Mientras miles de connacionales son deportados de los Estados Unidos, el presidente Arévalo realiza un viaje a Canadá para recibir un galardón y una donación para los Bomberos Voluntarios. Así enfrenta el “líder” del Ejecutivo una crisis que apenas inicia.
Los migrantes guatemaltecos, por medio de las remesas que envían al país, tienen un impacto enorme en la economía de Guatemala. Uno de cada cinco quetzales del Producto Interno Bruto guatemalteco es generado por las remesas, a través del consumo, principalmente, o de la inversión. Adicional, del 3.7% que creció la economía nacional en 2024, una cuarta parte se debe al crecimiento de las remesas en el mismo período. Y, por si fuera poco, las remesas estabilizan la balanza cambiaria frenando el desequilibrio entre las exportaciones e importaciones, manteniendo la estabilidad macroeconómica de la que tanto se jactaron en su momento los expresidentes Morales y Giammattei, y de la que ahora alardea también el actual gobierno. De no existir el flujo de remesas, nuestra moneda sufriría devaluaciones importantes cada año, las cuales incrementarían la inflación, con lo que disminuiría considerablemente el poder adquisitivo de nuestra moneda, en detrimento de la población en general, principalmente los más vulnerables.
El presidente Arévalo y su equipo de trabajo, incluidos sus diputados, tuvieron la harta obligación de velar porque los migrantes deportados puedan tener en su país las oportunidades que no tuvieron cuando migraron al país del norte. Sin embargo, regresan a un país en el que las carencias en salud, educación e infraestructura persisten. Temas como los servicios de salud, la desnutrición crónica infantil, la cobertura y el nivel educativo, así como la infraestructura portuaria y vial, que son vitales para tener un país competitivo, siguen siendo tarea pendiente del presidente, la vicepresidenta, sus ministros y los diputados, todos por igual.
El mandatario y su equipo no podrán frenar las deportaciones. Quedó demostrado tras el colérico arrebato del cretino presidente colombiano, que esa no va a ser la forma de abordar la crisis que se vendrá.
La generación de empleo se vincula con incrementos en la producción de bienes y la prestación de servicios en una economía. A medida que incrementa la producción de bienes y la prestación de servicios, incrementa la demanda de mano de obra, lo cual genera más empleos. Una forma que tiene el gobierno de incrementar la demanda laboral puede ser a través de inversión en infraestructura. Ya se cuenta con un marco regulatorio para ello, por lo que la corrupción y pago de favores, ahora práctica común de los diputados oficialistas, que se da por medio del listado geográfico de obras, debería eliminarse.
Otra solución interesante para el interior del país es aprovechar la vocación forestal de nuestros suelos para emprender proyectos de reforestación y manejo forestal, los cuales pueden generar recursos en los mercados de bonos de carbono, siempre y cuando las autoridades del Ejecutivo, principalmente del MARN, MAGA y más arriba, no obstaculicen al INAB para la planificación, el desarrollo y la puesta en marcha de dichos proyectos.
Ante esta crisis existen oportunidades viables, las cuales deben ser aprovechadas por Arévalo y su equipo de trabajo, en vez de viajar a recibir galardones al extranjero para evadir una crisis que inevitablemente tendremos, más temprano que tarde.
