Emilio Matta Saravia
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Este es el “año de los logros”, reza la abultada propaganda oficial en medios de comunicación.  A donde uno vaya, se topa con vallas promocionando la muy desgastada imagen del gobernante, al igual que en la televisión y la radio.  Supongo que en redes sociales pasa lo mismo.  Todo es parte de un plan.

Las conclusiones de la visita del FMI al país no son casuales.  Cambiando algunas palabras, la narrativa del jefe de la misión del Fondo Monetario Internacional, que finalizó su “visita de trabajo” en nuestro país el pasado 8 de abril, sigue al pie de la letra la propaganda oficial: crecimiento económico “vigoroso” gracias a las “rápidas acciones” adoptadas por el gobierno durante la pandemia e inflación “contenida”.  Los supuestos técnicos del FMI fueron incapaces de relacionar, menos aún dimensionar, el impacto que el incremento de las remesas familiares tuvo en el crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica de Guatemala durante el 2021 y lo que va del 2022.  Es más, las torpes declaraciones del tecnócrata de marras hacen ver al enorme flujo de remesas como un factor endógeno (interno), no exógeno (externo) de la economía guatemalteca.  Para poner la tapa al pomo, al sugerir que se deben “poder actualizar indicadores sociales” como la malnutrición de la población, abrieron la puerta a este gobierno para actualizar (más bien manipular) información, como se hace con los indicadores económicos, y puedan presentar como un “logro” más una supuesta reducción de la desnutrición crónica infantil.  Ya sabemos cómo se manejan las estadísticas oficiales.

Tampoco es casualidad la aprobación a marchas forzadas de un préstamo de 500 millones de dólares con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), que es una subsidiaria del Banco Mundial, para una supuesta respuesta y reconstrucción ante la crisis en Guatemala.  Aunque el ministro de Finanzas Públicas compareció ante los jefes de bloque del Congreso para “explicar” que se trata de una “sustitución de deuda” con mejores condiciones, la realidad apunta a que no se sustituirá ninguna deuda, sino que los fondos se destinarán para hacer obra clientelar, es decir, otorgar licitaciones a constructoras de diputados y alcaldes, y poder así alardear y hacer campaña anticipada de “logros” en obra pública, como dicta la propaganda oficial.

El Ejecutivo controla casi todas las instituciones en Guatemala: el Congreso, la CSJ, la CC, el TSE, la CGC y el MP.  En cada una de estas instituciones el oficialismo tiene alfiles dispuestos a cumplir instrucciones.  Reviste especial importancia en el plan el Tribunal Supremo Electoral, cuyos integrantes desde ya vigilan y sancionan a candidatos que puedan ser molestos para las aspiraciones oficiales.  Esta “institución” seguramente no permitirá que candidatos no afines al oficialismo con opciones de llegar a la presidencia, participen en las próximas elecciones.

A Alejandro Giammattei le tomó más de 12 años, es decir, participó en 4 campañas presidenciales para poder llegar a ser presidente de la República.  Le tocó, durante la mitad de su mandato presidencial, una pandemia que provocó una crisis mundial, no solo de salud, sino también de desabastecimiento en las cadenas de suministros e inflación.  El plan es continuar a toda costa en el poder, directa o indirectamente, para recuperar lo perdido por la pandemia.  La propaganda oficial promocionando los “logros” del actual gobierno, será el vehículo para lograrlo.

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