Emilio Matta Saravia
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El presidente Alejandro Giammattei, en una actitud que lo retrata de pies a cabeza por su pasividad ante el incremento de casos de COVID-19 y su manifiesta incapacidad para conseguir vacunas, no duda en tirar de cabeza cobardemente a su Ministra de Salud endosándole a ella (como ya lo había hecho antes con la ciudadanía en general) la responsabilidad de la falta de vacunas y de la atención a la pandemia.
Le tomó a Giammattei 4 candidaturas para llegar a ser presidente de Guatemala, pero su ego y su vanidad le impidieron entender que él no alcanzó la presidencia por el liderazgo que cree tener (nos ha demostrado en múltiples ocasiones que no lo tiene), sino por el rechazo de las clases medias urbanas a la candidatura de Sandra Torres.
El presidente es totalmente responsable de la crisis que actualmente tiene Guatemala, no sólo por desentenderse por completo del tema de la pandemia, sino que por la terquedad de no querer elaborar una ley de exención de responsabilidad para la adquisición de vacunas (y que además en todos los países del mundo las estaban promulgando para poder iniciar sus negociaciones con las farmacéuticas a tiempo) y además por recomendar la compra de las 8 millones de vacunas Sputnik V (negocio que apesta a corrupción, pese a las declaraciones del embajador ruso). Esta falta de pericia y de visión del mandatario ha provocado que el gobierno no pudiera negociar con otras casas farmacéuticas y esté atado a la negociación con la entidad rusa Human Vaccine LLC, con las consecuencias que ya conocemos: no hay vacunas y ahora dependemos de las donaciones de los países amigos más que de las vacunas compradas y pagadas a Rusia.
Al no funcionarle la estrategia, Giammattei se ha dedicado a echarle la culpa de la falta de vacunas al mecanismo COVAX y al acaparamiento de vacunas por los países ricos. Sin embargo, la realidad es que Guatemala ha recibido más vacunas de COVAX y de donaciones de otros países, que las que ya le compró y pagó a los rusos. Para que fuera viable la estrategia de endilgarle la responsabilidad de la pandemia al ciudadano, era indispensable vacunar a la mayor parte de la población lo antes posible, evitando así la saturación del deficiente sistema hospitalario nacional. La crítica situación que vive Guatemala en este momento: el incremento de casos de COVID-19 y los hospitales rebasados en su capacidad, es una consecuencia directa de no haber vacunado a la población. Claro que, según Giammattei, no es su culpa que los ciudadanos no se vacunen y que no tengamos vacunas, ya que durante el año y medio que ha gobernado, nos ha dado cátedra de cómo echarle la culpa a los demás.
Todo apunta a una cobarde decisión: tirar a la Ministra de Salud (y probablemente al de Relaciones Exteriores) de cabeza por el contrato que se firmó con los rusos, pero que tiene su origen en la mismísima presidencia, que ahora hace todo lo posible por esconderse de la opinión pública para intentar capear el temporal de un creciente grupo de personas, en redes sociales y en medios escritos, que ya estamos HARTOS de tanto robo, de tanta corrupción y de tanta indolencia, y que ahora le pedimos QUE RENUNCIE.