Edith González

hedithgonzalezm@gmail.com

Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Como todo pasa, pasó el día de la patria y ya. Lo dejamos atrás y continuamos con nuestra vida.

Sin embargo, además de comentar del inmenso grupo de personas que fueron a traer el fuego patrio y caminar o corrieron con la antorcha manteniendo una tradición, de la que posiblemente no conozcan sus orígenes, porque ya sabemos que eso no es materia de estudio, por lo tanto, no se comenta.

Yo sí quiero comentar sobre una situación que se vio poco el año pasado, pero que este año traspaso los límites de la cortesía, del buen vecino.

Y es que por todos lados se vio gente tirando bolsas de agua, no parecía que fuera con afán de servir sino de agredir. Hubo personas golpeadas en la cara con una bolsa de agua que alguien tiró, seguramente sintiendo mucha alegría al hacerlo.

Pero sobre todo dos situaciones fueron realmente lamentables. El tirarle a los marchistas de la antorcha bolsas con orines, por lo que a más de alguno ya no le quedaron ganas de continuar con esta tradición.

Y la otra fue la agresión que recibieron policías nacionales y municipales que se mantenían en el lugar o en el recorrido para guardar el orden, pero fueron claramente agredidos con bolsas de agua, por un lado, y agua de las bolsas claramente con el deseo de mojarles, mientras los hechores circulaban en autobuses.

Eso no vale. No es gracioso y solo lastima a quienes nos sirven y protegen.

Por otra parte, es digno de comentar tanto el discurso del presidente Bernardo Arévalo, muy serio, claro y contundente, así como la enorme cantidad de personas que se reunieron en la plaza central para ver izar nuestra bandera azul y blanco y cantar el himno nacional.

Además de ver a los cadetes marchar y la enorme cantidad de escolares que este año participó de la actividad, que se llevó a cabo de manera ordenada y sin traspiés. Tal y como ocurría a mediados del siglo pasado cuando mi padre Daniel González Arévalo nos llevaba a dicha actividad.

Quizás el año entrante adornemos el frente de nuestras casas y hagamos un pequeño altar cívico, como hace mucho se acostumbraba y si lo hacemos para Navidad.

La patria es de todos y la celebración de su cumpleaños corre igualmente para todos.

Gracias a todos los participantes en las celebraciones patrias, en los colegios, escuelas e instituciones, desde la casa o en la calle.

Ahora que está fresca aún esa emoción de la participación les invito a leer algún libro que les cuente hechos históricos para conocer más de su país y su gente. Para participar el próximo año con más alma, corazón y vida por la patria. Y defenderla de personas que buscan el puesto para convertirse en nuevos ricos, no importa si el puente que se acaba de inaugurar ya se cayó. O si el pueblo se inundó.

Y el agua corrió entre los muebles de sala y comedor, porque se sigue construyendo sin pensar que el desagüe fue creado para cierto número de casas, y ahora debe llevar el agua de los apartamentos.

Tal como las biobardas, una idea sencilla, pero genial, para detener la basura permitiendo que el agua corra libre. Pero quizás los siguientes ministros, incluyendo al actual, podrían asesorarse con su pareja, quien les dirá que no pueden echar más pozos de café antes de tirar lo que está allí.

O sea, más claramente necesitamos que se lo tomen en serio y así como se dan a la tarea de limpiar las playas es necesario limpiar las biobardas que ya fueron rebasadas por la basura.

Se necesita ingenio y un poco de trabajo para dejarlas limpias, esperamos pronto tener la noticia. Eso también es hacer patria.

 

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