Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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¿No le indigna, estimado lector, que la madrugada del martes de la semana pasada, con nocturnidad, alevosía y utilizando prácticas idénticas a las que se utilizaron durante el gobierno de FCN de Morales y que fueron perfeccionadas por el gobierno del “conservador” Giammattei, el gobierno del “cambio y futuro” presidido por Bernardo Arévalo, aprobó el más abultado y desfinanciado presupuesto de la historia del país sin hacer los cambios necesarios en los entes encargados de la fiscalización del mismo?

¿No le indigna, estimado lector, que como parte de las “negociaciones y acuerdos”, como cínicamente les llamó el Ministro de Finanzas en conferencia de prensa excusando así la bajeza del gobierno de Arévalo, iban más de 5 mil millones de quetzales sin fiscalización asignados a los Consejos de Desarrollo Departamental, donde los diputados distritales y alcaldes, con sus “constructoras”, son los únicos beneficiados por dichos fondos?

¿No le indigna, estimado lector, que, como colofón al presupuesto, los diputados se recetaron un aumento salarial de aproximadamente Q22 mil mensuales por diputado, que sumaría al final de estos tres años un total de un millón y medio de quetzales adicionales por diputado, incluyendo prestaciones laborales incluidas en el paquete, es decir, costará al Erario más de Q185 millones en los próximos tres años?

¿No le indigna, estimado lector, que la gran mayoría de los diputados que aprobaron este aumento salarial, incluyendo a los de Semilla, jamás ganarían semejante cantidad de dinero trabajando por sus propios medios, ya sea como profesionales, si es que lo son, o como empleados en una empresa donde sus sueldos serían determinados por sus competencias y por los resultados que logren?

¿No le indigna, estimado lector, que usted, como ciudadano honrado, decente y trabajador, no tendrá ningún beneficio en servicios de salud, en educación para sus hijos, en mejor infraestructura para transportarse de forma más rápida y segura por las carreteras del país y que los costos logísticos y de transporte de los productos no encarezcan, en más y mejores oportunidades para aspirar a mejorar su nivel de vida?

¿No le indigna, estimado lector, la traición de los diputados de Semilla, que decían ser distintos y ajenos al sistema, pero que se evidenciaron como más de lo mismo y antepusieron sus cutres intereses personales y partidistas a los suyos, estimado lector, en esta mezquina y malintencionada negociación?

¿No le indigna, estimado lector, que en este gobierno del “cambio”, el presidente, los ministros y los diputados, resultaron siendo más de lo mismo?

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