Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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Las remesas familiares son la principal fuente de crecimiento económico en Guatemala, además de brindar estabilidad macroeconómica, principalmente en materia cambiaria.  De hecho, los esfuerzos del Banguat han ido en dirección contraria.  Me explico.

Resultan absurdas las afirmaciones oficiales que desde el año pasado han minimizado la inflación derivada de los incrementos en precios internacionales de la mayoría de materias primas, entre ellos los hidrocarburos (los precios del petróleo se incrementaron en más de 50% durante el 2021, por mencionar el más relevante).  Las “fuentes oficiales” revelan una lamentable falta de análisis técnico y, peor aún, un servil sometimiento a los caprichos de quien dirige los destinos de Guatemala.

La inflación mundial es una realidad, y las “fuentes oficiales”, en vez de buscar maneras de ocultársela a la población, deberían afrontarlas con la seriedad que se merece y tomar las medidas pertinentes.  Mantener irrealmente el tipo de cambio en Q7.70 por un dólar por medio del mecanismo de acumulación de reservas internacionales, es el primer error que cometen las autoridades.  Para explicarlo de forma resumida, el Banguat lleva comprados este año cuatro dólares por cada dólar en que debe aplicar la regla de participación.   Si dejaran de comprar los aproximadamente 45 millones de dólares semanales que compran para “estabilizar” el tipo de cambio, el mismo tendría una reducción sumamente importante (con el consiguiente impacto en los precios de bienes importados).

El segundo error oficialista y de sus adláteres fue rechazar la propuesta de suspender el impuesto sobre la distribución de petróleo, cuyos réditos son en beneficio de un pequeño grupo de esquiladores del erario y no de la población en general.  Con esta medida, veríamos una reducción significativa en los precios de la gasolina, el diésel, derivados de petróleo, así como de bienes importados como el trigo, maíz y otros granos básicos que ayudarían a paliar los efectos de la inflación provocada por los incrementos de precios a nivel mundial de la mayoría de las materias primas, aunado al aumento provocado por la invasión de Rusia a Ucrania.

En vez de utilizar fondos públicos para celebrar, con actos cínicos y anodinos, la inexistente declaración de Guatemala como capital pro vida de iberoamericano (derecho garantizado plenamente en la Constitución Política de la República de Guatemala, en su artículo tercero), el mandatario, su equipo e invitados como los parlamentarios y miembros del gobierno que fueron a “lucirse” en semejante despropósito, deberían de estudiar, de forma técnica, los efectos que causan en el nivel general de precios la errada política cambiaria diseñada para que un muy reducido grupo de personas lucre con la misma.

Quienes supuestamente predican y profesan las ideas libertarias y de libre mercado deberían alzar sus voces (que tienen su peso) para hacer estas sencillas propuestas en materia económica, cambiaria y fiscal, que reducirían el ritmo inflacionario real del país.  Parece que prefieren dedicarse a leer las babosadas que publican las “fuentes oficiales”.

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