Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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Guatemala no merece regresar al pasado. No debemos regresar a la cruenta guerra entre nosotros que dejó doscientos mil muertos solamente porque un grupito, un verdadero grupito de egoístas que se pueden nombrar en este párrafo quiere mantener sus poderes, sus privilegios, sus coimas, sus helicópteros para evitar carreteras destruidas que la corrupción construye, su dinero en paraísos fiscales. Ya llevamos tres décadas de probar la democracia y aunque aún no la consolidamos, nos da la esperanza de una sociedad justa. Estos últimos gobiernos de papel, espantapájaros, manipuladores, psicóticos, alimentados con su delirio mesiánico de supuestos llamados divinos, estos, quieren destruir la democracia. No lo permitamos. 

La democracia es el resultado del consenso y el esfuerzo. El consenso porque tenemos que querer vivir en democracia. Sin duda los regímenes totalitarios, los golpistas, los fascistas, los racistas, los clasistas no desean la democracia porque en el fondo se sienten superiores al resto de nosotros. Para ellos somos gente del pueblo, vulgo, simplemente inferiores. Para llegar a la democracia en todos los países hubo que pagar un precio, vidas, hubo que derrocar gobiernos anti democráticos. Aquí en el trópico se aceptó del diente al labio, o viceversa, que éramos democráticos, pero en el fondo no se aceptaron los principios básicos del poder del pueblo, un gobierno del pueblo y para el pueblo.  

La democracia es realmente una práctica social que debe construirse en varias generaciones. No nace por generación espontánea, requiere esfuerzo. Guatemala ha hecho esfuerzos, pero nos falta otro tanto. Ya la revolución de 1944 nos dio lecciones democráticas, las más importantes, los Acuerdos de Paz, también; los movimientos sociales contra la corrupción del 2015, también, y el brillante mes de octubre del 2023 con el liderazgo de los 48 Cantones, también nos dio lecciones democráticas. El esfuerzo nuestro debe construirse alrededor de nuestras fortalezas ya mostradas en octubre 2023 que son la capacidad de organización, así como la flexibilidad de los grupos en resistencia. 

La democracia emerge luego de siglos de autoritarismo, de gobiernos verticales usualmente militares, racistas, algunos fascistas capaces de hacer genocidios, léase la Alemania de Adolfo Hitler o la Guatemala de Ríos Montt.  Estamos en una situación compleja. Los últimos gobiernos guatemaltecos no solamente han desarticulado los pocos movimientos sociales sino han hundido más en la pobreza a los grupos vulnerables, especialmente mujeres indígenas. Junto a eso han sido exitosos en sus campañas antidemocráticas en las que claramente se dan ejemplos de que participar en política es sinónimo se embarrarse con la corrupción o sinónimo de ser aniquilado, asesinado o si no de ser víctima de casos falsos, armados a la medida del pacto de corruptos. El reto es: ¿Cómo lograr mayor participación ciudadana? 

La motivación para la participación social en defensa de la democracia es difícil porque la vida cotidiana de la mayoría de personas en Guatemala es el enfrentamiento con la falta de empleos dignos, los enormes retos de la educación: Solamente el 10% de los estudiantes que terminan secundaria gana el examen básico de matemática, examen de aritmética y algebra muy elemental, apenas el 2% tiene acceso a educación superior. Hay una enorme inseguridad propiciada por un gobierno que hace negocio con los criminales en las cárceles. Los retos de vivir en este país-no-país son enormes. Todas las instituciones están cooptadas. La gran mayoría de guatemaltecos ni siquiera saben si comerán en el día a día. Así que, aunque queramos vivir en democracia, invertir tiempo en salvar la democracia no significa mucho. Ese es el reto.

El Pacto de Corruptos está aturdido del golpe democrático que le dio el pueblo de Guatemala. Ellos están acostumbrados a ganar. Han arreglado todo, manipulado todo, para ganar y ganar. Desde la manipulación de cortes de justicia donde ponen cuates para que sus juicios sean a compadre hablado. Para eso tuvieron que cooptar hasta las entrañas a la antes beligerante Universidad de San Carlos, Nacional y Autónoma, para tener altas cortes judiciales a su sabor y antojo. Han hecho una ley de partidos políticos para que elijamos diputados por bloque y no por nombre y apellido. Se venden las curules por millones al mejor postor que seguro será financiado por los nuevos socios del CACIF, los narcos y coyotes. Ahora que llega Arévalo al poder tiemblan todos los corruptos y cantamos los que aún tenemos esperanza. 

Luego de siglos de resistencia el pueblo guatemalteco se muestra como es, diverso en todo, se muestran los tantos idiomas, las tantas culturas, los tantos colores que fueron reducidos a blanco y negro por el invierno autoritario que ahora sucumbe ante la nueva primavera guatemalteca. Estamos en el punto máximo de inflexión social: O defendemos la democracia frágil que tenemos, la que nos da un futuro o dejamos que los corruptos y su maquiavélico pacto sigan gobernando y ellos sean totalmente cooptados por el narco poder de los nuevos gobiernos populistas. Ya hemos pagado un alto precio por esta democracia que nos da esperanza. Ya hemos hecho esfuerzos, pero falta

 Debemos duplicar nuestro esfuerzo en este momento crucial para el futuro de Guatemala y defender con todo a esta frágil democracia nuestra. La tarea no es fácil. Diciembre será crucial. O nos unimos o nos derrotan. No perdamos el tiempo en detalles que no nos unen y enfoquemos todo nuestro esfuerzo a lo común a todos los y las guatemaltecos: vivir dignamente en un país libre de corruptos. O es ahora o no será nunca Guatemala. 

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