Para evitar o aliviar la tormenta económica que viene sufriendo la población guatemalteca, se debe apostar por una “revolución” de talento humano por medio de la educación; me refiero no sólo a la educación formal, también a la extraescolar con énfasis en la educación técnica industrial.
Es de lamentar que, durante los últimos cincuenta años, en el Ministerio de Educación no haya habido autoridad alguna que le preste atención a la educación técnica en todas sus disciplinas; lo cual se ha debido a la falta de conocimiento de tan importante rama del saber técnico-educativo de quienes han ejercido los puestos de “autoridad educativa” pues se han dedicado a la administración y no al aspecto pedagógico, que incluye, por supuesto, a la educación técnica.
Los gobiernos y las autoridades educativas han pecado de suma ignorancia al no conocer ni entender lo que significa para el país la “formación” de mano de obra calificada, es decir, formar pedagógicamente al estudiante para que su trabajo no sea robotizado que sepa desarmar, reparar, armar aparatos y maquinarias; también debería conocer los aspectos académicos para que su formación sea integral como ser humano. El objetivo de la educación técnica es formar a los estudiantes en el área tecnológica como la robótica y la inteligencia artificial, pero también es necesario que haya formación en habilidades analíticas y de nivel interpersonal en el especial mundo laboral.
Claro que es complejo el papel que deberían de impulsar el Gobierno y las instituciones educativas que están llamados a liderar un cambio en el sistema educativo y su vinculación con el mercado de la industria y nuevos emprendimientos sí de verdad se quisiera aportar personas capaces y útiles al mundo del trabajo de modo competitivo e integral, porque los procesos educativos deben ser coherentes con las necesidades del sector económico trabajo y empleo.
¿Cómo puede el Gobierno y el Ministerio de Educación desarrollar un acceso educativo al aprendizaje de las habilidades y el cambio para la era digital? La verdad es que no existen oportunidades para que los graduandos de las disciplinas técnicas puedan conseguir trabajo cuando se gradúan, pues la mayoría se quedan solos para navegar por su cuenta en el mundo del trabajo informal con el apoyo limitado –si lo tiene– de sus familiares.
Inicia el ciclo escolar, en el Instituto Técnico Vocacional “Dr. Imrich Fischmann” y se da la repetición anual de más de dos mil solicitudes para ingresar a estudiar una de las trece disciplinas técnicas que allí se imparten y la capacidad de admisión es para cuatrocientos cincuenta alumnos. ¿A dónde irán a estudiar esos mil quinientos y pico de alumnos que no son admitidos? DESDE HACE MÁS DE CINCUENTA AÑOS las “autoridades educativas” han invisibilizado este problema y por su incompetencia el problema subsiste y se incrementa cada año.
Aparte de ello, como ignorantes de la educación técnica, cambiaron los programas de estudios sin ninguna base técnico-pedagógica, o como recientemente se dio a conocer con bombos y platillos la “CREACIÓN DE CUATRO CARRERAS TÉCNICAS” pero su desconocimiento de la educación técnica no les permitió saber que éstas existen DESDE HACE CINCUENTA AÑOS en el pénsum de estudios de la educación técnica industrial.
La mayor parte de la población saluda el año nuevo con optimismo; pero el sin número de promesas del actual gobierno se queda en el suspenso o en el olvido; sin embargo, como las elecciones ya están próximas, esperamos otra vez, escuchar los desgarradores discursos de los candidatos prometiendo al pueblo lo mismo: EDUCACIÓN, TRABAJO y SALUD, los mismos ofrecimientos, y mire usted: estamos como hace cuatro años, no, perdón; como hace diez años, no perdón; como hace cuarenta años y cincuenta años. Y los políticos son diferentes, pero siguen siendo la misma… cosa.