Las escuelas públicas guatemaltecas hacen de todo, menos promover los aprendizajes de los estudiantes. Las autoridades renuevan las instalaciones, lo que es importante, pero esto no apoya directamente los aprendizajes de los y las estudiantes. Debería de existir una dirección escolar dentro del ministerio de comunicaciones y vivienda para construir, mejorar y mantener la estructura física de las escuelas. No se le puede pedir a un ministerio de educación que haga esto. No es un ministerio de construcción. Pero en Guatemala lo hace y la ministra sale orgullosa de todas las escuelas cuya infraestructura ha mejorado. Eso no es malo, pero es un error. Hay que cambiar la política de mantenimiento y construcción de las instalaciones escolares para que las autoridades educativas, especialmente la ministra y viceministros, puedan enfocarse en la mejora sustantiva de los aprendizajes.
Las autoridades educativas no solamente se distraen de sus verdaderas tareas de promover aprendizajes estudiantiles con ver lo de la obra gris de las escuelas, también hacen comida. Si, tienen un programa de refacción escolar, que más que una merienda es una verdadera comida. No, en las escuelas usualmente no tienen cocina ni muchos artefactos para cocinar. Muchas veces no tienen cocineros, pero insisten en impulsar este programa sin una evaluación de su efecto en la niñez y en la inversión de energías de las autoridades y los profesores y profesoras en asegurar dicha refacción, no digamos el tiempo de las madres. Si bien se reconoce el problema de desnutrición en Guatemala, debe dejarse la producción de alimentos a otra entidad gubernamental que no sea el ministerio de educación. No es un ministerio de alimentación. Todo este tiempo que se invierte en hacer alimentos debe enfocarse en mejorar los aprendizajes.
Además de estas dos actividades, las escuelas tienen muchas actividades que no están encaminadas a mejorar los aprendizajes estudiantiles. Eso explica que en la reciente pruebas PISA, un sistema internacional de evaluación de competencias enfocado a matemática, lectura y ciencias, los estudiantes guatemaltecos se encuentran muy abajo del promedio latinoamericano. Así, en matemática se reporta que 3 de cada 4 estudiantes tienen bajo desempeño en matemática en toda la región latinoamericana. Esto es un 75% en Latinoamérica. Eso es bajo, pero en Guatemala son 9 de cada 10 los estudiantes que no alcanzan competencias en matemática, esto es el 90%. Esta es una crisis educativa a la que se le debe poner atención. Lo que esto significa es que no pueden resolver fórmulas elementales, operaciones con números enteros, no digamos fracciones o problemas algebraicos elementales. Ahora, cuando no aprenden matemática como práctica social, esto es, matemática para la vida, para sumar o restar en problemas reales, esto los acompaña el resto de sus vidas.
Las pruebas que se les hacen a los estudiantes de último año de la secundaria, pruebas anónimas, muestran resultados similares. Las pruebas PISA también evalúan capacidad de lectura, pero de los estudiantes guatemaltecos que participaron en la última prueba PISA, 2022, solamente el 30% tiene esta competencia, saben leer y entienden lo que leen. Pueden entender las ideas principales del texto y pueden sacar inferencias del mismo. El 70% de los estudiantes guatemaltecos no pueden hacer eso. ¡Imagínese! Estudiantes de 15 años en general no saben matemática elemental y no saben leer adecuadamente. Esto representa un enorme reto para las autoridades educativas y para el país en general porque no vamos a poder realizar las actividades elementales para vivir en democracia, para tener ciudadanos críticos, para tener trabajadores competitivos capaces de insertarse en una economía que cada día depende más de la ciencia, la matemática y la tecnología.
Los resultados en ciencias tampoco son alentadores. En la región latinoamericana hay un problema serio con el aprendizaje de la ciencia. Según esta versión de PISA, donde por primera vez participa Guatemala, en América Latina apenas el 40% de estudiantes alcanzan los niveles mínimos para poder describir y explicar fenómenos cotidianos, no digamos hacer inferencias de investigación científica. Pero nosotros estamos mucho peor con un 70% de estudiantes que no pueden utilizar la ciencia escolar para explicar fenómenos familiares. Eso nos pone en una situación grave. En otras palabras, según esta evaluación de PISA del 2022, pospandemia en América Latina estamos mal en matemática (75% tienen bajo desempeño), en lectura también (50% no entiende una lectura sencilla) y en ciencias (60% no pueden explicar fenómenos sencillos). El caso de Guatemala es grave porque en matemática el 90% tienen bajo rendimiento, en lectura 70% tuvo problemas para leer y comprender un texto simple y también 70% no pudieron explicar fenómenos familiares científicamente.
Las pruebas PISA se pasan cada cuatro años en los países de la OECD, la organización para el desarrollo y la cooperación económica con 40 miembros. El promedio para matemática en los países OECD es de 70%, esto es, 7 de cada 10 pasan correctamente la prueba. En Guatemala tenemos el resultado de que solamente 1 de cada 10 gana la evaluación de matemática. Esto es una catástrofe. En lectura estamos un poco mejor. Parece que nuestros estudiantes adolescentes comprenden, pero son muy pocos los estudiantes guatemaltecos que lo logran. Así de mal estamos también en ciencias, mal, mal.
Los resultados de las pruebas PISA son importantes para que generemos políticas educativas pertinentes y le dejemos al ministerio de educación la tarea de la educación, esto es, la mejora de los aprendizajes docentes (formación docente en servicio pertinente y basada en ciencia) y que quitemos todas esas tareas que no mejoran realmente aprendizajes docentes y menos estudiantiles. Las razones de los bajos resultados en PISA en matemática, lectura, y ciencias tienen muchas explicaciones, tantas como variables sociales tiene la misma educación guatemalteca. Pero sabemos por investigación científica que un elemento fundamental en los aprendizajes estudiantiles es la calidad docente, esto es, un docente bien formado, un docente motivado, un docente que cree y puede desarrollar las capacidades y competencias de sus alumnos es esencial. Pero eso requiere un planteamiento curricular nuevo. No podemos seguir con un currículo que se enfoca en memorizar algoritmos matemáticos sin comprender la naturaleza de las operaciones matemáticas y su uso en la vida cotidiana.
No podemos seguir con un currículo que se enfoca en memorizar para repetir. No podemos seguir con un currículo de ciencias que pretende que los alumnos memoricen las partes de un sistema, pero que no entiendan el funcionamiento del sistema y menos su pertinencia para sus vidas. Tampoco podemos seguir si no diseñamos un currículo para los y las docentes, un camino para la formación docente pre servicio y en servicio que esté basado en los enormes avances de la investigación cognitiva y social sobre el aprendizaje. La democracia que construimos requiere pensamiento crítico y aunque ese nace en el hogar, debe consolidarse en las escuelas públicas guatemaltecas. Transformemos nuestra educación. Vamos ministra, anímese a hacer cambios fundamentales. Si no es ahora, no será nunca.
Nota: En la escritura de este artículo me he beneficiado del excelente artículo: Guatemala «mejora» sus resultados en matemática y lectura: ¿qué hay detrás de los resultados de PISA 2022? Publicado en Plaza Pública, enero, 2024, de Walter E. López.