Que satisfacción es tener la certeza de habernos equivocado lo menos posible a lo largo de nuestra vida, al haber peleado por todos los derechos que nos corresponden como población y ciudadanos; no estuvimos equivocados cuando apelamos a la justicia, cuando en búsqueda de una mejor vía para lograrlo enfrentamos las adversidades de los tiempos e ignominia y estupidez de los verdes uniformados.

La vida es un intrincado tapiz de momentos deliberaciones y experiencias que a través de los años nos moldean y definen nuestra personalidad, características personales, objetivos y esperanzas para un mejor vivir. A lo largo del viaje por el tiempo al que unos le llaman vida, encontramos alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, amores y desamores y como es natural, al ver retrospectivamente, reflexionamos sobre nuestro pasado, y el desafío personal radica en hacerlo sin arrepentimiento.

Nuestras experiencias, buenas o malas nos enseñaron valiosas lecciones que no hubiéramos aprendido de otra forma, eso nos hizo crecer y evolucionar. Y como cualquier mortal sufrimos sucesos que oscurecieron el panorama; enfrentamos a nivel familiar momentos de incertidumbre, exilios e ingratitudes que detuvieron momentáneamente la dinámica de nuestras vidas; sin embargo, fue hasta que sucedieron estos acontecimientos que pudimos volver la mirada a la realidad; en la que se relató y describe en forma positiva en gráficas, porcentajes y estadísticas.

El haber cometido errores y que algunos de ellos hayan tenido consecuencias significativas no definieron nuestro valor como personas, y cada uno de ellos fue una oportunidad de aprendizaje que nos enseñó a ser cautelosos y comprensivos.  Así, como es importante aprender de los errores, también es vital celebrar nuestros logros: cada éxito por pequeño que haya sido fue un testimonio de nuestra capacidad para superar los problemas para alcanzar nuestras metas y las alegrías que hemos experimentado. 

El arrepentimiento es un sentimiento de pesar que se experimenta por haber hecho algo malo o por haber dejado de hacer algo que se debía hacer; es un cambio de mentalidad y de conducta que implica reconocer los errores y comprometerse a no repetirlos y aprender de los mismos.

Para no arrepentirnos por lo que sucedió en el pasado en necesario vivir el presente apreciando las pequeñas maravillas de la vida cotidiana para estar en sintonía con nuestros pensamientos y emociones para responder a las situaciones que se nos presenten con claridad y serenidad.

Cada día nuevo, es una oportunidad para hacer o realizar acciones que reflejen nuestros valores y el mantener una actitud positiva y proactiva nos ayuda a realizar nuestra vida diaria enorgullecidos de nosotros mismos. El no estar arrepentido de lo que hemos vivido, al aceptar nuestras experiencias como parte de nuestro ser viviendo el presente, nos permite vislumbrar hacia el futuro con esperanza y determinación. 

Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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