“Sacaremos provecho sostenible de nuestros mares, potenciaremos las capacidades logísticas y turísticas de nuestras costas, escuchen esto “Guatemala se va volver a ver al mar”, crearemos nuevos polos de desarrollo para generar empleos y exportar nuestros productos a nivel mundial”. La frase anterior es un extracto del discurso de toma de posesión del expresidente Alejandro Giammattei, el 14 de enero de 2020.
A un poco más de 8 meses de dejar el poder (a regañadientes), podemos concluir que el extracto con el que inicio esta columna fue una TOTAL FARSA de un expresidente arrogante, soberbio, pero, sobre todo, FARSANTE. En los 4 años del (des)gobierno de Vamos y del embustero y fanfarrón Giammattei, no se hizo una sola inversión relevante en los puertos del país. Ni una sola. Cabe decir que los 8 gobiernos anteriores tampoco lo hicieron.
De las grúas para recibir contenedores, únicamente funciona una, lo que disminuye la rata de descarga de contenedores, alargando el tiempo de atraque de los barcos. El calado del puerto se ha reducido de 11 a 10.20 metros porque no se ha dragado la dársena ni los canales de acceso, lo que impide que ingresen buques con un calado más profundo que pueden traer más mercadería (contenedores, graneles, etc.) lo que impacta directamente en el costo de los productos importados. Los equipos para descargar productos como hierro, por ejemplo, se arruinan durante las descargas, por lo que detienen la operación de los barcos, lo que ocasiona, también, demoras. Las garitas de ingreso y egreso al puerto ya se quedaron cortas, por lo que los tiempos de espera y las colas de unidades y equipos al recinto portuario son sumamente largas, de 3 a 4 horas para ingresar y una cantidad similar para salir, por lo que los mismos transportistas suben su tarifa de fletes, al tener las unidades detenidas el puerto de 8:00 a 12;00 horas. Con las nuevas disposiciones de atraques de barcos, una chambonada propia de bisoños inexpertos, lo único que han hecho las autoridades portuarias es incrementar los tiempos de fondeo de la mayoría de los barcos.
La consecuencia natural de todo lo anterior, es que las tarifas de flete a Puerto Quetzal han aumentado significativamente. Cuando uno contrata un barco al referido puerto, la tarifa diaria (los barcos se contratan por día y hay un rango de tarifas diarias) que los dueños de los barcos asignan a Puerto Quetzal que se encuentra siempre muy cercana al límite superior del rango, si es que el propietario acepta dicho flete (hay muchos que declinan).
Por si lo anterior fuera poco, la administración del puerto, así como la comisión (vale decir), no tienen ningún interés en resolver estos problemas, porque las utilidades que genera el puerto se reparten entre todos los empleados del puerto, con lo que se privilegia la repartición de utilidades a la reinversión en equipo para eficientizar el puerto. Por cierto, generarían muchísimo más dinero, que podrían repartirse, si fueran más eficientes y recibieran más barcos. No tienen una mentalidad empresarial, eso queda claro.
Las autoridades de Puerto Quetzal, por supuesto, no aceptan que la situación es tan crítica y que están afectando dramáticamente la competitividad del país. Total, son nombramientos eminentemente políticos. También hay diputados ventajistas y aprovechados de Santa Rosa y Jutiapa que quieren apropiarse (dizque para sus municipios) parte de los ingresos del puerto, que NO les corresponden.
¿Qué se puede hacer, además de admitir el colapso del puerto? Cambiar las reglas de administración del puerto es primordial. Aunque ya existen un sinnúmero de concesiones, se deben traer más concesionarios experimentados que puedan prestar servicios eficientes (concesionar no es privatizar, para los trasnochados). Se debe ampliar el número de garitas y mejorar los procedimientos de ingreso y salida del puerto, para que los transportistas no demoren tanto tiempo en el mismo. Se debe reordenar el atraque de barcos. Se debe dragar URGENTEMENTE la dársena y el canal de ingreso.