Escucho, veo y leo noticias de Guatemala y más parecen secciones de una novela de García Márquez y su realismo mágico, un mundo del revés para cualquier tema, para cualquier fenómeno. Tómese las Comisiones de Postulación, que se pasaron valiosas semanas discutiendo el ridículo problema de la sede, una puesta en escena para ver quien tenía más poder. Y eso es solamente el principio a pesar de que algunos valientes juristas, anticorrupción y honestos, lograron ingresar como comisionados en el Colegio de Abogados y Notarios, claramente cooptado por la corrupción, llámese Rey del Tenis, llámese Estuardo Gálvez, llámese como se quiera. Así que, en medio de este melodrama, en el centro, aparecen nuevas universidades de cartón que no solamente desvirtuaron el papel de la academia en la elección de altas cortes, sino que privatizaron el proceso.
Universidades metidas en la elección de cortes, ¡válgame Dios! La Universidad de San Carlos, Nacional y Autónoma fue la primera en prostituir el proceso, desde antes de Estuardo Gálvez y de Murphy Paiz, no el de la ley de Murphy que dice: «Si algo malo puede ocurrir, ocurrirá». Pero parece que dicha ley es desconocida por los hacedores de política guatemalteca y los mismos constituyentes. Así el Colegio de Abogados se perdió en un enjambre de intereses mezquinos, cooptado hasta los dientes. Así, las universidades, la pública totalmente perdida en manos de un ser cínico, manipulador compulsivo, un tipejo, destazador por naturaleza, un rector impuesto luego de una alianza macabra con el ex presidente Alejandro Giammatei, quien vio en el usurpador Mazariegos la oportunidad para cooptar las altas cortes. Así que el fraude de las elecciones de rector de la USAC se dio con todo y la intervención de personal armado de forma tan ridícula que ni dejaron entrar a votar a la oposición, solamente amiguitos y amiguitas de Walter Mazariegos votaron para convertir a este monstruito en rector, rectorcito de mala muerte. Imagínese a este personaje seleccionando a jueces para las altas cortes.
Lo de las Comisiones de Postulación tiene su propio drama. Muchos comisionados honestos trabajan en la comisión actual, pero hay otros, hay otros cuya única función es perpetuar poder para asegurar impunidad. Parece que van a llegar a tiempo luego de definir nuevamente sus tablas de gradación, tablas para poner los puntos. Propondrán al Congreso candidatos, pero el hecho de tener una buena nota no le asegura que será escogido, ¿no? Y entonces para qué hacen esas evaluaciones de larguísimos currículos vitae, muchos ridículos. Para que si no van a respetar los resultados. ¿Para qué entonces hacer y usar esas bellas tablas en Excel y poner puntos a los Méritos Académicos, Méritos Profesionales, Méritos de Proyección Humana, para qué?, para nada en este mundo de revés.
El sistema de justicia cooptado hasta los dientes, imagínese Curruchiche se animó a meter sus papelitos para las altas cortes. ¡Imagínese! Cuando la actual fiscal presentó sus papelitos para que el presidente Giammattei escogiera de las propuestas de la comisión también se hizo una ridícula evaluación, que incluía todos los méritos supramencionados. Fue entonces cuando inventó un doctorado. De hecho, por las tachas que se le habían identificado, la actual fiscal ni siquiera podía ser considerada, pero nada de eso sirvió. El cínico de Alejandro Giammatei seleccionó la su fiscal, su ángel guardián para que le protegiera de todo, independiente de la tal tabla de gradación. ¿Y entonces, para qué evaluar?
Así siguen las noticias de este mundo del revés de una democracia que parece derrotada. Entre el Ministerio Público y sus jueces escogidos a dedo se han organizado para liberar a tremendos ladrones, rateros confesos de miles de millones de quetzales. Mire lo de José Luis Benito, el flamante ministro de Comunicaciones de Jimmy Morales y a quien le encontraron una maleta con 122 millones de quetzales. ¡Por las barbas de Neptuno! Ni siquiera Alibabá tuvo tanto cinismo como este exministro, cuya única especialidad fue robar y robar, dejando todas la estructura vial en trapos de cucaracha. El sistema de justicia lo ha dejado libre, porque no había suficientes pruebas. Pero no solo eso. Un testigo, trabajador del juzgado, denunció un soborno al juez encargado del caso de Benito, el juez que lo dejó libre… Y adivinen, a quien perseguirán ahora: ¡Al testigo!
Pero de todos los casos, de todos, el más dramático, más intenso y más tenebrosos es el B410, una película de acción, un drama que no hace reaccionar a la población guatemalteca. Si la Línea, otro desfalco millonario, sí nos hizo salir a las calles, que nos pasa con este caso, ¿Qué? No esperemos que el Ministerio Público y su fiscal perseguirán a los autores del caso B410, no lo harán a menos que nosotros, la población lo exijamos. ¡Despertemos Guatemala! Si no lo hacemos ahora, no será nunca.