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Gracias a la Revolución de Octubre

A ochenta y un años de distancia aún es menester dar gracias al movimiento armado del veinte de octubre de mil novecientos cuarenta y cuatro; el cual produjo el surgimiento de cambios sociales, económicos, artísticos y en la estructura del ejército, dándole un giro al sojuzgamiento que padecía la población. Es decir, se restauraron los principios elementales de los valores políticos y morales que durante muchos años estuvieron desnaturalizados.

La importancia de este suceso democrático tuvo reacciones negativas en los guatemaltecos de mentalidad aristocrática y feudal, ellos pretendían seguir explotando al pueblo sometido a un vasallaje y a un régimen de trabajo explotador sin garantías mínimas para los trabajadores; por ello, la revolución de octubre no fue un simple cambio de hombres en el poder, consistió en la puesta en práctica de forma legal el derecho humano de vivir con el mínimo de dignidad.

   Los primeros logros del movimiento revolucionario consistieron en la elaboración de Decretos emitidos por la Junta Revolucionaria de Gobierno entre los cuales el número doce indica en artículo primero que la Catedral de la Cultura, “La Universidad Nacional de San Carlos, con sede en la capital de la República, es autónoma en cumplimiento de su misión científica y cultural, y en el orden administrativo. Dicho Decreto cobró vigencia el día uno de diciembre de mil novecientos cuarenta y cuatro, con lo cual terminó la sumisión de la Universidad al Estado.

Como consecuencia de la revolución tomó posesión el gobierno de Juan José Arévalo y se inició un ciclo de atención a la cultura y entre esas instituciones se fundó la Facultad de Humanidades; se fundaron las primeras Cooperativas; la Colonia Agrícola y Ganadera en Poptún, Petén y se fundó en el Barrio El Gallito la primera clínica de asistencia médica gratuita, los primeros estudios para la instauración del Seguro Social en Guatemala.

Así mismo, se promulgó el Código de Trabajo que vino a darle al trabajador el derecho y el lugar que como persona tiene en la relación laboral con los patronos; se realizó el Primer Congreso Nacional de Economía en la ciudad de Escuintla; se iniciaron los proyectos de la Ley de Municipalidades, la Ley para el Gobierno y Administración de los Departamentos y la Ley Electoral, el Código de Notariado; se realizaron los Congresos Regionales de Gobernadores y Alcaldes.

Se aprobó la Ley del Seguro Social Obligatorio organizándose el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS; la Ley de Fomento Industrial; se adoptaron medidas para la descentralización de la cultura y se creó en la ciudad de Quetzaltenango la Escuela de Enfermería, así mismo, la Escuela Central de Artes y Oficios para Varones fue convertida en el Instituto Industrial; se pusieron en marcha las primeras Misiones Ambulantes de Cultura Inicial integradas por un maestro, un oficial del ejército, un perito agrícola y un estudiante de medicina, lo cual significa que fueron las primeras acciones de las Jornadas Móviles de Servicios integrados que realiza el actual Gobierno de la República.

También en ese período revolucionario se construyeron las escuelas primarias denominadas Tipo Federación; se creó el Instituto de Antropología, Etnografía e Historia, el Instituto Indigenista Nacional, se instauró la Feria del Libro, se inauguró la Colonia veinte de octubre que es un complejo habitacional de doscientos cuatro casas de habitación para los obreros; el mercado cantonal de la Avenida Elena; se estableció el Departamento Central de Aguas y Cloacas entre otras instituciones.

De hecho, la Revolución de octubre no se hizo para cambiar hombres sino para cambiar sistema de vida y de trato, darle a la población el lugar que como personas humanas les correspondía.  Es muy largo enumerar las acciones políticas que surgieron del movimiento revolucionario, sin embargo, en los rubros de agricultura, salud pública, obras públicas y comunicaciones hubo muchos cambios que favorecieron a la población guatemalteca.  Desde este espacio, me permito dar un agradecimiento etéreo a todas aquellas personas que contribuyeron para que ahora podamos vivir con esos logros educativos, sociales y laborales para nuestro bienestar. 

Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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