«Los Golpistas» parece el título de esta pesadilla que vivimos los guatemaltecos como consecuencia de la obsesión golpista de estos mercenarios: Consuelo Porras, Rafael Curruchiche y Fredy Orellana a quienes les pagan, les dan dinero, les dan mordida para asesinar a nuestra débil democracia. Esta semana la iniciaron haciendo el ridículo al pedir que se les retire la inmunidad a los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, TSE, por «delitos» administrativos con el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares, denominado TREP, otro cuento chino de estos golpistas. Pero la semana la concluyeron con una afrenta extrema toda vez que se apersonaron en el TSE, no les importó que los magistrados del tribunal electoral hicieran una cadena humana para proteger las actas y procedieron, con lujo de fuerza, a robarse las actas de las elecciones recién «pasadas. Ya nos han declarado la guerra.
A mí no me extraña que estos golpistas corruptos estén avanzando en su plan psicótico de recuperación del poder llamado Golpe de Estado en Cámara Lenta el que consta de 1) construir una narrativa falsa para convencer a incautos de que hubo fraude en la elección, 2) inventar el caso de «firmas falsas», 3) atacar a los digitadores, 4) usurpar la función constitucional del TSE como UNICO tribunal electoral, 5) insistir en allanamientos mediáticos sin fundamento legal. A esta estrategia ahora hay que agregar los ataques a los magistrados del TSE para arrinconarlos, física y metafóricamente, sindicándolos falsamente de delitos administrativos y apersonándose en el propio TSE a usurpar funciones y llevarse las actas nuestras, resguardadas por el UNICO tribunal que reconoce la Constitución de Guatemala y que reconocemos los guatemaltecos en materia electoral. El Ministerio Público no es tribunal electoral y menos lo es un juececito de séptima categoría que dirige el mismo juzgado desde donde trafica influencias, drogas y muerte, este juez de la impunidad, Fredy Orellana.
Guatemaltecos: Estamos en un punto crítico de este proceso. Por un lado, está la crónica de una muerte anunciada del Pacto de Corruptos, el que tiene las horas contadas. Por otro, está en marcha un Golpe de Estado para resucitar al difunto Pacto de Corruptos. Esta tensión entre la vida y la muerte requiere de nuestra extrema participación porque del resultado de esta tensión depende nuestras vidas, las de nuestros hijos e hijas, nietas, nietos. Como si fuese una película estamos en el mes de la Revolución, en octubre. Este es un mes para renacer. Este es un mes para volver a creer. Este es un mes para defender nuestra débil, pero nuestra, nuestra democracia.
Si bien dependemos de las Cortes es importante recordar que fundamentalmente dependemos de nosotros y de nuestra actividad política, no politiquera, para construir un país mejor. En este momento histórico, cuando casi todos, sino todos los candidatos a presidente del proceso electoral parece que se quedaron mudos, cuando los candidatos a diputados, tanto los que quedaron como los que no quedaron, están invernando en su silencio frío y no dicen ni pío, este es el momento de romper el silencio y con ello afrontar el miedo. No podemos, no debemos mantener este silencio de catedral.
En este momento en que el llamado del Alcalde electo de Antigua Guatemala, Juan Manuel Asturias Sueiras refleja que, dentro de los candidatos a alcalde, electos o no, existen líderes genuinos cuando dice: «…manifiesto mi total y absoluto rechazo a este rompimiento constitucional de la independencia de los poderes del Estado y el resguardo de la institucionalidad e integridad de nuestro país». Este llamado, esta protesta del Alcalde Asturias es categórica y debemos hacerla todos, debemos protestar todos y todas porque luego será tarde. Aquí vuelvo a pedir que quienes tenemos alguna función pública nos pronunciemos.
De todos los silencios que he escuchado, el más aterrador para mí, es el silencio de los académicos. Y de todos los silencios profundos que este proceso electoral me ha dejado, el silencio que más lastima es el de mi universidad, la Universidad de San Carlos de Guatemala, Nacional y Autónoma, USAC. Desde la elección a rector, cuando se fraguó la imposición de Walter Mazariegos, un aliado incondicional de Giammattei para poner las Cortes al sabor y antojo del Pacto de Corruptos, mi universidad entró en un silencio invernal y no ha dicho nada. No lo ha hecho el Consejo Superior Universitario, autor intelectual y material del fraude porque ellos son el fraude. No lo han hecho los decanos silenciosos. No lo han hecho las juntas directivas de las Facultades y Unidades Académicas de la USAC. Hay que reconocer que se han pronunciado no sólo en contra del fraude rectoral sino también del golpe de Estado algunas asociaciones, uno que otro claustro, pero nada más que una minoría, a la que hay que felicitar.
Ahora, a quienes están en silencio, aquellos que tienen miedo de hablar, de salir a las calles y protestar contra este golpe de Estado, a ellos, a ellas, insto a que rompamos el silencio y expresemos eso, eso que queremos: Vivir en democracia. Este es el momento. O es ahora o no será nunca.