Con la decisión del presidente Arévalo y la ministra Giracca de realizar un incremento salarial del 5% a los maestros y de un 20% al bono, el obscuro y fatídico líder sindical Joviel Acevedo arremete y pide el 15%. O sea, si la ministra hubiera incrementado el salario en un 10%, el sindicato arremetería pidiendo un 30%. La decisión de la ministra debió basarse en estudios sobre la importancia de actualizar los salarios de los maestros y la disponibilidad presupuestaria en el ministerio de educación. Pero la dirigencia sindical, Acevedo y sus mujeres guardaespaldas, en particular la secretaria seccional Adriana Ochoa, dijo que ellos quieren un aumento de dos dígitos, sin entender claramente el concepto de dígito. Ciertamente, los dirigentes del sindicato de trabajadores de la educación, que han literalmente cooptado a la misma educación pública, no están interesados en el bienestar de los maestros y menos en los aprendizajes de los y las estudiantes, sino en asegurar sus privilegios.

La historia de la corrupción es larga. Es, la corrupción, el problema fundamental de la sociedad. La corrupción nace en estructuras sociales de seres humanos que se perciben diferentes del resto, especiales, mesiánicos, seres que creen que merecen más que el resto de los mortales y, por lo tanto, que merecen privilegios. Pero hay un tipo particular de corrupto que es más peligroso, hombre o mujer, el que permanece oculto, el «inteligente», el estratega del que nunca vamos a ver su nombre en los periódicos ni en los juicios.

La búsqueda del corrupto es dinero, pero no dinero per se, el dinero, el capital lo requiere para el Poder. No es el ladrón común y corriente que nos roba el celular o la banda que se hace rica momentáneamente para despilfarrar su dinero en borracheras, drogas y una que otra fiesta hasta acabar lo robado. El corrupto estratégico tiene un plan y teje redes de corrupción. Ha pasado una vida esperando y construyendo la oportunidad. El corrupto «inteligente» usa el capital para comprar poder, compra todo lo que en su retorcida mentalidad tiene valor. A la familia la compra, la hace vivir una vida ostentosa, llena de lujos innecesarios, pero ellos, la familia, nunca se preguntan de donde viene esta corrupta abundancia. A los jueces los compra desde la raíz, para que su nombre jamás aparezca en nada. Hace tratos con dios y con el diablo, pero él sale siempre en caballo blanco, limpio como niña de primera comunión, hasta tiene una vida de contemplación filosófica llena de falsedades desde donde es capaz de todo.

Como las plantas, para que estos corruptos emerjan requieren un ambiente determinado. Así Joviel Acevedo nace con otro corrupto y otra corrupta: Alfonso Portillo y Evelyn Morataya. Aquí Acevedo empieza a jugar con el gobierno y se da cuenta de su capacidad de manipulación al sostener un paro educativo que paralizó el sistema durante tres meses. Y así, con el gobierno de la Unión Nacional de la Esperanza, UNE, un grupo que se organizan alrededor de un baboso, timorato, miedoso y manipulable presidente, emerge la figura de otra manipuladora compulsiva que sueña con el poder día y noche: Sandra Torres, quien fue la que gobernó los cuatro años de la UNE. Fue ella la del Transurbano, un robo descarado. Fue ella la de Mi Familia Progresa, otro robo del que nunca quisieron entregar cuentas.

Y es en el caso de Mi Familia Progresa que la exdiputada Nineth Montenegro, la valiente y honesta diputada, quien le pide cuentas al entonces ministro de educación Bienvenido Argueta, pero nada, el silencio fue la respuesta. Nunca el ministro de educación de entonces brindó la información solicitada. ¿Por qué esconder la información? Pero lo peor, lo peor a largo plazo no fue el caso de Mi Familia Progresa, lo peor fue que entonces fue cuando se firmó el primer pacto colectivo para Acevedo, esa firma significó el deterioro de la educación pública guatemalteca. Si la Casa del Maestro, la cueva, el refugio de Acevedo hablara, supiéramos las intimidades de la corrupción y la forma en que este líder sindical, salido de la nada, fue construyendo su imperio.

Vinieron los gobiernos corruptos siguientes y Acevedo cada vez se fortaleció más al extremo que ha firmado un pacto colectivo cuya única intención es su bienestar. El hombrecito cree que es el ministro de educación ad aeternum. Pero no. Por fin llegó una ministra valiente, capaz y honesta que le pone un alto a este rufián. Hay que felicitar al gobierno del presidente Arévalo por detener esta barbarie de un pacto colectivo que no ayuda ni a los maestros y menos a los estudiantes. Hay que investigar profundamente de dónde vienen los lazos de la corrupción, hay que saber por qué los ministros de educación de entonces han firmado estos pactos colectivos inconstitucionales hechos a la medida de los corruptos. Hay que entender la profundidad de la corrupción.

La corrupción es sistémica, los corruptos estratégicos tejen redes de corrupción donde ellos nunca saldrán a luz, aunque ese nunca termina. El nacimiento, crecimiento y desarrollo de Joviel Acevedo es el resultado de gobiernos corruptos con ministros corruptos que le dieron poderes sobre humanos al dirigente magisterial que ahora se cree más que ministro. Repito: Si la Casa del Maestro hablara nos diría los verdaderos vericuetos de la corrupción del caso de Joviel Acevedo. Pero Acevedo no está solo en su tarea de cooptación del Estado como Walter Mazariegos no está solo en la cooptación de la Universidad de San Carlos. Es el momento de detenerlos. Por eso felicitaciones presidente Arévalo, felicitaciones ministra Giracca por la defensa de la educación pública, felicitaciones por su honestidad, felicitaciones por su valentía. Es el momento para que los apoyemos en recuperar a la educación pública guatemalteca porque si no es ahora, no será nunca guatemaltecos. Hagámoslo.

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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