Quetzaltenango en sus 500 años no tiene una sola planta de tratamiento de agua que funcione. ¿Cómo es eso posible? Bueno, Quetzaltenango no está solo en este país no país. La ley que exige que las municipalidades se encarguen de realizar el tratamiento de agua se viene posponiendo desde hace años y quienes han solicitado a la Corte de Constitucionalidad que posponga la fecha para iniciar con el uso obligatorio de sistemas de tratamiento de agua son los mismos alcaldes, sí, estos seres autonombrados líderes que se especializan en gastar y sacarle los recursos a los municipios pero que, que en general, no entienden la prioridad de la naturaleza: Esto es. hemos contaminado totalmente las fuentes de agua en Guatemala, no digamos en Quetzaltenango. En el país, más del 90% de las fuentes de agua ya están contaminadas.
A pesar de la alarmante situación de la gestión del agua en Guatemala luego de casi dos décadas de la aprobación del reglamento que obliga a las municipalidades a tratar el agua, los alcaldes, organizados en la Asociación Nacional de Municipalidades, ANAM, nuevamente solicitan otra prórroga, la cual fue aceptada por la Corte de Constitucionalidad. ¡Qué ridículos! Si las máximas autoridades del municipio ya llevan años de estar pidiendo prórrogas para no hacer algo urgente y la ridícula Corte de Constitucionalidad los ampara, solo nos queda volver a explicarles que este país se hunde entre heces, orina, basura, desechos hospitalarios, desechos industriales y autoridades municipales que no entienden que tratar el agua es una prioridad.
Algunos municipios tienen más ventajas que otros. Quetzaltenango tiene más de una docena de universidades y centros de investigación, algunos que se especializan en la ingeniería del agua, la gestión del agua y la gestión ambiental. La misma Universidad de San Carlos con sede en Quetzaltenango, USAC-CUNOC, tiene programas de investigación sobre manejo integrado de recursos hídricos, hay especialistas en gobernabilidad del agua, economía del agua, tratamiento de agua, estudios de calidad del agua y ha hecho propuestas concretas sobre cómo se deben manejar los recursos hídricos municipales y mancomunados desde el punto de vista científico con propuestas tecnológicas probadas aquí en forma piloto y en otros países latinoamericanos. En efecto, el problema no es solamente científico ni solamente tecnológico. Este es un profundo problema social.
El tratamiento de agua tiene que ser visto como parte de un problema integral. La primera pregunta es, ¿para qué se va a tratar el agua? Suponga que por fin se logra que una municipalidad logre tratar las aguas residuales en su municipio. Este sería un enorme logro. Ahora, ¿qué se hará con esta agua limpia? ¿se devolverá a un río contaminado? De momento no existen municipalidades en Guatemala que sepan contestar esta pregunta con ejemplos concretos. Si bien el Reglamento 236-2006 de Tratamiento y Reúso de Agua describe las características de las aguas tratadas y los diferentes reúsos, el problema concreto es que no hay reúso de agua.
El reto no es solamente hacer plantas de tratamiento a la luz de la ingeniería tradicional. ¡No! El reto es que estas plantas sean parte de un ciclo integrado del agua urbana. ¿Por qué? Porque en general la gestión de suministro de agua, está aislada del saneamiento y estos de la gestión de aguas pluviales, de tal forma que no se planifica como un todo. El agua no es solamente un compuesto químico, no, es un interconector social, por eso no deben planificarse servicios aislados, debe conectarse el suministro de agua, las aguas residuales, el saneamiento y crear sistemas de drenaje del agua pluvial, así como el tratamiento de desechos sólidos. Este es el momento de utilizar lo que los centros de investigación científica y tecnológica han aprendido durante la última década sobre la incorporación de planes con un enfoque de cuenca, que no descuiden la interdependencia entre agua dulce, agua residual, control de inundaciones y agua pluvial.
En resumidas cuentas, estamos en un buen momento aún para iniciar de una vez por todas el cuidado de nuestro medio ambiente y del agua. Este no es solo un problema de las autoridades municipales sino todos los y las habitantes de este bello territorio que hemos destruido, todos, unos más que otros. Hay que asegurar nuevas fuentes de agua para Quetzaltenango, como municipio, cuidar las fuentes que se tienen, diseñar sistemas de tratamiento como parte del ciclo urbano del agua, motivar el trabajo mancomunado, fomentar la planificación a largo plazo que permita empezar a construir la ciudad y el municipio para que Guatemala, tenga ejemplos concretos, de que el trabajo universitario-municipal es esencial para nuestro futuro. Llegará, pronto espero, el día en que miremos que la gestión del agua no está separada de una nueva forma de producir y usar energía, de que las calles, carreteras y edificios ya no sean esas moles de concreto que justifican la tala despiadada de árboles, sino sistemas de captura de agua para volver a tener pozos con agua dulce y limpia. El diseño, la construcción, el mantenimiento de las plantas de tratamiento debe verse como el principio de nuestro nuevo entendimiento de la naturaleza social del ciclo urbano del agua. No dejemos escapar esta oportunidad. O es ahora o no será nunca Guatemala.