El jueves recién pasado estuvo cumpliendo CIEN AÑOS el insigne maestro Jorge Alonso Samayoa, ocasión propicia para festejarlo ayer domingo con la presencia de sus familiares, amigos y de un buen número de ex alumnos del Instituto Técnico Vocacional “Dr. Imrich Fischmann” quienes tuvimos el privilegio de recibir sus enseñanzas que ahora son parte de nuestro acervo cultural.
Don Jorge Alonso Samayoa nació en el municipio de Cunén, departamento de Quiché; en su juventud viajó a la ciudad capital donde estudió su carrera de Magisterio en la Escuela Normal Central para Varones, y siempre repitió las palabras del insigne patriota cubano José Martí: “Y me hice maestro”. Durante el ejercicio de su docencia en Quiché conoció a Carmencita Duarte Cuellar, maestra, compositora y poetisa quien le acompañaría en su viaje por la vida como su esposa.
Don Jorge ejerció la mayor parte de su docencia durante muchos años en el Instituto Técnico Vocacional ubicado en la zona trece de esta ciudad, conocido ahora como “Dr. Imrich Fischmann” donde se distinguió por su conocimiento académico y relación humana con sus alumnos; dicha circunstancia valió en diversas ocasiones para que su nombre lo llevaran como un honor las diferentes promociones graduadas como Bachilleres Industriales y Peritos en alguna de las trece especialidades técnicas que aún se imparten en dicho centro de estudios.
Ayer, el parque de la Colonia del Maestro en la zona quince de esta capital fue el escenario donde se le rindió un merecido homenaje por su arribo a sus CIEN AÑOS de existencia; y la presencia de más de cien exalumnos sirvió para recordar los años de estudio y el valioso aporte que nuestro Maestro y amigo nos proporcionó en nuestra vida estudiantil. Por supuesto, casi todos los asistentes pudimos tomarnos la fotografía del recuerdo con tan insigne maestro y catedrático.
Pero no sólo se dedicó a la docencia, también participó de manera directa en la conducción de una boyante empresa familiar dedicada a la fabricación de resortes para vehículos pesados; en el ámbito creativo escribió varios libros relacionados con experiencias personales y educativas; ha sido merecedor de un sinfín de homenajes por parte de las diversas promociones de exalumnos.
Por este medio me permito reconocer la maravillosa idea de sus hijos, los ingenieros Jorge y Mario Alonso Duarte para realizar esta actividad que, no sólo nos ha hecho revivir recuerdos de hace más de cincuenta años de graduados, también fue aprovechada por amigos íntimos de la familia Alonso Duarte, así como compañeros de trabajo de los ingenieros hijos de don Jorge para manifestarle su admiración, respeto y agradecimiento a Dios por haberle proporcionado el privilegio de llegar a sus CIEN AÑOS de edad.
Y dentro de su haber, don Jorge lleva el signo positivo de la filantropía, que es el amor a la humanidad expresado a través de la ayuda desinteresada y altruista para mejorar el bienestar de otros, lo expreso porque en un terreno que posee existen varios nacimientos de agua, con los cuales surten del vital líquido de forma gratuita a la Aldea Panajxit en Quiché, además, cada año la familia se transporta a dicho lugar llevando regalos a la población.
Sea este artículo que apenas refleja la vida profesional y familiar de don Jorge, el homenaje de quien en nombre de los ex alumnos del Instituto Técnico Vocacional agradecemos el valioso aporte que nos dejó en la vida nuestro insigne maestro y amigo.