Edith González
El conocimiento humano continúa sorprendiéndonos así como los procesos de memoria.
María Laura Luzzolino
En los 70’s un grupo de psicólogos cognitivo observó un fenómeno en una prueba de vocabulario. Los sujetos investigados recordaban con mayor eficacia palabras que ellos mismos habían generado, en contraste con aquellas que eran leídas en una página. Concluyendo que puede almacenarse más información cuando esta es generada activamente, en contra posición de la que ingresa a través de nuestros sentidos.
Dando paso al efecto generación que describe que, la información que nuestra memoria codifique será almacenada con mayor eficiencia y recuperada más rápidamente si la hemos generado nosotros mismos. Este se da debido a que en la producción de información cerebralmente se activa una mayor red de significados haciendo que la información generada logre un almacenamiento, más profundo que aquella que incorporamos a través de nuestros sentidos y deseamos retener.
El efecto generación y su descubrimiento han abierto la posibilidad de tomar ventaja para aprovechar los “trucos” de la mente humana a nuestro favor, al conocer que cuando la información es generada por nosotros mismos, será más fácilmente almacenada y recuperada.
Se han realizado numerosas investigaciones en torno a este efecto y la producción de falsas memorias, pero no hay información que este podría ser la causa de la generación de recuerdos inexistentes, que han sido inventados, aunque la interrogante sigue abierta, y es una cuestión que los psicólogos cognitivos dedicados al estudio de la memoria humana siguen intentando dilucidar.
Pero si debemos recordar algo importante o, incluso, estudiar para un examen, lo mejor que podremos hacer será tomar la información y reformularla. Usar palabras que nos resulten familiares para poder descomponer la información que necesitamos recordar, y elaborarla como si la estuviéramos diciendo.
El efecto generación evidencia que estudiar será más fácil si utilizamos nuestro propio lenguaje. Entonces estaremos, literalmente, adueñándonos de los textos y dándoles nuestra propia personalidad. Así, con términos que ya conocemos y usamos en la vida cotidiana, lograremos activar una mayor cantidad de redes de significado a nivel cerebral, y esto nos permitirá “guardar” de forma más efectiva la información.
El efecto generación explica que las memorias que nosotros generamos son más fácilmente recordadas. La memoria es una función cerebral. Su función principal es el almacenamiento y recuperación de la información.
“La memoria se puede definir como la capacidad del cerebro de retener información y recuperarla voluntariamente. Esta capacidad nos permite recordar hechos, ideas, sensaciones, relaciones entre conceptos y todo tipo de estímulos que ocurrieron en el pasado.
No podemos localizar los recuerdos en un punto concreto del cerebro, porque implica una gran cantidad de áreas cerebrales. Y es precisamente la memoria la función cognitiva más afectada con la edad. Pero igual puede ser entrenada mediante estimulación cognitiva y diversos tipos de juegos mentales. Por ello es importante que aprendamos a mantenerla activa, con ejercitación como juegos de sudoku, crucigramas, sopas de letras, e incluso la lectura diaria. Así como el ejercicio físico, el descanso, sueño reparador y una buena y sana alimentación.
La memoria es tan necesaria como compleja de comprender. Es un proceso importantísimo para el desarrollo de la vida de una persona que nos permite almacenar conocimientos diversos. Podemos recordar informaciones sencillas pero muy útiles para la vida diaria como dónde vivimos, cómo llegar al trabajo, nuestro nombre y el de nuestros seres queridos.
La memoria nos permite mantener una atención sostenida para seguir el hilo de una película o de una conversación, y también recordar procedimientos como leer, escribir, caminar, hacer cuentas, elaborar nuestra comida y hasta lavar nuestros dientes.
EJERCITAR LA MEMORIA A DIARIO ES UN BUEN CONSEJO A SEGUIR.