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Thomas Dye dijo que “las políticas públicas son todo aquello que los gobiernos deciden hacer o no hacer” y esa frase encierra una gran verdad que es conveniente que recordemos que “las decisiones políticas también se miden por las ausencias, por lo que se posterga, se ignora o se deja caer de la agenda de trabajo”.

Hoy presentamos una serie de cuestionamientos respecto al tema de los residuos tóxicos, cuántas toneladas se generan y la forma en que son dispuestas, porque reciben todo tipo de residuos peligrosos por parte de la industria y también residuos peligrosos como biológico infecciosos.

 Desde siempre, Guatemala ha tenido como referente para la gestión de sus residuos sólidos urbanos el obsoleto y por qué no decirlo, arcaico contaminante “relleno sanitario” a cielo abierto; sepa Dios qué normas utilizan para su regulación.  El acto de “enterrar” en los barrancos aledaños a zona tres, zona siete y zona uno ha traído como consecuencia algunos desastres ambientales como incendios y los gases mal olientes en épocas de lluvia, con consecuencias graves por la contaminación del aire en el valle de la Asunción.

¿Cuántas millonadas de composición orgánica ha recibido el “relleno sanitario” en los últimos treinta años, es decir residuos de alimentos? Aparte que, nos envenenan diariamente con su contaminación organoléptica. Estos tiraderos a cielo abierto han causado graves impactos ambientales que la población aledaña está condenada a sufrir por tiempo indeterminado.  Esta arcaica gestión de nuestros desechos por cincuenta años ha contaminado varios cuerpos de agua (mantos freáticos) además de ¿cuántos millones de metros cúbicos de suelo con sus lixiviados? 

Para infortunio de quienes vivimos en ciudad Guatemala, ni las autoridades sanitarias, ambientales, estatales, Procuradurías de los Derechos Humanos y Municipalidad han podido resolver este problema que afecta a casi dos millones de personas en esta área urbana y municipios aledaños.  Lo anterior nos indica que estamos aún en la edad prehistórica, es decir en el tiempo de las cavernas, o sea la primera etapa del proceso evolutivo que los países desarrollados han superado en los últimos cincuenta años.

Por si fuera poco, ni las administraciones gubernamentales anteriores y muchísimo menos las municipalidades del país han intervenido en el asunto; a no ser algunos paliativos para “taparle el ojo al macho” como ejemplo las bardas en el río Motagua; pero, el problema cada día es peor; la población jamás ha recibido una concientización respecto al tratamiento de la basura y cada quien la tira, deposita o esconde en donde se le da la regalada gana, dándole vida a los tiraderos o basureros clandestinos por donde quiera que uno vea.

Navidad, Año Nuevo, Semana Santa, cualquier evento masivo como conciertos, desfiles, protestas populares (recordemos la suciedad e inmundicia que dejaron los maestros durante su protesta de mes y medio hace algunos meses frente y alrededor del Palacio Nacional), eventos deportivos y religiosos como las procesiones o conciertos populares han sido y parece que serán los teatros idóneos para que la población desahogue sus frustraciones y manifieste su rechazo a la higiene y a las disposiciones gubernamentales.

Cuántas campañas educativas respecto para educar a la población para no tirar la basura en cualquier parte harán las instituciones responsables de este problema en el próximo año ¿o es que la población no les merece atención y son personas de cuarta, quinta o sexta categoría?  

Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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