“Participar en actividades diarias como realizar los quehaceres domésticos, visitar a familiares y amigos, salir a caminar, o hacer ejercicio reduce considerablemente el riesgo de demencia en personas mayores.”
Las investigaciones han dado por resultado que mientras el cuerpo se ejercita la mente realiza conexiones y entre más conexiones realice más vivo, lúcido y activo estará el cerebro y mejor salud mental tendremos.
En un dos por uno nos ejercitamos físicamente, ayudamos a nuestro cuerpo a estar activo, flexible, a respirar mejor y hasta ponernos en forma mejorando nuestra salud física, a la vez que le damos un regalo a la salud mental, previendo o deteniendo el estrés, y encontrando salud emocional para llegar al bienestar.
El tiempo pasa factura, decían las abuelas, y efectivamente el cuerpo, se transforma, se energiza y luego hacia los 40 años inicia el retorno, perdemos masa muscular y empezamos a “comportarnos como adultos”, ya no corremos, no armamos rompecabezas y ahora ya casi ni leemos. Muchos graduados universitarios no continúan aprendiendo, ni tienen una afición.
Es como que descender de lo alto de la cima sin piedras en el camino que nos detengan vamos en caída libre a presentar problemas de demencia, una aterradora condición que roba lentamente la independencia, afecta las habilidades cognitivas y luego apaga la memoria y funciones cerebrales cruciales.
Y como pese a tantas investigaciones y estudios no existe una cura para la demencia, lo que se recomienda es centrarse en la prevención en lugar del tratamiento. Actualmente, los científicos creen que la demencia ocurre cuando muchos factores, como, altos niveles de estrés, inflamación, mala nutrición, soledad e inactividad, chocan. Por lo que permanecer activo en la vida diaria produce un impacto positivo bastante impresionante.
Pruebas científicas nos las dio una publicación en la revista Neurology, que basó los resultados en datos autoinformados de 501,376 participantes del Biobanco del Reino Unido.
La mayoría de las personas eran adultos mayores con una edad promedio de 56 años. Los participantes completaron cuestionarios regulares en los que informaron con qué frecuencia hacían ejercicio, completaban las tareas diarias y visitaban a familiares o amigos. Al comienzo del estudio, ninguno de los participantes presentaba síntomas de demencia. Luego del seguimiento y nueva evaluación 10 años después, los investigadores concluyeron que hay actividades que reducen el riesgo de demencia, como el ejercicio frecuente, realizar tareas domésticas, reunirse con familiares y amigos, todas ellas nos ayudan a encontrar el bienestar físico, psicológico y emocional.
Reconociendo la conexión entre la actividad física y la prevención de la demencia, los científicos creen que la actividad física es beneficiosa para el cerebro porque mejora el flujo sanguíneo en él, reduce los niveles de inflamación, disminuye el riesgo de depresión y mejora la condición cardiovascular.
HAZ EJERCICIO Y MUÉVETE TANTO COMO PUEDAS, VISITA A TUS SERES QUERIDOS, SAL A TOMAR UN CAFÉ CON UN FAMILIAR O UN AMIGO REDUCIRÁ TU RIESGO DE DEMENCIA EN UN TERCIO, AFIRMAN LOS ESTUDIOS.