En Guatemala el privilegio de ser togado indica la calidad de ciudadano especial en cuanto a cultura general y una disciplina universitaria; su uso en el campo del derecho se remonta a la época del imperio romano y es la indumentaria que da solemnidad a la función jurisdiccional, por lo que portarla significa poseer los valores que deberían regir el actuar del organismo judicial.
La toga es un traje con el que se atavían los jueces, los académicos y los graduados en determinadas disciplinas universitarias, se usa en actos ceremoniales por magistrados, jueces, abogados y la comunidad universitaria cuando se obtiene un grado.
La anterior referencia viene al caso porque en nuestro país hay miles de togados en materia jurídica, graduados en la Universidad de San Carlos como en las universidades privadas, y se supone que los valores en todas esas universidades es el de esgrimir la verdad, hacer o impartir justicia, ser honrados consigo mismos y actuar con decencia, fueron los fundantes para obtener la calidad de graduado universitario.
La política nacional por medio del clientelismo ha degradado esos principios básicos que pareciera no regir en la vida pública, por ello necesitamos ciudadanos capaces que en el ejercicio de la aplicación de la justicia no se dobleguen ante ningún partido político, no accedan a los sobornos millonarios o al ofrecimiento de ascenso a los puestos más altos del Organismo Judicial con base a conductas delictivas.
No debemos olvidar que las personas somos la razón de ser del sistema puesto que en nosotros reside la soberanía, Guatemala es un estado social y democrático que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad, la dignidad de las personas y el pluralismo político según el contenido de la Constitución Política de la República de Guatemala.
Frente a la problemática social que atraviesa Guatemala y los gritos de desesperación social por vivir en un estado de delincuencia violenta permanente, vemos el contraste del sereno silencio de los togados jurídicos en general, sea por medio de agrupaciones o entidades gremiales para indicar o señalar los fallos que no garantizan el imperio de la ley, la igualdad ante ella y el valor fundamental que es la justicia.
Los fallos precedentes y el no cumplimiento de la supuesta independencia de la justicia guatemalteca han obligado a la población a desconfiar de la supuesta impartición de justicia que ahora se percibe en manos de togados que responden a intereses políticos partidistas, por lo que no se les considera como garante de los derechos y libertades de la población sin desigualdades ni discriminación.
La población le teme a la injusticia, al abuso de poder cuando los jueces y magistrados actúan irresponsablemente como funcionarios judiciales que son, pues por lo visto nadie logrará alterar el silencio de las togas. Tras un proceso imparcial, al final se debe administrar serenamente justicia, sean quienes sean las personas afectadas. Con normalidad, como sucede todos los días. Lo contrario sería gravísimo, pues ya lo dijo Montesquieu que “donde no hay justicia, no hay libertad”.
El Organismo Judicial guatemalteco tiene sus normas fundamentales para aplicar justicia y cuyos fallos han de ser respetados por la población y por lo tanto, es bueno exigir que quienes ejercen cargos públicos recuerden que durante su gestión están sometidos al imperio de la ley.







