La estéril lucha de las ideologías que persiste en nuestro país ha sido muy perniciosa, provocando una división interna muy fuerte. Más dañino aún es el hecho de que la mayoría de las personas que creen que se identifican con la “derecha” o la “izquierda” ni siquiera tienen idea de lo diverso y amplio que es el espectro ideológico, menos aún, cómo puede afectar una ideología a una nación. La ignorancia de muchos “formadores” de opinión los lleva incluso a descalificar con motes despectivos y peyorativos como “la derecha corrupta o los fachos” a quienes simpatizan con la derecha o “comunistas o los chairos” a quienes simpatizan con la izquierda. Estos supuestos formadores de opinión ni siquiera pueden distinguir entre las distintas corrientes de cada lado del espectro, menos aún logran entender cómo interviene el Estado en la economía.
Tradicionalmente se caracteriza a las ideologías de Derecha por promover una menor intervención estatal en la economía. No todas las ideologías de derecha funcionan de esta forma. Los fascistas, que en el espectro ideológico son considerados de extrema derecha, pero lejos de promover la libertad económica, la restringen y adoptan medidas proteccionistas y nacionalistas.
Tradicionalmente a la ideología de izquierda se supone que promueven una mayor intervención del Estado en la economía, desde un nivel moderado, como ocurre con los socialdemócratas que adoptan un modelo de economía social de mercado con un alto índice de libertad económica apuntalado con cargas fiscales importantes para proveer gratuidad en servicios como la educación y la salud, hasta el comunismo, tal como se conoció en la extinta Unión Soviética y sus satélites y que aún practican países como Corea del Norte o Cuba.
Ahora bien, el Estado tiene distintas formas de intervenir en la economía de una nación, y esa intervención tiene un impacto, mayor o menor, en la economía y en la libertad de los individuos.
La forma principal, es decir, que mayor impacto tiene la intervención del Estado, es a través de la política monetaria, cambiaria y crediticia del país, la cual se refiere básicamente a la emisión monetaria, la flexibilidad del tipo de cambio y del tipo de interés, y, en Guatemala, lo hace a través de la JM (Junta Monetaria, donde participa también el sector privado) y el Banco Central. Es por medio de esta política que se determina si se “imprimirá” más dinero, lo que causa inflación, si se intervendrá discrecionalmente en el mercado cambiario para alterar el tipo de cambio, como lo hace frecuentemente el Banguat para frenar la apreciación del quetzal frente al dólar, o si se elevarán los tipos de interés, es decir, incrementarán el precio del dinero con lo que los créditos serán más caros afectando así los precios de bienes y servicios. Cabe destacar que países como México, con el gobierno “izquierdista chairo” de AMLO, ha mantenido un tipo de cambio totalmente libre y flexible sin ningún tipo de intervención estatal, mientras que el gobierno “derechista conservador” de Giammattei intervino discrecionalmente en la economía comprando más de 3,700 millones de dólares durante su mal recordado período, para frenar la apreciación del quetzal. Juzgue usted, estimado lector, quién actúa como izquierdista.
La segunda forma más importante de intervención estatal con la que genera un impacto importante en la economía es por medio de la política fiscal, es decir, por medio de los impuestos directos (ISR e ISO) e indirectos (IVA) y lo hace a través del Ministerio de Finanzas Públicas y su brazo recaudador, la SAT. Volviendo a las comparaciones, podemos destacar que la tasa de ISR en Guatemala es moderada, y es significativamente menor, y mucho más simple de entender, que en economías mucho más libres que la nuestra, como lo pueden ser Nueva Zelanda o Estados Unidos.
Otra forma importante en la que un Estado interviene en la economía es en el comercio exterior, a través de los aranceles y las barreras no arancelarias que establecen ministerios como el de Economía, el de Salud o el de Agricultura. En Guatemala el arancel máximo es de 15% y el país tiene tratados bilaterales y multilaterales con distintos países, lo que facilita sobremanera el comercio internacional. Actualmente en Guatemala existen más trabas y más costos al comercio debido a la deficiente infraestructura portuaria y vial del país, que por los entes reguladores. El presidente Trump, adalid de los “ultraderechistas” tomará una serie de medidas proteccionistas, arancelarias y no arancelarias, para “proteger” a la industria local, sin saber quizás que este tipo de medidas fueron tomadas en Centroamérica en los años 60 y únicamente generaron una serie de monopolios y oligopolios ineficientes, muchos de los cuales hoy en día ya no existen.