Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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En agosto, las remesas familiares enviadas por nuestros connacionales superaron por primera vez en la historia los 2 mil millones de dólares enviados en un solo mes. También se puede pronosticar que este año 2024 las remesas sobrepasarán los 20 mil millones de dólares, ubicándose probablemente entre los 21 y 22 mil millones.

Las remesas familiares representan aproximadamente un 20% del PIB guatemalteco.  A pesar de que no entran directamente en el cálculo del mismo, una parte importante de las remesas se destina a consumo o a compra de materiales de construcción, por lo que sí inciden directamente en el PIB.  Para dimensionarlo de otra forma, en el 2023 las remesas superaron en 40% a la totalidad de bienes exportados por el país, y a julio de este año se tiene la misma tendencia.

Las reservas monetarias internacionales tienen una correlación positiva muy fuerte con las remesas familiares, muy cercana a 1, que es una correlación positiva perfecta.  Es decir, cuando incrementan las remesas familiares, las reservas monetarias internacionales también lo hacen, casi en la misma proporción.  Causaba pena ajena escuchar a los dos bocones expresidentes Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, leer guiones (escritos por lambiscones) en los cuales se ufanaban de lo bien que ellos gestionaban la economía y de lo que incrementaban las reservas monetarias internacionales bajo sus respectivos mandatos.  Su desconocimiento de economía era tal, que no entendían que el Banguat intervenía en el mercado cambiario comprando dólares (que tenía que contabilizarlos como reservas monetarias internacionales), bajo dos mecanismos distintos: la regla cambiaria, sistema que todavía funciona, y la acumulación de reservas, mecanismo totalmente discrecional diseñado por un expresidente de Banguat con la intención expresa de frenar la apreciación cambiaria producto de la sobreoferta de dólares causada por el envío de remesas familiares (ningún “adalid” del libre mercado, de esos que abundan por acá, lo cuestionó).

El crecimiento compuesto anual de las remesas en los últimos 6 años ha sido de un poco más de 13%, y, aunque este año se espera que crezca en menor medida, sí podemos esperar un crecimiento de entre 7% y 9%.  También podemos esperar que las reservas monetarias internacionales crezcan este año.  Ya sabemos que, si el presidente Arévalo también intenta apropiarse del “mérito” de incrementar las reservas monetarias internacionales, tendremos claro que el bisoño presidente intentará saludar con sombrero ajeno, tal como lo hicieron de forma descarada (e ignorante) sus dos predecesores.

Las remesas son un gran alivio, un enorme compensador para familias de escasos recursos, pero también un verdadero motor para la economía guatemalteca, que en 2024 tendrán una participación de entre el 25% y 31% del crecimiento de la economía guatemalteca, cifra nada despreciable para ser producto del trabajo de las personas que deben salir del país buscando oportunidades donde sí las hay, a diferencia de su tierra natal.

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