. Ojalá que los y las estudiantes universitarias no se atemoricen, porque de ellos y de ellas es el futuro universitario.

La Usac ya no da más. Ya hay que refundar a la educación pública superior guatemalteca. Hagámoslo ahora porque si no es ahora no será nunca.

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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