En nuestro país el trabajo infantil ha sido necesario e indispensable para los hogares desposeídos económicamente, pues significa el aporte de unos centavos al hogar para subsistir y tener la posibilidad de uno o dos tiempos de comida.
La semana pasada, en el basurero municipal ubicado en el caserío Monte Carmelo de San Pedro Yepocapa, del Departamento de Chimaltenango, sucedió un hecho que ha consternado a miles de guatemaltecos con el accidente sufrido por una niña de trece años, quien se encontraba recolectando piezas de plástico y otros materiales reciclables para su venta cuando fue sorprendida por un alud de basura que la sepultó provocándole la muerte inmediata.
Durante muchísimos años, la poca o ninguna presencia del Estado de Guatemala por medio de sus instituciones ministeriales y municipales ha sido evidente, lo cual aunado a los estados de pobreza extrema de una gran parte de la población, ha tenido como consecuencia la muerte de personas de toda edad, quienes se dedicaban a la recolección de desechos en los basureros municipales.
En el año dos mil cinco, en ciudad Guatemala se produjo un incendio de grandes proporciones en el Vertedero Municipal de la zona tres, conocido como el relleno sanitario, tras lo cual la Municipalidad de Guatemala prohibió el ingreso de niños a ese lugar. En dicho vertedero hay muchas personas que allí se ganan la vida recolectando diversos objetos; algunas veces la lluvia desplaza enormes cantidades de basura y en otras los gases que emanan intoxican a quienes pernoctan dicho lugar por razones de supervivencia.
Es muy importante pensar en el hecho que haya población alimentándose de los desechos que la comunidad genera, asimismo, en el año dos mil catorce, cuatro niños murieron por haber ingerido sopas que aparentemente fueron recogidas del basurero de la zona tres, estos menores compraban comida a las personas que recolectaban alimentos en ese vertedero municipal. Día con día, ellos rebuscan entre la basura latas, botellas de vidrio, papel y cartón con el objetivo de vendérselos a los recicladores; algunas veces tienen suerte de encontrar objetos de oro, plata, dinero e incluso otro tipo de cosas.
Se espera que las autoridades municipales de los distintos municipios donde existen vertederos, implementen o aumenten en su caso, las medidas preventivas para evitar este tipo de accidentes que enlutan no sólo a las familias de los fallecidos, además también hieren el sentimiento de la población al saber que las precauciones para dichos trabajos no existen o son muy pocas, convirtiéndose en un peligro latente para quienes laboran o acuden a los mismos esperando encontrar algo de valor para venderlo o bien comida para subsistir.
No es el momento de echar culpas, es el momento preciso para recordarles y exigirles a las municipalidades de todo el país y a los gobernadores departamentales que velen por la seguridad de sus habitantes promoviendo medidas de seguridad en esos vertederos de basura.
Ya no más muertes por aludes ni intoxicaciones en los vertederos; la población adulta y la niñez en estado de suma pobreza que asiste a esos lugares también necesitan de la atención de las autoridades. Es momento de hacer verbo y no sustantivo las promesas electorales de los políticos que ofrecieron durante la campaña electoral su trabajo para evitar estas y otras situaciones graves de la población paupérrima.