Emilio Matta Saravia
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En varias entregas anteriores he resaltado la importancia de las remesas familiares en la economía, desde la perspectiva del crecimiento económico. Sostengo que son las remesas el principal driver que frenó el decrecimiento de la economía provocado por la pandemia en 2020 y que ha impulsado la recuperación económica en 2021. Esto sin restarle mérito al sector empresarial, que también ha jugado un papel importante, no se discute. Pero sí es justo reconocer el papel protagónico de las remesas en la economía, ya que el presidente Giammattei ha sido incapaz de hacerlo. Todavía cree que semejante mérito es de él. Así es de arrogante.
En la entrega de hoy entraré a analizar también la forma en que las remesas han contribuido a disminuir el ritmo inflacionario y cómo es que el Banco de Guatemala (BANGUAT), por una modificación realizada en las reglas de participación de dicha entidad en el mercado cambiario a la que le llaman “mecanismo de acumulación de reservas monetarias internacionales”, ha entrado a incidir en la tendencia del tipo de cambio para mantenerlo artificialmente en un rango de Q7.70 a Q7.75 por dólar, cuando en realidad el mismo debería ser mucho menor a los niveles que se encuentra hoy día.
Hasta 2018, existía una regla que permitía al BANGUAT comprar o vender dólares cuando el tipo de cambio tenía movimientos importantes al alza o a la baja, sin modificar su tendencia. Sin embargo, debido principalmente al incremento de las remesas internacionales, dicha regla se modificó permitiendo que el Banco Central pudiera ingresar a vender o comprar más dólares de los que dicha regla dictaba, pudiendo así modificar discrecionalmente la tendencia del tipo de cambio. En 2020, las remesas sumaron 11,340 millones de dólares y las exportaciones 11,101 millones de dólares, sumando 22,441 millones de dólares, en otras palabras, la oferta de divisas. Para el mismo año, las importaciones, o la demanda de divisas, fue de 18,206 millones de dólares. La oferta fue mayor a la demanda por 4,235 millones de dólares. La regla permitía al BANGUAT comprar únicamente 1,777 millones de dólares, pero bajo el mecanismo de acumulación de reservas monetarias internacionales, compraron 734 millones de dólares adicionales, creando una demanda artificial de dólares. Al mes de septiembre de 2021 las remesas familiares sumaban 11,008 millones de dólares y las exportaciones 10,062 millones de dólares, totalizando entre ambos 21,070 millones de dólares, mientras que las importaciones sumaban tan solo 18,890 millones de dólares, por lo que otra vez la oferta superaba a la demanda por 2,180 millones de dólares. La regla de participación permitía comprar únicamente 571 millones de dólares, sin embargo, el BANGUAT lleva comprados más de 2 mil millones de dólares, o sea, 1,443 millones de dólares demandados artificialmente por el Banco Central. En ambos casos ha habido una clara intervención para modificar la tendencia a la baja que tendría el tipo de cambio sin la intervención del BANGUAT.
No está de más decir que sin el concurso de las remesas en la economía, el tipo de cambio sería muchísimo mayor al actual, ya que las importaciones superan ampliamente a las exportaciones (casi las duplican), por lo que veríamos una devaluación con consecuencias inflacionarias en el corto plazo. Esto no sucede por la cantidad de remesas que ingresan diariamente al país.
Al intervenir arbitrariamente sobre el tipo de cambio, se crea una demanda artificial que no existe y provoca un tipo de cambio mayor. Antes de ofrecer populistamente un subsidio por el alza del gas propano, el Ejecutivo y el Congreso deberían retirar el mecanismo de “acumulación de reservas monetarias internacionales”, con lo que bajaría el tipo de cambio y por ende de los precios de los derivados del petróleo (gasolina, diésel y gas propano), que son importados.