Las redes sociales, chats de videojuegos y falsas promesas de trabajo son utilizados por la delincuencia organizada y desorganizada para atraer, reclutar e integrar a menores de edad hombres y mujeres a las redes delincuenciales en sus más diversas manifestaciones, desde el asesinato, vigilancia cercana a personas que utilizan las agencias bancarias o simplemente como asaltantes con o sin armas de fuego.
El reclutamiento de niñas, niños y adolescentes se realiza desde edades muy tempranas, muchas veces desde los diez años en adelante, antes que puedan tener una noción clara de las consecuencias de sus acciones; por lo que, resulta muy rentable para los reclutadores engancharlos, ya que, en caso sean aprehendidos por las autoridades, su confinamiento o pena será menor que el de un adulto. Esa diferencia sustancial en la duración y severidad del castigo convierte a los adolescentes en un recurso atractivo para el narcotráfico.
La ausencia del Estado impulsa la violencia y el reclutamiento debido al vacío de poder y poca o ninguna presencia estatal, el cual es llenado por el narcotráfico que aprovecha la delincuencia para llenar espacios y necesidades que el gobierno no atiende. Donde el Estado no provee empleo, educación o infraestructura básica, las organizaciones criminales si lo hacen convirtiéndose en una opción viable para muchas comunidades marginadas.
Mientras no garantice bienestar, protección y justicia, así como reducir el alto nivel de marginación, la delincuencia organizada seguirá siendo una opción atractiva para cientos de menores en riesgo de ser reclutados.
Las invitaciones directas para participar en actividades delictivas, por medio de redes sociales, videojuegos, obtención de ingresos, seducción de niños y niñas para luego forzarlos a realizar actividades delictivas que van desde el servicio de mensajería hasta el secuestro, asesinato y desaparición de cuerpos, robo sin violencia o con uso de armas, trasiego y venta al menudeo de drogas, acompañamiento para el cobro de extorsiones y la persuasión en las escuelas a otros menores.
Cuanto más participan los menores en la realización de conductas delictivas son más propensos a escalar posiciones en ese grupo hasta participar en actos de violencia extrema sin remordimiento alguno.
Algunos de los factores directos para el reclutamiento son: los amigos involucrados en la delincuencia, padres o familiares con adicciones, padres o tutores pertenecientes a grupos armados del crimen organizado, padres que tengan bajos ingresos económicos y poco nivel educativo, así como la observación de violencia intrafamiliar.
El vacío existencial del Estado en las comunidades lejanas no crea nuevos valores en la sociedad, por el contrario, en esta sociedad ese vacío se degenera y convierte en vacío político-cultural, el cual que por medio de la propaganda canaliza un relato de agravio social que sirve como caldo de cultivo para la población en general y para los niños, niñas y adolescentes que principian a ver el mundo y desean tener protagonismo en el desarrollo de sus vidas.
El vacío de poder estatal suele convertirse en un instrumento de poder para la delincuencia donde la obediencia se celebra como virtud y la sumisión como lealtad; entonces el vacío deja de ser ausencia y se convierte en espacio ocupado para uniformar ideas criminales. La presencia del Estado es urgente en los lugares más recónditos del país, así evitaremos el reclutamiento infantil para delinquir.