Edgar Ortiz
La invasión rusa a Ucrania es la peor agresión en suelo europeo desde 1945. No soy versado en la materia, así que me propongo compartir los planteamientos de los expertos. Hoy comparto la posición de John J. Mearsheimer, conocido exponente de la corriente neorrealista de las relaciones internacionales.
En 2014 publicó en Foreign Affairs una pieza titulada “Why the Ukraine Crisis Is the West’s Fault” y ofreció en 2015 una conferencia en Harvard que lleva el mismo título. También se puede encontrar en YouTube una ponencia suya del pasado 2 de marzo en la que comenta la agresión rusa ocurrida hace poco y hay una entrevista en The New Yorker sobre el particular.
Para Mearsheimer, la explicación convencional asegura que todo es culpa de Putin quien, además, tiene ambiciones imperialistas y planea expandir los tentáculos rusos a otros países europeos. Él está en desacuerdo y dice que el problema esencial es que, por su ubicación geográfica, Ucrania es estratégico para Rusia en términos existenciales y de seguridad nacional.
En tal sentido, en la lógica rusa, la influencia occidental en Ucrania supone una amenaza existencial para Rusia y esto explica sus actitudes beligerantes. Considera que hay tres eventos clave. En primer lugar, la expansión de la OTAN hacia el Este. La OTAN, explica el profesor, después de la caída del Muro de Berlín, se expandió hacia el Este. Primero en 1999 cuando ingresan Polonia, República Checa y Hungría y una segunda vez, en 2004, con el ingreso de Estonia, Letonia, Rumanía y Bulgaria.
Para entonces, dice Mearhseimer, Rusia lo vio con malos ojos, pero era demasiado débil para hacer algo. Pero fue en 2008, cuando la OTAN saluda el posible ingreso de Georgia y Ucrania en la alianza que las cosas cambian. Ese mismo año se desata la guerra entre Georgia y Rusia.
El segundo evento, continúa exponiendo el profesor, es la intentona ucraniana de sumarse a la Unión Europea. Esto irrita al kremlin y Víktor Yanukovich, presidente ucraniano y afín a Rusia, termina dando marcha atrás. Esto da lugar al tercer evento importante: para el kremlin las protestas que terminan con el exilio de Yanukovich en 2014 supusieron una amenaza para Rusia dado que Ucrania se convertiría en una “democracia” pro Estados Unidos y pro Occidente.
En tal sentido, la anexión de Crimea ocurre días después de la salida de Yanukovich y los rusos dejan claro que no permitirán bajo ningún motivo que Ucrania se acerque a occidente pues eso supone una amenaza existencial a la seguridad rusa, según Mearsheimer.
Dicho esto, Mearsheimer considera que la lógica rusa es: dado que Ucrania representa una amenaza existencial para Rusia, hará todo lo que esté a su alcance para impedir que Ucrania caiga en la órbita “enemiga”. Él predice que Rusia prevalecerá porque para ellos Ucrania es una cuestión existencial y de seguridad, mientras que para Occidente no.
Mearsheimer predice que Rusia prefiere destruir Ucrania bajo la lógica de “si no puedo tenerlo de mi lado, prefiero destruirlo”. Predice también que las sanciones económicas, aunque brutales, no servirán para doblegar a Rusia que resistirá hasta el final ante una amenaza tan grande para sus intereses.
Mearsheimer recibe varias críticas. En primer lugar, se le critica por no reconocer el derecho de autodeterminación de los ucranianos. Claramente hay una parte importante de la población ucraniana que quiere acercarse a Occidente y los valores de la democracia liberal y alejarse de Rusia. Para Mearsheimer, bajo su prisma neorrealista, eso es moralmente deseable, pero estratégicamente inviable.
Por otra parte, se critica a Mearsheimer bajo la premisa de que no fue la OTAN la que “buscó” extenderse hacia el Este de Europa, sino fueron los países como Polonia, Hungría y demás quienes buscaron y solicitaron unirse a la misma.
Al margen de nuestro acuerdo o desacuerdo con lo expuesto por John J. Mearsheimer, vale la pena explorar su material sobre la crisis en Ucrania para tener elementos que nos ayuden a entender este conflicto.