Edmundo Enrique Vásquez Paz
La Política Nacional de Cambio Climático (PNCC) de Guatemala está concebida como un instrumento para orientar la acción del Gobierno central, las municipalidades, la sociedad organizada (civil y privada) y la ciudadanía en general hacia la protección, principalmente, de la integridad física de las personas, de la integridad de su patrimonio y de la integridad de los medios de producción ante el desafío de los fenómenos hidrometereológicos extremos derivados del Cambio climático y la Variabilidad del clima.
En términos formales, el Objetivo General de la PNCC está planteado como: “Que el Estado de Guatemala, a través del Gobierno Central, las municipalidades, la sociedad civil organizada y la ciudadanía en general, adopte prácticas de prevención de riesgo, reducción de la vulnerabilidad y mejora de la adaptación al Cambio Climático, y contribuya a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en su territorio, coadyuve a la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y fortalezca su capacidad de incidencia en las negociaciones internacionales de cambio climático”.
La principal característica del enunciado de la PNCC de Guatemala -que la hace única y apropiada para una cultura como la nuestra- reside en el especial desarrollo de dos de sus principales elementos: por un lado, la forma en que se presentan los Objetivos de la Política y, por el otro, la manera en que se presentan los denominados Principios de la Política.
Pensando en cómo facilitar a cada una de las entidades y a todos los ciudadanos el que adopten los Objetivos y los Principios contenidos en el enunciado de política como los principales orientadores o guías de sus propias y particulares acciones, se optó por un diseño más plástico o visual y con una articulación semántica más clara de lo que es el uso tradicional.
Sobre los Objetivos (como Imágenes) y los Principios (como Pautas) de la PNCC
Con el enunciado de los Objetivos de cualquier Política, lo que se pretende es que todos los que deben seguirla reconozcan en él cuál es el rumbo que la autoridad en ejercicio pretende alcanzar y, consecuentemente, lo sigan. En este sentido, es necesario, por un lado, que la autoridad que la enuncia se identifique como tal y, por el otro, que se establezca con claridad quiénes son los principales destinatarios de ella. La Política Nacional de Cambio Climático, sancionada como Acuerdo Gubernativo 329- 2009, lo deja establecido con precisión (Arts. 1 al 4).
Como el propósito de cualquier política pública es que toda la institucionalidad y las diferentes personas (particulares o jurídicas) actúen en el mismo sentido -sin importar en qué ámbito se desempeñen-, es necesario que cada uno reconozca que existen espacios para su propia y particular contribución en ese empeño; empeño que debe ser de todos. Por esta razón, en el enunciado de la PNCC se optó por presentar los Objetivos como imágenes de fácil comprensión.
La actual PNCC define Imágenes-Objetivo para tres grandes Áreas de Incidencia de la Política, a saber: 1. el desarrollo de Capacidades Nacionales y la Transferencia de Tecnología; 2. la Reducción de la Vulnerabilidad y el Mejoramiento de la Adaptación al Cambio Climático en Sectores clave de la Sociedad; y 3. la Mitigación de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero.
Las Imágenes-Objetivo logradas, permiten visualizar escenas colectivas y facilitan que la mayoría de los actores puedan verse (imaginarse) a sí mismos participando y contribuyendo a su alcance.
De manera puntual, en la PNCC se describen las siguientes Imágenes-Objetivo para las anteriormente mencionadas Áreas de Incidencia:
1.a. la Generación y la Transferencia de Tecnología y Conocimiento,
1.b. las Prácticas Productivas Apropiadas,
1.c. las Capacidades Nacionales en Cambio Climático y la Coordinación Interinstitucional,
1.d. la Educación y la Sensibilización,
1.e. la participación de los Pueblos Indígenas en la implementación de la PNCC,
1.f. el Ordenamiento Territorial para la Adaptación y la Mitigación,
1.g. la Gestión de Riesgo y la Adaptación.
2.a. la Salud Humana,
2.b. la Agricultura, la Ganadería y la Seguridad Alimentaria,
2.c. los Recursos Forestales,
2.d. la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos,
2.e. la Conservación y Gestión de Ecosistemas,
2.f. la Calidad de la Infraestructura,
3.a. la Mitigación del Cambio Climático,
3.b. la Producción y Consumo de Energía aprovechando los Recursos Naturales Renovables,
3.c. el Aprovechamiento de los Recursos Forestales
3.d. El Manejo de Desechos,
3.e. los Mercados de Carbono y
3.f. Mecanismos Innovadores de Financiamiento.
En el caso de cada una de las Imágenes-Objetivo, la descripción básica que se proporciona es suficientemente esclarecedora de la orientación que se persigue. Esto debe considerarse como un logro positivo pues las descripciones constituyen orientaciones suficientes tanto para la ejecución concreta como para la necesaria elaboración de políticas sectoriales más puntuales.
Parte importante del espíritu del enunciado de la actual Política Nacional de CC de Guatemala reside en comunicar la idea de que, para el logro de todos y cada uno de sus objetivos específicos, se necesita del concurso de todos los actores y que, cada uno de ellos, puede encontrar su lugar, esto es: puede encontrar su particular espacio para actuar y para contribuir con su personal esfuerzo, en cada uno de los escenarios.
Por su lado, los Principios aparecen redactados como Pautas -consejos o lineamientos- que puedan servirle a cada uno para saber cómo actuar o desempeñarse mejor en el ámbito de sus correspondientes competencias (ya sea como ministros o rectores sectoriales, como autoridades varias o como personas en general).
No hay que olvidar que es por alguna razón que las políticas públicas se llaman “públicas”; calificativo que no necesariamente se debe apreciar desde la perspectiva de que están destinadas a ser seguidas de manera exclusiva por la institucionalidad gubernamental o pública. Generalmente, se piensa que el desarrollo de cada una de las políticas públicas sectoriales es responsabilidad exclusiva del ministerio encargado de la cartera ministerial implicada, pero esto no es así: si son políticas dirigidas al bienestar nacional -del público, en general-, es lógico que en su justo desarrollo participemos todos. En el desarrollo de cada una de ellas, debe implicarse el total de la institucionalidad gubernamental, los gobiernos locales, las asociaciones de toda índole y la ciudadanía en general. Y, algo que es de suma importancia: ¡esto debe ser de esa manera porque es del interés de todos que lo enunciado suceda! Por eso, entonces y también, la necesidad de saber exigir el cumplimiento por parte de los actores que no lo hagan y saber que no solamente es el sector gubernamental el que falla.
Los Principios o Pautas se dividen en dos grandes categorías: a) aquellos que señalan prohibiciones o prácticas que no se deben dar por parte de ningún actor en ningún ámbito (por ejemplo: “sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas”); y b) las que son directrices u orientaciones para el buen actuar (por ejemplo: “aplicando los estándares más altos recomendados por COGUANOR para la construcción de la obra pública”). Son Pautas que, indudablemente, se formulan a partir del conocimiento especializado de cada sector o tema (el Cambio Climático, en este caso) pero están concebidas y “calibradas” para ser seguidas por todos los actores del escenario nacional y, así, garantizar que cada una y todas las políticas públicas nacionales se verifique adecuadamente.