Fernando Mollinedo C.
NO, NO Y NO, el título del presente artículo no alude a ninguna enfermedad terminal, por el contrario, es un análisis somero de lo que ha ocurrido en los últimos días; es decir, entendiéndolo como los acontecimientos relevantes que han marcado el devenir histórico de la vida en Guatemala.
La tan esperada temporada de Semana Santa se fue muy rápido, algunas personas viajaron vía aérea y terrestre a sus pueblos de origen o a destinos turísticos nacionales y fuera del país; otros se quedaron en casa disfrutando el día completo de la misma, puesto que usualmente, la casa sólo les sirve de dormitorio debido a lo intenso del trabajo diario.
Los religiosos católicos vivieron su esplendor con las diferentes procesiones que desde hace mucho tiempo los feligreses de sus parroquias y rectorías acostumbran a llevar en hombros por las partes más céntricas de sus aldeas, pueblos, cabeceras departamentales y en especial en la capital del país, la Nueva Guatemala de la Asunción.
En el aspecto político, la población vivió un descanso visual respecto a la colocación de rótulos, vallas y afiches de los candidatos a diversos cargos en la administración pública en esta incipiente campaña política, la cual iniciaron con la muestra más fehaciente de la inmoralidad, incultura y falta de educación hacia la población por parte de algunos candidatos quienes pusieron al descubierto su incapacidad para desempeñar puestos de alta responsabilidad económica, social y política.
Oj Alá que hubiera algún candidato que centrara su discurso en el despilfarro del gasto público y que prometiera: No tolerar que se utilice el dinero de los contribuyentes en financiar campañas religiosas católicas y evangélicas de manera oficial. En lugar de eso, bien podrían de forma positiva prometer entre otras cosas, un sistema de bienestar integral que apoye y ayude a aquellos que por una u otra razón no pueden hacerlo por sí mismos.
Abordar con seriedad la cuestión de la educación en Guatemala porque hasta hoy ha estado en manos políticas que por ignorancia supina del proceso educativo (aunque hayan tenido títulos de “doctores” en educación) han seguido las órdenes de sus amos para que el sistema educativo creado para “seguir instrucciones lo que equivale a obedecer” y repitan la Historia de Guatemala con todos los errores que el imaginario social cree que son verdades con el objetivo que los educandos no puedan desarrollar su pensamiento crítico.
“La escuela primaria necesita una restauración de valores, es decir que lo más importante es cumplir con el nivel de requisitos en las escuelas. No puede pasar de un nivel de grado a otro si no se han logrado las metas” pero sin engañar a la población con falsos datos estadísticos, pues hay educandos que no saben leer y escriben con ortografía pésima, pues sus maestros no han puesto el debido interés en enseñarles.
En economía, se ha denunciado que “la administración pública se gasta demasiado dinero por motivos propagandísticos; además, el Gobierno aumentó la deuda pública en decenas de miles de millones de quetzales en estos últimos tres años. “Demasiados hogares guatemaltecos tienen que pensar cada día en cómo pueden sobrevivir con los costes de la vivienda disparados y una inflación récord que erosiona el poder adquisitivo, tanto así que, ya ni para comprar la canasta básica alcanza”. El que quiera entender, que entienda.