La semana pasada tuve la oportunidad de acudir al Simposio de Acuicultura Guatemala 2024, en Antigua Guatemala, donde pude observar de primera mano los avances que ha tenido este sector en nuestro país, principalmente en el camarón y la tilapia. Me sorprendió muy gratamente el nivel de desarrollo que ha alcanzado esta industria en Guatemala y sobre todo el potencial que podría llegar a tener nuestro país como exportador de productos acuícolas.
El haber vivido en Chile cuando cursé mis estudios de maestría me permitió tener contacto de primera mano con la industria acuícola de ese próspero país, la cual es uno de los pilares en los que esta nación del sur ha basado su desarrollo económico. Las exportaciones de salmón de Chile alcanzaron los 6,462 millones de dólares en 2023, siendo el principal producto de exportación no minero de dicho país. Para ponerlo en contexto, las exportaciones totales de productos guatemaltecos alcanzaron los 14,186 millones de dólares en 2023, es decir, las exportaciones chilenas de salmón (un solo producto) equivalen a un 45% del total exportado en Guatemala el mismo período.
Por motivos de espacio no entraré a describir la forma en que Chile desarrolló su industria acuícola, pero sí me interesa enfatizar el hecho de que este tipo de industria puede convertirse en una fuente de empleo muy importante, principalmente en zonas costeras y zonas cercanas a mantos acuíferos del país.
De acuerdo con lo expuesto en el simposio, las industrias de camarón y tilapia a nivel mundial se encuentran ante retos muy difíciles en este momento, debido a factores como reducción de precios internacionales de dichos productos unido a un incremento importante en los costos, principalmente de alimentación y energía, entre otros. ¿Qué hacer para afrontar esta crisis? Muy humildemente, creo que puedo aportar algunas ideas.
Academia. Actualmente la única universidad que ofrece carreras universitarias específicas en acuicultura es la USAC, que tiene el CEMA (Centro de Estudios del Mar y Acuicultura), el cual ofrece las carreras de Técnico universitario en Acuicultura, Licenciatura en Recursos hidrobiológicos y Maestría en Ciencias Marinas y Costeras con Énfasis en Gestión Integrada de Zonas Costeras. A pesar de ser programas interesantes, son insuficientes si se pretende desarrollar a profundidad esta industria, la cual estoy seguro de que requiere mano de obra calificada, no solo para puestos operativos, sino que también para investigación y desarrollo. En Chile, por ejemplo, la oferta académica de carreras relacionadas con la industria acuícola es muy extensa y abarca desde pregrado hasta programas de doctorado (indispensables para investigación y desarrollo).
Subproductos y desperdicios. La explotación de subproductos y desperdicios para generar ingresos adicionales se ha vuelto un factor cada vez más relevante en el éxito de distintas industrias. Este puede ser el caso. Al ser el camarón y la tilapia fuentes ricas en proteínas y aminoácidos, se puede aprovechar el desperdicio (animales que no dan peso o talla, por ejemplo) en las granjas y las plantas procesadoras para extraer la proteína por procesos industriales de hidrolización (hidrólisis enzimática) para que la misma pueda ser utilizada como ingrediente en distintas industrias, como cosméticos, alimentación animal o inclusive alimentación humana. Para lograr este tipo de sofisticación en el reproceso, se necesita de mano de obra altamente calificada para la investigación y desarrollo, así como para la operación de este tipo de proceso industrial.
Creo que en un momento como el que atraviesa actualmente la industria acuícola nacional, es indispensable la colaboración del sector privado, junto con la academia y con el gobierno para desarrollar e implementar soluciones como más programas académicos, centros de investigación y desarrollo e inversiones para plantas de reproceso financiadas por fuentes como el Banco Mundial, BID o incluso USAID (como incentivo para reducir la migración irregular) que no solo ayuden a pasar la crisis, sino que la industria salga fortalecida y pueda convertirse en uno de los pilares para el desarrollo económico y social del país, de la misma forma en que ha sido para Chile la industria del salmón.