Emilio Matta Saravia
El denso tráfico vehicular, no solo en la ciudad capital, sino que en sus municipios aledaños es un problema con el que los guatemaltecos hemos convivido durante décadas. Las autoridades municipales han sido incapaces de diseñar e implementar soluciones. Todo lo contrario, han hecho más de lo mismo.
Desde 1986, es decir, desde hace casi 4 décadas, la ciudad capital ha tenido 4 alcaldes (cuando Arzú y Berger se tiraron a la presidencia sus vicealcaldes tomaron posesión del cargo por aproximadamente 6 meses, por lo que no los tomó en cuenta): Álvaro Arzú, Óscar Berger, Fritz García-Gallont y Ricardo Quiñónez. Todos de partidos afines y todos, sin excepción, han dedicado sus cuantiosos recursos a hacer pasos a desnivel y a maquillar la ciudad. Y digo cuantiosos recursos, porque a partir de la Constitución de 1986, un porcentaje del Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado debe trasladarse a las municipalidades, en proporción a su población censada. Antes de 1986, las municipalidades contaban con muy pocos, poquísimos recursos para hacer frente a sus problemas.
Los 4 alcaldes mencionados no fueron capaces de entender el problema del tráfico, mucho menos de cómo solucionarlo. Recuerdo que García-Gallont en sus letanías indicaba que el parque vehicular se incrementaba en 10% anual, quizás sin estar consciente de que ese es precisamente la raíz del problema del tráfico. Esta ciudad está diseñada para que una persona ingrese y se transporte en la misma en un vehículo particular, sea carro o motocicleta, no a pie, mucho menos en transporte público. Por eso el parque vehicular aumenta en una proporción muchísimo mayor al incremento de la cinta asfáltica, tanto para ingresar a la ciudad como para transportarse dentro de la misma. El resultado es obvio, año con año hay más tráfico.
Lo más cercano a una solución fue el Transmetro, el cual ha sido poco funcional debido a dos temas fundamentales: su diseño fue exclusivamente pensado para uso dentro de la ciudad capital, no para traer personas desde los municipios, y desde su implementación en la Aguilar Batres, redujo de un 33% a un 50% las calles y avenidas por donde transita (que son algunas de las principales de la ciudad), agudizando el tráfico.
Ciudades como Santiago de Chile, por ejemplo, tienen 6 o 7 líneas de metro subterráneo que funcionan muy eficientemente, incluso Valparaíso y Viña del Mar cuentan con una línea de metro. También la ciudad de Panamá cuenta con un metro que llega hasta su moderno aeropuerto, ubicado a 20 kilómetros del centro de la ciudad capital.
Para darle una solución al problema del tráfico en Guatemala, se debe iniciar constituyendo un Distrito Metropolitano que incluya a las municipalidades de Villa Nueva, Amatitlán, Mixco, Santa Catarina Pinula, San José Pinula, Fraijanes, entre otras, junto con la de Guatemala, para que las decisiones se tomen considerando todo el Distrito Metropolitano y no a cada comuna por separado. Después de ello, diseñar e implementar medios de transporte colectivo que transiten continuamente desde dichos municipios hasta distribuidores ubicados en los extremos de la ciudad capital, desde donde se distribuyan, también en transportes colectivos, hacia los distintos puntos dentro de la capital.
En mi opinión, el cacareado aerometro de la Roosevelt es una quimera, por cantidad de personas que puede transportar y por la cadencia que proponen. Es impostergable la construcción de un metro subterráneo de norte a sur y de este a oeste si queremos que algún día se reduzca, no incremente, el tráfico vehicular en Guatemala.