Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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La conclusión clara e incontestable de esta primera vuelta de las elecciones 2023 fue un rotundo RECHAZO al sistema actual. Rechazo total. Los números hablan por sí solos.

40% de abstencionismo, 17% de votos nulos (casi dos puntos porcentuales por encima de la candidata Sandra Torres, líder de la primera vuelta) y 7% de votos en blanco para elegir presidente y vicepresidente. 2 de cada 3 guatemaltecos RECHAZAMOS el sistema actual. La presidenta del TSE hizo un burdo intento de minimizar este inédito fenómeno, esgrimiendo que existían muchos motivos por los cuales se podían anular los votos. En realidad, es muy simple explicarlo: en las cuatro elecciones previas, los votos nulos oscilaron entre 100 y 150 mil. En las actuales alcanzaron los 965 mil; 6 veces más. No se puede tapar el sol con un dedo repitiendo una narrativa dictada desde la Casa Presidencial.

En el caso del Parlacén, el porcentaje de votos nulos sube a casi 23% y en blanco cerca del 12%. 3 de cada 4 guatemaltecos RECHAZAMOS también el Parlacén. ¿Que están esperando los gobernantes para sacar a Guatemala de ese cuchitril de impunidad?

Para la municipalidad capitalina, 7 de cada 8 vecinos queremos fuera a la administración actual. La candidata Sandra Torres disminuyó en un 21% su caudal de votos, casi 250 mil menos que en 2019.

El partido de gobierno dice que fue un éxito alcanzar 131 alcaldías (el 38%) y 39 diputaciones (el 24%). Lo que callan, es que la gran mayoría de estos alcaldes y diputados (en gran parte tránsfugas) dieron su lealtad al Listado Geográfico de Obras, no al presidente. Es muy fácil corroborarlo, los votos que obtuvieron estos funcionarios, alcaldes y diputados, no se tradujeron en votos para el candidato oficial, como ellos esperaban. Y como el partido de gobierno no va a tener control del presupuesto del próximo año, en adelante, veo muy difícil que a partir de 2024 se mantengan estas alianzas, que se cimentaron con fondos públicos y que no conocen más lealtad que al billete (si llega a la presidencia la candidata de la UNE, seguramente un gran porcentaje de estos “leales” alcaldes y diputados se convertirán al verde esperanza, por no decir el verde quetzal).

Lo acontecido el domingo 25 de junio debe llamar a una profunda reflexión a los políticos, a los dirigentes empresariales, académicos y a la sociedad en general. Fue una genuina expresión de hartazgo de la ciudadanía, quienes, de forma silenciosa pero contundente, estamos exigiendo un cambio de sistema. Ignorar esta realidad únicamente denotaría ablepsia.

El camino por recorrer para lograr una transformación real del sistema es largo, lleno de escollos y de trampas (y tramposos). Sandra Torres sabe moverse en esas aguas. Bernardo Arévalo no, y su posición me recuerda mucho a la de Jorge Serrano en 1991 cuando tomó posesión: un presidente neófito y arrogante frente a un congreso dividido y corrupto. Al presidenciable de Semilla le puede ocurrir exactamente lo mismo, si llega a la presidencia. Y con la candidata de la UNE tendremos más de lo mismo. Falta trecho por recorrer.

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