Ya es desesperante que muchísimas personas se adueñen de las calles y avenidas para realizar supuestamente labores de “vigilancia” de autos mientras los propietarios están ausentes, dicha actividad, hasta cierto punto ilícita puesto que tales personas no son propietarias de las calles y avenidas como para cobrar determinada cantidad por supuestamente cuidar que los vehículos no sufran robo o daño alguno.

El Código Penal vigente en Guatemala, establece en su artículo doscientos catorce los elementos que conforman o constituyen el delito de coacción y establece la pena por la comisión del mismo; es decir que la conducta de los supuestos cuidadores de carros en la vía pública al exigir un pago por la supuesta vigilancia de los autos es ilegal, lo que de hecho los sitúa en un plano de ilegalidad.

Lo anterior, implica que, ante el conocimiento de dicha conducta las autoridades centrales y municipales no respondan a la población y la dejen a merced de quienes coaccionan con toda la impunidad posible; en todos los sectores de las ciudades existe esta clase de personas quienes supuestamente realizan dicha actividad para obtener el sustento diario “de manera honrada” pero cometiendo el delito de coacción.

Da pena y vergüenza ajena observar cómo desde las primeras horas del día, durante el tiempo que se considera jornada laboral y en la noche, haya “cuidadores” apartando con botes y bancos plásticos, piedras, maderas y cuanto objeto no permita el estacionamiento de los vehículos a menos que se admita  el pago ilegal por utilizar los lugares de estacionamiento y exigiendo un pago, lo anterior significa cometer el delito de extorsión a los pilotos automovilistas quienes por necesidad se ven obligados a estacionar sus vehículos en la vía pública.

Y atendiendo a la realidad en que vivimos, ¿qué derecho pueden invocar los “cuidadores” de carros para extorsionar y coaccionar a los automovilistas que necesitan estacionar sus vehículos en la vía pública? ¿acaso es un eximente la circunstancia que generalmente esgrimen cuando indican que es por pobreza que realizan ese “trabajo” y es suficiente para que las autoridades les permitan seguir ejerciendo “su derecho” a cometer delitos?

Socialmente para la mayoría de personas, esta conducta es comprensible y admitida por supuesta lástima, además, porque las mismas autoridades son permisivas en ese aspecto, aducen que no hay forma legal de liberar las calles y avenidas, pero, ¿entonces quiere decir que las mismas autoridades no conocen las leyes vigentes del país?

¿Qué puede hacer un “cuidador” de carros ante el robo o daños ocasionados a los vehículos parqueados bajo su “cuidado, cuando los delincuentes les amenazan con armas de fuego? ¿hasta dónde llega la responsabilidad de los “cuidadores” de carros ante actos vandálicos de la delincuencia a los vehículos bajo su “cuidado”, tal como el robo de insignias de las marcas? Pero, lo más indignante es que, de forma descarada exijan el pago para estacionar los vehículos porque de lo contrario, es decir, al negarse a pagar por estacionar los “cuidadores” en grupo agreden a quienes desean estacionar sus autos en la vía pública.

¿Qué pueden hacer las autoridades al respecto? es necesario regular esta situación que ya parece ser una ley de orden común y de observancia general. Por lo mismo, también, a las autoridades correspondientes realizar un recorrido permanente por la ciudad retirando todo obstáculo que impida el estacionar vehículos en la vía pública.  Esperamos prontos resultados.

Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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