Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González

Los expertos en la moda han lanzado sus ideas para la temporada. Continuamos con los pantalones raídos con los ruedos caídos sobre los zapatos alcanzando el piso. Las chaquetas grandes muy holgadas y raídas.

Una moda que no tiene nada que ver con la elegancia, sino más bien refleja la situación económica mundial que la pandemia nos ha dejado. En una vida de sobrevivencia en la que pensamos primero en la comida, el pago de los servicios y la vivienda. Así que la ropa mientras nos cierre la blusa aunque los botones se miren ajustados nos la ponemos. Quizás Pronto también se vuelva una tendencia.

Antes llevar la ropa rasgada, era asociada a ser pobre u obrero, pero cuando el rockero y actor estadounidense Iggy Pop los lució en el escenario, los jóvenes enloquecieron y rompieron sus jeans para estar igual que él. Durante los 80 no faltaron en los looks de Madona, y en los 90 asociados a Kurt Cobain y al hip hop.

Y ahora parte de la tendencia en el vestir, seguiremos viendo en las calles e incluso en actividades sociales a hombres y mujeres jóvenes y no tanto, lucir sus jeans rasgados

Para las personas que ubicamos nuestro nacimiento pasada la mitad del siglo XX adoptamos una manera de vestir basada en las posibilidades de adquirir cada quien ciertas prendas, cuyo porte exigía básicamente que aparecieran limpias, bien planchadas y si fuera necesario zurcidas.

Luego surgieron las generaciones de rebeldes, a quienes no les importaba andar planchados, ni despeinados.

Durante la etapa en que todavía se podía jugar en las calles, estábamos obligados a cuidar los zapatos y los pantalones. Esto representaba un dolor de cabeza para los padres de familia, si cuando los niños regresaban de jugar traían las suelas de los zapatos pidiendo auxilio, ya se necesitaba ir con el zapatero, o a la tienda a comprar unos nuevos.

En el caso de los pantalones, ya fueran de mezclilla o de otra tela, la preocupación era que no regresaras a casa con las rodillas rotas o raspadas. Después de la correspondiente reprimenda, la mamá se preocupaba por zurcir los pantalones, o de plano reforzarlos con un parche –casi siempre de la misma tela-. De otra manera –explicaba la madre-, la gente va a pensar que eres un pordiosero. Con el tiempo, para facilitar el trabajo de las amas de casa, salieron al mercado los “parches adheribles”, que se pegaban con una plancha caliente.

Parecía una época difícil, tanto para los deportistas callejeros, como para los padres responsables de esos infantes. Al final de cuentas nadie se fijaba en los parches, ni en las “medias suelas” o el reencauchado de los zapatos.

Acercándonos a un análisis más concienzudo acerca de los pantalones rotos, pero zurcidos o parchados, se puede agregar que, el uso de los “jeans” fue en sus inicios como ropa de trabajo rudo, por lo resistente y la comodidad que proporcionaba la mezclilla.

El estilo desalineado parece expresar o mostrar rebeldía ante todo lo establecido: Los rotos van a seguir en tendencia, lo que va a cambiar es qué tan roto va a estar; creo que los rotos de las rodillas y los rasgados son los que van a mantenerse, y los deshilados se afianzarán.

Así que ahora las madres tendrán menos preocupaciones por zurcir y planchar la ropa, un alivio en esta época en que además de trabajar fuera de casa debe hacérsele frente al tráfico, y el tiempo ya no alcanza para compartir con la familia.

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