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Para entendernos mejor presento la definición de la palabra violencia de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española: «adjetivo calificativo. Acción violenta o contra el natural modo de proceder. Se dice de una persona que actúa con ímpetu y fuerza y se deja llevar por la ira».
Los discursos de los grupos relegados del poder en la contienda electoral pasada no cesan en su orientación violenta y desbordada de odio contra todos aquellos que no piensan igual que ellos, o simplemente, cuando no se coincide con sus principios, intereses particulares o políticas públicas. La violencia se manifiesta en nuestro país, de diversas maneras, la más común y permanentemente vista por la población, es aquella que se ha generalizado en los medios de comunicación electrónicos, con la descalificación y argumentos ad hominem.
Usualmente, los agresores violentos por medio de publicaciones apócrifas y declaraciones tendenciosas, buscando que sus víctimas se sientan indefensas y no tengan reacción para debatir dichas noticias o comentarios, colocándolos en un terreno de minusvalía. La violencia discursiva en el ámbito político presenta varias caras: algunas de ellas, las tenemos cuando los distintos sectores políticos, los medios de comunicación masiva, la administración de justicia, la academia y el gobierno mismo pierden la visión u objetivos de las actividades que les corresponden.
Todos estos espacios representan un poder de promoción y desarrollo, los cuales se difunden e instrumentalizan para el usufructo de intereses grupales o particulares. La violencia en el discurso político aparece explícita y también disfrazada en los discursos violentos estructurados con un lenguaje ambiguo, agresivo, desafiante y mal intencionado de la impresentable oposición; con lo cual puede resultar más nocivo cuando la carga del mensaje es un discurso que lesiona la honorabilidad de quien o quienes pudieran ser afectados por el mismo.
Los discursos agresivos que utilizan los defenestrados del poder por la decisión pública, denota el uso de un lenguaje discriminatorio apelando a la emotividad de la población para promover la desconfianza y la desilusión política de los gobernantes de turno, quienes, no pueden en un solo período gubernamental, solucionar los grandes problemas que la población heredó y arrastra desde hace muchísimos años.
Desde que inició la época independiente, por ignorancia e intereses particulares e internacionales, léase transnacionales; los gobernantes tomaron decisiones catalogadas como de traición a la patria, inconstitucionales y delincuenciales, sin importar lesionar la supuesta soberanía de la que gozamos.
La violencia política continúa siendo una constante en nuestra realidad que utiliza diferentes medios para dominar, cambiar, establecer, cambiar o preservar determinado orden social u oportunidades para seguir saqueando el erario nacional; entendiéndola como el hueveo inmisericorde de los bienes del Estado con consecuencias políticas, sociales y psicológicas para la población.
Vi en las noticias que una persona de forma irascible responsabilizó al presidente de la república por el desborde de un río y la anegación de una carretera; sin tomar en cuenta que los hechos naturales salen del control administrativo y político de cualquier funcionario público; en ese caso, sólo queda pedirle al cielo que ya no llueva tanto y se acabe el problema del desbordamiento de los ríos y sus posteriores consecuencias.
Esperamos salir de este patético ESTADO DE EMOCIÓN VIOLENTA en que nos encontramos en la vida política del país y que, en las próximas elecciones la mayoría de la ciudadanía exprese su rotundo rechazo al uso de la violencia discursiva y material para alcanzar el poder y dominio público.

Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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