El actual escenario político–social que tenemos enfrente hace prever que, tarde o temprano, se darán importantes cambios. Cambios que tendrán trascendencia en la dinámica en la cual estamos acostumbrados a funcionar y que se darán a partir de los principales vacíos que connotan nuestra actual capacidad -o incapacidad- nacional de articularnos como un organismo con necesidades específicas y formas particulares de visualizar/imaginar el estado o situación futura que desea alcanzar.
Indudablemente, este es un tema cuyo desarrollo teórico requiere de investigación seria y sustentada. Pero no está demás alimentarla con las percepciones que pueden provenir de diferentes observadores. Percepciones que podrían abrir ventanas de interés para incursionar en análisis con fundamento científico. Por parte de scientistas en la sociología o en las ciencias políticas, por ejemplo.
Un ámbito que llama particularmente mi atención es el del “surgimiento” de los nuevos liderazgos que se necesitan. Claro está que no será de un día para otro que dejen de funcionar esas neuronas en la cabeza de tanto pseudo líder que, muchas veces sin ninguna mala fe, creen desde su tierna infancia en las barruntadas de sus amorosas tías y abuelas presagiando que serán los futuros presidentes de la nación … (presagios inspirados en sus dotes para el manejo del verbo y sus capacidades para gritar más fuerte que los demás, por ejemplo…). Claro está que tampoco desaparecerán por arte de magia aquellos que -esos sí, de mala fe- organizan partidos o similares para ser los jefes en la práctica de una política entendida como negocio…
Si, como ciudadanía en general, esperamos que la nueva gestión gubernamental contribuya de manera significativa a encauzar la nación por el rumbo que la mayoría esperamos, es necesario que los diferentes movimientos sociales tengan claridad sobre a) la “situación-objetivo” que se debe perseguir como aspiración básica a nivel nacional y b) saber actuar de forma racional como grupos organizados para no restar si no que para lograr sumar esfuerzos entre sí.
En ese escenario, lo que se irá tornando claro es que ninguno de esos modelos tradicionales de erguir liderazgos podrá seguir siendo de utilidad porque no se prestan para llenar el vacío de conducción que ahora se torna evidente. A mi criterio, los líderes impuestos (o autoimpuestos) ya no resultan funcionales en un escenario en el cual se ha revelado que el tipo de liderazgos así surgidos no pueden ser los que dirijan y articulen las pautas de los movimientos sociales del próximo futuro.
Mi percepción es que los líderes del próximo futuro deben ser generados y ungidos por los movimientos mismos bajo criterios espontáneos y naturales como, por ejemplo, el de que son aquellas personas de entre ellos que los movimientos reconocen como sus mejores exponentes o representantes para asumir las diferentes tareas que deben desempeñar. Y esto, por supuesto, dentro de estructuras que permitan que los movimientos no solo sean la suma de sus integrantes, sino que dispongan de cuerpos que puedan hacer análisis y pensar en estrategias, cuanto menos. Al servicio de su conducción, claro está.
Una forma de aclarar un poco más mi anterior percepción puede visualizarse al considerar elementos tan importantes como, por ejemplo, la noción grupal (del movimiento o conglomerado organizado) del tiempo. El tiempo, entendido como el horizonte que se plantean los distintos grupos para alcanzar los fines que persiguen. Un conglomerado, por su idiosincrasia (valores y temperamento propios, por ejemplo), puede tener una esperanza o expectativa temporal para el logro de sus objetivos muy diferente a la de otros de similar naturaleza. Comprende, también, el pensar en velocidades distintas y diferentes maneras de acelerar o ralentizar procesos.
Tema también de trascendental importancia es de la concepción del bienestar y la felicidad. Algo estrechamente vinculado a la concepción de los satisfactores que se pueda buscar y, a concepciones ideológicas y metafísicas que están latentes o son explícitas en los diferentes grupos sociales (y movimientos) y se deberán saber encauzar.
Bueno, son ideas que pasan por mi mente y que puede ser importante considerar. Quizá tan solo para elucubrar pero de un modo tal que nos disponga a pensar en la complejidad de nuestra sociedad y en las tantas cuestiones que están más allá y deberemos ir resolviendo si lo que aspiramos es llegar a ser una nación en la cual quepamos todos de una manera armónica.