La educación es mucho más que la formación escolar. Es un proceso integrado en la comunidad, desde el hogar fundamentalmente. Los seres humanos necesitamos largos procesos de culturización para ser realmente humanos, para aprender las normas y vivir con la moralidad se la comunidad. A pesar del enorme esfuerzo que hacen los padres, la familia, la escuela y la humanidad, algunos seres humanos no superan su egoísmo y otros se pasan la vida tratando de manipular y utilizar a otros y se especializan en robar, engañar, construir falsas narrativas para mantener el poder o sus privilegios, léase Alejandro Giammattei y Miguel Martínez, iconos del fracaso familiar, representantes de la inmoralidad, del cinismo que a estas alturas merecerían estar encarcelados si existiese un mínimo de justicia en Guatemala, pero no hay justicia y parece que tampoco hay país.

A juzgar por los enormes problemas sociales como resultado de gobiernos corruptos, de líderes narcisistas o simplemente inútiles, de maestros dominados por un capo de la educación, de profesores universitarios atemorizados por un narco rector, de familias desintegradas por la migración, tenemos un enorme reto para el desarrollo de la educación en Guatemala. Si no somos capaces de socializar a las niñas y a los niños, esto es, que aprendan las normas sociales, que se integren, que participen no solamente como se integran los animalitos a mordidas o a impulsos, no; como seres humanos que transitan de pensamientos concretos hacia prácticas sociales de alta demanda cognitiva. La educación es fundamental para limitar nuestros impulsos y por eso es fundamental el desarrollo del pensamiento crítico e ir reduciendo el egoísmo innato para no terminar teniendo narcisistas incapacitados que quieren vivir del trabajo de los otros porque ellos no quieren trabajar o se sienten de una clase social que no trabaja (entitled, de sangre azul, de la realeza). Ciertamente debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por educar, no solamente de instruir.

Ahora en el ámbito escolar la ministra de Educación, Anabella Giracca, está afrontando enormes problemas, muchos heredados de ministras y ministros que nunca quisieron afrontar los problemas fundamentales del sistema educativo. Ningún ministro o ministra de las últimas décadas ha querido afrontar al capo de la educación guatemalteca y culpable de la debacle en la educación. Miremos si la ministra actual hará algo bueno por el país y con ello poner a este monigote donde va: La cárcel. La ministra reporta once mil escuelas remozadas, eso está bien. Aunque insisto que esa no es función del Ministerio de Educación. La función del ministerio es mejorar los aprendizajes estudiantiles a través de los aprendizajes docentes. Eso va bien a juzgar por el programa de formación docente de cincuenta mil docentes en servicio de acuerdo a la ministra. El otro programa importante es el de nivelación por efectos cognitivos negativos del COVID, ese es un excelente plan. Mucho por hacer en el Ministerio de Educación, pero un buen paso es que no lo dirija una corrupta como ministros anteriores.

Pero la educación de los maestros depende de la calidad de los estudios universitarios de educación y esos si están en la calle de la amargura. Las universidades aun no logran construir sistemas de investigación educativa que permitan dar luz sobre la forma en que aprenden los niños y niñas. Es como querer construir un edificio sin estudios de suelos, sin capacidades para el entendimiento de estructuras, sin capacidad de diseño de ingeniería basada en conocimiento acumulado y conocimiento tecnológico. La pedagogía que se estudia en la universidad es repetitiva y está basada en viejas teorías del aprendizaje ampliamente superadas.

Los profesores universitarios de las áreas de educación hacen de todo, menos investigación científica y mucho menos innovación tecnológica en educación y en los aprendizajes docentes y estudiantiles. Las licenciaturas en educación, las maestrías en educación y los doctorados en educación en las universidades guatemaltecas son realmente desastrosos, especialmente los doctorados patito que abundan en la San Carlos para hacer de todo, pero que al final no sirven de nada sino para tener un cartón. Tienen otro objetivo institucional: Ingresar fondos a la universidad, pero no se retribuye con calidad alguna.

Ante la crisis académica y de gobernabilidad universitaria el Ministerio de Educación debe fundar su propio instituto de investigaciones. Tiene las capacidades y puede reclutar investigadores de países amigos, así como investigadores nacionales. El objetivo del instituto debe ser mejorar los aprendizajes estudiantiles, docentes y de los administradores para una educación pertinente, no solamente de repetición sino más bien de innovación. Los directores de escuela y los supervisores se han dejado a la libre, sin formación administrativa pertinente. Aquí hace falta una intervención mayor.

Urge investigar la formación docente. Urge mejorar los aprendizajes docentes y estudiantiles. Ese es el corazón de una educación pertinente. Es el momento de hacerlo ministra. Hagámoslo. Sino es ahora, no será nunca.

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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