Fernando Mollinedo C.
El “Observatorio de Palabras” de la Real Academia Española, ofrece información sobre las palabras o acepciones de palabras y expresiones que no aparecen en el Diccionario, pero que por su uso continuo han generado dudas en su interpretación, tales como los neologismos recientes, extranjerismos, tecnicismos y regionalismos, lo cual no implica que la Real Academia de la Lengua Española no acepte su uso.
Considero de suma importancia aclarar desde un principio a quienes no lo sepan, que el uso y significado de la palabra influencer está de moda en la vida diaria en casi todos los segmentos de la sociedad. Como alternativa de su uso en español se recomienda utilizar la palabra influyente, influenciador o influidor.
La palabra “influencer” es un anglicismo usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras y quien, a través de sus opiniones, videos y publicaciones, venden sus ideas y productos a sus seguidores, y, por lo tanto, ejercen una gran influencia sobre muchas personas, principalmente a través de las redes sociales y otros canales de comunicación.
Existen diferentes tipos de “influencers” que se ubican dentro de tres grandes grupos los cuales son: UNO: según el número de seguidores, DOS: el tipo de contenido que publican usualmente, y TRES: el nivel de influencia en la sociedad que tienen sus publicaciones.
Existen estudios especializados que buscan medir el impacto social de sus contenidos, ya sea en el mercado de consumo o político, es decir, en la formación ideológica y comportamiento de sus seguidores en un gran porcentaje adolescentes y jóvenes entre los trece y veinticuatro años; también se realizan estudios sociológicos y antropológicos de los autores para determinar la verdad o falsedad de sus mensajes, pues éstos no están sujetos a una evaluación social.
Las generaciones actuales nacieron y se desarrollan con internet en un sentido de comodidad emocional, consideran y creen en la supuesta verdad de los mensajes de los influencers que inciden en los criterios y permean la cultura y dinámicas sociales, convirtiéndolos en imágenes de referencia, de inspiración y motivación por su estilo de conectar con el público, es decir que crean a sus propias celebridades.
En relación con los adolescentes, los padres de familia deben tener cuidado con el contenido de lo que observan sus hijos en internet, pues hay influencers que muy fácilmente incitan al consumo de drogas o a la realización de pornografía; en este mismo sentido es importante insistir en que los comentarios, calificaciones y divulgación de contenidos verbales o visuales pueden afectar la integridad y vida de una persona.
No debemos descartar que, el fácil acceso que tienen las nuevas generaciones a los contenidos de las plataformas digitales los puede convertir en ser los protagonistas de dichos contenidos pues esas comunicaciones y sus discursos navegan a velocidades desproporcionadas y no es raro que naturalicen la violencia, delincuencia y estereotipos de género; máximo cuando el público objetivo son las nuevas generaciones de trece a veinticuatro años.
En materia electoral, los influencers políticos, manifiestan su agrado o desagrado respecto de los candidatos rivales utilizando el anonimato por medio de identificaciones falsas, siendo muy común que, para ello acudan a la diatriba, mentira, falsedad e incluso ataques al honor y dignidad (si la tuvieran).