El informe anual del presidente Bernardo Arévalo ante el Congreso de la República a un año de su gobierno fue excelente. No tengo memoria de un discurso así en décadas. Este es un excelente discurso, pero deja la sensación de que algo falta. ¿Será que nuestras expectativas eran muy grandes? ¿Será que toda la campaña mediática en contra del gobierno ha calado? ¿Será que la campaña en contra de Semilla también debilitó al partido oficial a tal extremo que cometieron errores de dirección? O realmente será que las élites depredadoras, a través del Pacto de Corruptos, simplemente no dejan gobernar.
Sea lo que sea, el presidente dio un mensaje optimista a la nación. Como un disertante internacional organizó su discurso alrededor de los grandes logros, a los que llamó La Cosecha. Y sin duda que algunos ministerios lograron avances, pero realmente los avances en general son modestos. Lo que no se dice es la lucha férrea, no de la oposición política, porque esta es válida en una democracia, si no la oposición de la Corrupción. El Ministerio de Educación logró avances en materia de infraestructura, mejora de aulas, remozamiento. También ya empezó un nuevo programa de formación docente. Pero los problemas estructurales de la educación no se tocan, no se habla de ello. Ciertamente el Ministerio de Ambiente hizo avances, pero lo crítico, la Ley de Aguas, se queda durmiendo el sueño de los justos. Vienen posponiendo reunión tras reunión al respecto.
En educación urge saber cómo los niños y niñas van por fin a aprender a leer y a escribir bien. Urge que se presente un plan específico de aprendizaje de la matemática. Los indicadores de aprendizaje en estas áreas son de los más bajos en América Latina. Hay que cambiarlos. En enero los maestros y maestras de primaria y secundaria de la educación pública no dan clases. ¿Por qué? ¿No reciben salario ese mes? ¿Hay un plan de formación de administradores educativos? Al fin, sabremos, conoceremos al famoso Pacto Colectivo o seguirá actuando en la impunidad el capo de la educación de Guatemala que sigue riéndose de las autoridades de turno.
En medio ambiente urge conocer el plan para que las municipalidades por fin respeten la ley y construyan plantas de tratamiento de agua. A esto hay que agregar que no es solamente de construir una planta (hardware), hay que ser capaz de construir el sistema de mantenimiento, manejo y administración de dicha planta (software). Pero no solamente eso, el Ministerio de Medio Ambiente debe indicar cómo estas plantas de tratamiento se insertarán al ciclo social del agua de la comunidad. No es solamente de hacer plantas para tirar el agua tratada a los mismos ríos contaminados de heces y basura. ¿Para qué entonces tratar el agua? Mientras tanto los mineros, extractores de materiales en zonas recónditas dicen que sacan piedra, pero andan sacando metales. Minas canadienses también lo hacen violando montón de leyes. Ya se inició poniendo sanciones, pero falta ordenar esto. Las minas a cielo abierto de materiales de construcción destruyen montañas enteras sin control alguno y con ello decapitan zonas de recarga hídrica. Caso crítico es el de Quetzaltenango y su silenciosa municipalidad al respecto.
Y así nos podemos ir de ministerio en ministerio, viendo algunos logros, pero percibiendo una enorme brecha para llegar al mínimo de desarrollo. Cierto, en salud ya hay medicinas y eso es excelente, pero hasta cuando se van a mantener estas brechas entre los nutridos y los desnutridos, siendo estos últimos la mayoría en Guatemala. De eso no se dijo ni pio en el informe o no lo escuché. En Comunicaciones hubo muchos problemas, el presidente no encontró un ministro adecuado. Como que no tiene fe en arquitectos ni en ingenieros, pero esos cambios reflejaron atrasos. Aquí el problema de fondo es la corrupción, la corrupción de antes y la corrupción de ahora que tiene atrapada el Ministerio de Comunicaciones como si fuese una rata en una trampa, quizá por eso escogió ahora un exmilitar. Pero aquí los caciferos, los cañeros, los que realmente arruinan las carreteras tienen mucho que ver en este desorden. Ojalá que en el 2025 tengamos mejores resultados.
Pero el informe del presidente no se compara con las mamarrachadas que decía Alejandro Giammattei, o las mentiras de Jimmy Morales que se la pasaba bolo o de goma. No. Tenemos un presidente presentable, respetuoso de la ley, honesto y eso le duele al Pacto de Corruptos porque simplemente ahora les cuesta robar. Ya empezamos el cambio. No será tan fácil. Requerirá trabajo de todos. Vamos Guatemala. Hagamos el cambio. Si no es ahora, no será nunca.