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El lunes leí una columna de opinión en otro medio de comunicación, en la que el autor de la misma indicaba que se estimaba que para el año 2050, en Guatemala habrá 25 millones de habitantes, con un 70% de urbanización (actualmente es el 54%), es decir, 17.5 millones de personas viviremos (si Dios nos da licencia) en ciudades, principalmente en la ciudad capital y en el área metropolitana no oficial, aunque sí de facto (Mixco, Villa Nueva, San Miguel Petapa, Villa Canales, San José Pinula, Fraijanes, Santa Catarina Pinula, y Chinautla, entre otros).
Otros centros urbanos importantes son Quetzaltenango, Escuintla, Mazatenango y Retalhuleu, Cobán y Carchá, Chimaltenango, Puerto Barrios, Puerto de San José, cada uno con sus respectivas áreas metropolitanas.
Veinticinco años (lo que falta para el 2050) se pasan muy rápido, son apenas seis gobiernos. Y lo dimensiono en gobiernos, porque serán los próximos gobiernos: Ejecutivo, Legislativo y Municipales, específicamente, quienes deberán tener la planificación, financiamiento, ejecución y continuidad de toda la infraestructura necesaria para que semejante cantidad de personas podamos habitar dignamente (como lo pondría este gobierno en su ya desgastada publicidad) en todos los centros urbanos mencionados.
Lo primero que llama la atención es el incremento exponencial en la densidad poblacional, habrá muchos más habitantes por metro cuadrado, lo que significa que incrementará la tendencia de vivienda vertical, es decir una mayor cantidad de edificios. Aunado a ello, la viabilidad, que de por sí ya es muy complicada, tendrá qué mejorar significativamente; lo único que se puede hacer es mejorar e incrementar el transporte público masivo, así como incentivar a la población, principalmente los jóvenes, a utilizarlo. La pésima idea de segundos pisos vehiculares que un exministro y excandidato a la alcaldía alguna vez propuso, además de carísimos, incentivan al transporte particular, no al público.
Probablemente los factores más importantes, principalmente en las ciudades del interior del país, son el alcantarillado, el sistema de drenajes y colectores, acceso a agua potable y recolección de basura. Todo lo anterior, se resume en SALUBRIDAD. Uno de los principales motivos por los cuales uno de cada dos niños en el país padece de desnutrición crónica es por crecer en un ambiente insalubre, que favorece la aparición de enfermedades gastrointestinales que no permiten la adecuada absorción de nutrientes.
Un adecuado sistema de drenajes y colectores ayudan a la ausencia de aguas estancadas y a que la población no tenga contacto con las aguas servidas. El acceso generalizado al agua potable para consumo e higiene debe ser una prioridad de los gobiernos, principalmente municipales. Sin embargo, ningún alcalde se ha tomado la molestia de hacer un estudio detallado sobre el nivel y el estado del manto freático en sus respectivos municipios. Por el contrario, hay una proliferación de pozos (cada vez más profundos) para acceder al mismo sin ninguna consideración sobre su nivel, menos sobre la calidad de agua que se pueda extraer. Ese sería un inicio obligado, en el que se debería involucrar, en eso sí, la ministra de Ambiente, pero ella está enfocada en otros menesteres. No menos importante es tener sistemas de recolección de basura eficientes, así como lugares ad hoc para depositar y plantas para reciclar (lo reciclable).
Todo este trabajo debe hacerse desde ya, si no queremos que toda la red vial del país sea un inmenso estacionamiento de vehículos, y todos los guatemaltecos tengamos una pésima calidad de vida, porque nadie se ha tomado la molestia de organizar a gobernantes, legisladores y alcaldes para que hagan el trabajo para el que los elegimos: procurar el bien común.